G.M.
La incidencia del herpes zóster en las personas mayores de 85 años ya es del 50%: la mitad de ellos sufre un episodio de esta enfermedad causada por el virus de la varicela acantonado en el organismo y que aprovecha cualquier caída de la inmunidad para hacer su aparición en forma de herpes zóster. La reactivación del virus es más frecuente a partir de los 50 años, que es cuando empieza a decaer la inmunidad celular, pero también las personas de cualquier edad con su sistema inmune comprometido “tienen un riesgo de 20 a 100 veces mayor en comparación con los controles de su misma edad”, advierte la Dra. Ana Pilar Javierre, médica de familia y miembro del Grupo de Prevención de Enfermedades Infecciosas del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud de SemFYC.
Las personas inmunocomprometidas “tienen un riesgo de tener un herpes zóster de 20 a 100 veces mayor en comparación con los controles de su misma edad”
Reconoce que cada vez están viendo más casos y recuerda que también son factores de riesgo del herpes zóster enfermedades crónicas muy habituales, como la diabetes mellitus, patologías cardiovasculares, epoc y enfermedad renal crónica. “Estas enfermedades provocan un estado proinflamatorio en el organismo asociado a un declive de la inmunidad, un caldo de cultivo que favorece la reactivación del virus varicela zóster”, apunta la doctora.
Aproximadamente una de cada tres personas tendrá al menos un episodio de herpes zóster a lo largo de su vida y el 30% de los casos terminará con complicaciones, la más frecuente es la neuralgia posherpética. Pero no es la única. Los médicos distinguen complicaciones cutáneas, viscerales y neurológicas, que pueden causar parálisis facial, sordera, ceguera o mielitis si afecta a la médula espinal.
Enfermedades crónicas como diabetes, epoc, ERC y patologías cardiovasculares son un factor de riesgo que favorece la aparición del herpes zóster
“Incluso se ha visto que padecer un herpes zóster aumenta hasta en dos veces el riesgo de tener enfermedades cerebrovasculares como un ictus con respecto a la población general en los primeros meses tras el herpes”, afirma la Dra. Javierre. La replicación del virus produce un estado protrombótico en los vasos sanguíneos. “En personas que ya tengan placas de ateroma ésta se desestabiliza pudiendo ocasionar que se obstruya el vaso sanguíneo”, explica la doctora.
Junto a sus compañeros, el Dr. Jesús Ortega, coordinador del Grupo de Enfermedades Infecciosas de semFYC y el Dr. Miguel Ángel Acosta Benito, médico de familia y miembro de semFYC, impartirá una de las sesiones presenciales del programa formativo APDay de la sociedad científica. Los tres especialistas mostrarán a sus compañeros las últimas novedades en torno al manejo del herpes zóster en la consulta de atención primaria.
“La eficacia de la vacuna del HZ es elevadísima también en personas de edad avanzada, en las que es más complicado que su sistema inmune responda tan bien”
Certezas sobre la vacuna del HZ y dudas que puede plantear el médico de familia
La principal novedad es la llegada al Sistema Nacional de Salud (SNS) de la vacuna recombinante de subunidades, compuesta por la glicoproteína E, el antígeno predominante en la superficie del virus, que se expresa en lesiones dérmicas y en ganglios durante episodios de HZ, y el adyuvante AS01B “que le da un impulso al sistema inmune, aumentando la inmunidad celular, la que fundamentalmente necesitamos tener más potente para prevenir el HZ, así como la inmunidad humoral”, explica la especialista.
En los estudios de fase III que permitieron la aprobación de la vacuna, mostró una eficacia para prevenir la infección de más del 97% en mayores de 50 años y de más del 91% en los grupos de edad que superaban los 70 años. “Es una eficacia elevadísima en personas de edad avanzada, en las que es más complicado que su sistema inmune responda tan bien a una vacuna”, apunta la Dra. Javierre.
