J.P.R.
La última actualización del calendario vacunal para todas las etapas de la vida pone a disposición del clínico una herramienta clave para mejorar la calidad de vida del paciente crónico y de la población sana. En el mes de diciembre, se incorporaron al calendario nacional aprobado por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial de Salud, la vacuna frente al herpes zoster para adultos, la vacuna frente al meningococo B para lactantes y la vacuna frente al virus del papiloma humano (VPH) en varones adolescentes. En la actualidad, el nuevo calendario incorpora un total de 15 vacunas que previenen enfermedades de alto impacto, con un importante retorno económico para el sistema sanitario. “El calendario sobre el papel, y comparándolo con el resto de los calendarios europeos, está muy bien. Ahora hace falta ponerlo en práctica”, subraya la Dra. Isabel Jimeno, responsable del grupo de vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, durante la mesa de expertos Envejecimiento poblacional y vacunación del adulto: el valor de la prevención, organizada en la redacción de iSanidad en colaboración con GSK.
La aplicación efectiva del calendario implica dos retos fundamentales: Por un lado, la formación de los profesionales sanitarios y por otro, la concienciación de la sociedad. El primero, pasa por una mayor implicación de las administraciones públicas en la formación de médicos y enfermeros para que incidan en la importancia de la vacunación del adulto, una vez que la infantil cuenta con coberturas superiores al 90%. “La Administración tiene que trabajar y dar formación a los profesionales. Por ejemplo, los residentes de atención primaria no rotan por los servicios de medicina preventiva, cuando llegan a los centros de salud tienen todo por aprender sobre vacunas”, destaca la Dra. Jimeno.
Dra. Jimeno: “El calendario sobre el papel y comparándolo con el resto de los calendarios europeos, está muy bien. Ahora hace falta ponerlo en práctica”
Las sociedades científicas también tienen que involucrarse en la formación. “Las mesas sobre vacunación deberían estar presentes en los programas científicos de los congresos de todas las disciplinas médicas. La vacunación debe percibirse como una pata más de los tratamientos”, subraya la Dra. Carmen Román, especialista en Medicina Preventiva del Hospital Mancha Centro. La formación en las grandes citas médicas nacionales e internacionales tiene que ir más allá del último tratamiento o del último ensayo clínico. “Igual que cuando prescribimos un tratamiento que provoca náuseas o diarreas, pautamos otro tratamiento para evitarlas, si ese tratamiento pone al paciente en una situación de riesgo de sufrir una infección prevenible, lo adecuado será pautar una vacuna”, subraya el Dr. Álvaro Pinto, especialista del Servicio Oncología del Hospital Universitario de La Paz.
Otra herramienta que puede potenciar el uso de las vacunas es el nuevo Sistema Nacional de Información en Vacunaciones e Inmunizaciones, cuya puesta en marcha está prevista para el año próximo. “Registrar es importante. Cuando un paciente acude a mi consulta porque se va a vivir a otra comunidad autónoma, como los sistemas no están interconectados, tenemos que imprimirle su registro de vacunas, donde viene la fecha, el lote y toda la información. Lo ideal es que tras el registro del acto vacunal se pueda acceder a toda la información a nivel nacional”, subraya la Dra. Román.
Dr. Román: “Si ese tratamiento pone al paciente en una situación de riesgo de sufrir una infección prevenible, lo adecuado será pautar una vacuna”
Los especialistas insisten en la relevancia de poder consultar esta información por parte de los facultativos. “En mi centro, nunca sabemos cuántos pacientes hemos vacunado contra la gripe cada año. No tiene sentido porque si nos piden que alcancemos coberturas del 60%, si no tenemos la información, no podemos saber si lo hemos logrado. Esta información es buena para el profesional y es tan necesaria como saber cuántos de nuestros pacientes diabéticos están bien controlados con la hemoglobina glicada”, añade la Dra. Jimeno.
La información sobre las coberturas vacunales puede resultar útil también para reforzar en el profesional sanitario la importancia de la vacunación. Si las vacunas en pacientes crónicos con tratamientos inmunosupresores muestran una reducción de hospitalizaciones, de suspensiones de tratamiento o del gasto global, podría asimismo tener un efecto beneficioso en la actuación de profesionales que por desconocimiento no pautan vacunas a sus pacientes. “El registro es importante para saber qué pacientes están vacunados, pero también para tener datos de vida real y de práctica diaria que confirmen los resultados de los ensayos. Es importante sobre todo en población inmunocomprometida y vulnerable”, añade el Dr. Pinto.
Población sana y pacientes crónicos
Por otro lado, los especialistas coinciden en la importancia de ofrecer más información a la sociedad acerca de los beneficios de la vacunación. Resulta más sencillo convencer al paciente crónico que a la población sana, según admiten los expertos. “Nuestros pacientes oncológicos son hiperfrecuentadores porque no están sanos. Son personas a las que vemos todas las semanas y están muy concienciados”, destaca el Dr. Pinto. En este hospital, existe un servicio de interconsulta electrónica entre el Servicio de Oncología y Atención Primaria. “En cada visita damos al paciente un informe por escrito, con el objetivo de que se vacune en su centro de salud de las vacunas recomendadas”. En el caso de herpes zoster se ha seguido un procedimiento diferente, el equipo de enfermería está administrando la vacuna a los seis grupos de pacientes dictados por la Comisión de Salud Pública (trasplante de progenitores hematopoyéticos, trasplante de órgano sólido, tratamiento con fármacos anti-JAK, VIH, hemopatías malignas y tumores sólidos en tratamiento con quimioterapia).
“Hemos empezado a vacunar contra el herpes zoster con un formato Covid, estamos realizando vacunaciones masivas en el hospital de día a través del equipo de enfermería. En una tarde podemos vacunar a 200 pacientes”, incide el Dr. Pinto. Además de esta vacuna, considera que los pacientes inmunocomprometidos deben vacunarse también frente a gripe, neumococo y hepatitis, además de tétanos, difteria y tos ferina.
Dra. Román: “Las mesas sobre vacunación deberían estar presentes en los programas científicos de los congresos de todas las disciplinas médicas”
Existen modelos de aproximación diferentes en función de centros y comunidades autónomas. Los servicios de medicina preventiva juegan un papel clave, en el caso concreto del Hospital Mancha Centro, “la derivación de pacientes se hace mediante hoja de interconsulta de cualquier especialista”. Se le ofrece al paciente la posibilidad de vacunarse en el centro de salud o en el hospital y se propone también la vacunación de sus familiares.
El modelo en atención primaria es diferente y se actúa en función de la estacionalidad. “En el caso de la gripe se utilizan las agendas especiales de enfermería. En el caso de las vacunas frente a herpes zoster o neumococo no tienen que ser administradas en un periodo concreto del año, se puede hacer una vacunación oportunista: Al paciente que viene a consulta, se le revisa su calendario y se le pasa directamente a la consulta de enfermería. También a través de listados. El año pasado, se revisó el número de personas que cumplieron 65 años y se les llamó para administrarles la vacunación del neumococo”, explica la Dra. Jimeno.