Desde el año pasado la vacuna del herpes zóster se incluye en el calendario vacunal y el SNS la financia en personas que cumplen los 65 años de edad, aunque esta vacuna está indicada a partir de los 50 y desde los 18 en pacientes con condiciones de riesgo. La formación que imparten los tres médicos de familia de semFYC aclara algunas de las dudas que pueden surgir en la consulta con respecto a la vacunación. ¿Se puede vacunar una persona que ya haya tenido un episodio de herpes zóster? ¿y aquella que haya recibido previamente la vacuna de virus atenuado que estaba disponible anteriormente? ¿es posible administrarla a la vez que otras vacunas indicadas en personas mayores?
La formación que imparten los tres médicos de familia de semFYC aclara algunas de las dudas que pueden surgir en la consulta con respecto a la vacunación del herpes zóster
Respecto a la primera pregunta, la especialista señala que haber sufrido anteriormente un HZ no es una contraindicación. “Al revés, quien ha tenido ya un episodio tiene más riesgo de repetirlo, con lo cual hay que vacunar a esa persona. ¿Cuándo? Los distintos organismos sanitarios internacionales tienen diferentes posicionamientos, pero la recomendación más frecuente es vacunar una vez haya pasado el episodio agudo”.
A la segunda de las preguntas, la Dra. Javierre responde que la recomendación adoptada en España es que las personas que ya recibieron la vacuna de virus vivo atenuado esperen cinco años antes de ponerse la nueva vacuna. Y para la tercera duda más habitual, si es o no adecuado administrarla a la vez que otras vacunas, la respuesta es que depende de cuáles. “Hay estudios que avalan que la vacuna del HZ se puede coadministrar con la de la gripe no adyuvada, con la del neumococo polisacárida 23 valente y la vacuna antineumocócica conjugada 13 valente. También hay estudios que indican que puede administrarse con la del tétanos-difteria y la vacuna del Covid de RNA mensajero”. Existen estudios en marcha con otras vacunas cuyos resultados aún no se han publicado, por lo que, por el momento, “se recomienda esperar siete días entre una vacuna y otra” en esos casos.
La vacuna del herpes zóster se puede administrar con otras habituales en el calendario vacunal del adulto, como la antigripal, las del neumococo, tétanos-difteria y Covid-19
Cómo tratar el herpes zóster y el dolor neuropático
El tratamiento con antivirales no está indicado para todos los pacientes con herpes zóster. De nuevo, factores como la edad (tener más de 50 años), la inmunosupresión o ser paciente oncológico indican al médico de familia que debe administrar un antiviral. Pero otros aspectos como el lugar donde se halla el herpes o los signos que muestran diseminación cutánea, visceral o neurológica, también son claves. “Por ejemplo, ante un herpes zóster oftálmico siempre hay que poner un antiviral, porque hay riesgo de afectación de muchas partes del globo ocular y puede producirse una ceguera”, ilustra la Dra. Javierre. El herpes zóster va asociado a un intenso dolor, por lo que los médicos de familia deben indicar analgesia e ir aumentándola si el paciente no responde.
La eficacia de los antivirales es mayor cuando se administran antes de las 72 horas desde el inicio de la erupción vesiculosa. Estos fármacos paran la replicación del virus haciendo que el herpes zóster sea más leve y reduciendo así la probabilidad de que surja la complicación más habitual, la neuralgia posherpética, un dolor que afecta a la calidad de vida del paciente. Este tipo de dolor neuropático requiere de tratamientos que van más allá de los antiinflamatorios habituales.
La eficacia de los antivirales es mayor cuando se administran antes de las 72 horas desde el inicio de la erupción vesiculosa
“En primera línea utilizamos fármacos desarrollados inicialmente como antiepilépticos y que controlan muy bien el dolor, como la pregabalina o la gabapentina. También se utilizan antidepresivos tricíclicos, como la amitripitilina, nortripitilina y desipramina, e inhbidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina, como la duloxetina. En segunda línea tenemos tratamiento tópico con anestésicos locales, como la lidocaína o la capsaicina, que se aplican en parches y controlan este tipo de dolor”, concluye la doctora.