El abordaje de la obesidad en atención primaria: “Contar calorías con una dieta para todos no sirve de nada”

Los médicos de familia Violeta Ramírez y Gabriel Cuatrecasas ofrecen las claves del manejo y tratamiento de la obesidad en el primer nivel asistencial y desmontan mitos sobre esta enfermedad crónica

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G.M.
“Las dietas de frigorífico hay que tirarlas a la basura, es necesario personalizar”, afirma por teléfono la Dra. Violeta Ramírez Arroyo, especialista en medicina de familia y nutricionista. El abordaje de la obesidad en atención primaria está cambiando y extender una dieta hipocalórica común a todos los pacientes no es la solución. “Hay que empezar a tratar la obesidad como lo que es: una enfermedad grave que es la base de muchas otras”, insiste la especialista.

Expertos en obesidad llevan tiempo reclamando que se considere oficial y socialmente una enfermedad en Europa y que cuente con sus propias estrategias para hacerle frente. “No se considera una enfermedad crónica porque es muy prevalente y crear la etiqueta de enfermedad acarrea un estigma inmediato”, apunta el Dr. Gabriel Cuatrecasas Cambra, médico de familia, “pero si no creamos esa etiqueta no vamos a tomarla en serio y hacer un abordaje correcto”.

Dra. Violeta Ramírez: “Hay que empezar a tratar la obesidad como lo que es: una enfermedad grave que es la base de muchas otras”

En la calle sigue existiendo en muchos casos la idea de que es la propia persona con sobrepeso u obesidad la responsable de tenerlo por no comer bien o no hacer ejercicio. Una idea que “culpabiliza” al paciente, apunta la Dra. Ramírez. Entre los profesionales sanitarios, “por desgracia muchos tienden a infravalorar esta enfermedad, señala la nutricionista. Entre los médicos “falta cultura de tratar la obesidad, por tanto, hay que construirla”, añade el Dr. Cuatrecasas, “hasta ahora no teníamos mayores herramientas que recomendar hábitos saludables y acabamos trasladando todo el esfuerzo al paciente olvidando que hay una parte que no depende de él, que depende de la fisiopatología”.

Ambos médicos tratan de construir y transmitir esa cultura de abordaje de la obesidad en las consultas de atención primaria a través de la formación. Son los responsables de transmitir las últimas novedades en torno a la obesidad y cómo tratarla desde la medicina de familia, dentro de APDay, el programa formativo de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC). El objetivo es que todas las personas con sobrepeso y obesidad puedan recibir ayuda “si están preparadas”, apuntan los dos especialistas.

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Dr. Gabriel Cuatrecasas: “Hasta ahora no teníamos mayores herramientas que recomendar hábitos saludables y acabamos trasladando todo el esfuerzo al paciente olvidando que hay una parte depende de la fisiopatología”

La prevalencia de la obesidad es del 14% en España y el sobrepeso afecta a cerca de la mitad de la población. Pero muchas personas no tienen ayuda o apoyo para mejorar su salud. “Hay infradiagnóstico y tardamos de media seis años en diagnosticar la obesidad”, lamenta la Dra. Ramírez. Ella coordina el Grupo de Trabajo de Nutrición de la semFYC Castilla y León (Socalemfyc) y de la sociedad científica a nivel nacional.

El estudio ACTION-IO, en el que han participado más de 14.000 personas de 11 países, trataba de detectar los factores que impiden que se maneje de forma adecuada la obesidad. Una de las razones clave es que el propio paciente no pide ayuda a su médico. “El primer motivo por el que no lo hacen es porque piensa que la obesidad es su responsabilidad, el segundo, porque piensa que los médicos no estamos preparados para ayudarles”, señala la experta en nutrición.

Dra. Violeta Ramírez: “Hay infradiagnóstico y tardamos de media seis años en diagnosticar la obesidad”

Ambos especialistas creen que es importante ahondar más en la obesidad y no abordarla de igual manera en todos los casos. En este sentido, consideran importante estratificar la obesidad en función de su origen y de otros muchos factores, para poder explicar a partir de qué momento es necesario actuar y contar con medios para hacerlo. “La sociedad americana ya está trabajando en sistema de clasificación en abecedario” que marque esos niveles y las diferencias entre un ligero sobrepeso y una obesidad severa. Esta sería una forma de unificar criterios entre los médicos.

Pero las formaciones que ofrece Semfyc ya trabajan en la protocolización del abordaje del paciente obeso. El primer paso es pedir permiso al paciente sobre si quiere hablar sobre el tema y si quiere recibir consejo, la obesidad conlleva un importante estigma social y muchos pacientes han pasado por muchos intentos y frustraciones previas”, explica el Dr. Gabriel Cuatrecasas, quien coordina el Grupo de Trabajo de Obesidad de la CAMFiC, la sociedad científica en Cataluña. Si el paciente no quiere o no se siente preparado, los médicos recomiendan dejarlo. “El paciente ya sabe que puede recibir ayuda y puede que vuelva en unos meses. Hay que perder el miedo a preguntarles por el tema, igual que se pregunta si bebe o si fuma; ser directos para dejar la puerta abierta a que se puedan expresar si quieren”, apunta la Dra. Ramírez.

Dr. Gabriel Cuatrecasas: “El primer paso es pedir permiso al paciente sobre si quiere hablar sobre el tema y si quiere recibir consejo”

En caso afirmativo, “hay que plantear expectativas realistas y explicarles que les vamos a acompañar en ese viaje. Esto es absolutamente clave” señala el Dr. Cuatrecasas, quien admite que llevar una persona con obesidad severa a una situación de normopeso “es muy difícil”, pero sí se pueden conseguir niveles de sobrepeso “mucho menos perjudiciales y mantenerla estable”. “Es un proceso que tiene que ser colaborativo entre todos los agentes sanitarios implicados. En este caso, enfermería es clave en el manejo de la obesidad”, añade.

Son muchos aspectos los que hay que tener en cuenta desde ese momento. Desde planificar una siguiente visita a la valoración antropométrica y nutricional, analítica sanguínea, revisar posibles comorbilidades, e ir programando con enfermería nuevas visitas y los pasos a dar en función de la pérdida de peso. Un proceso que implica acompañamiento, apoyo, educación sanitaria en cambios de hábitos de vida y adherencia al ejercicio, porque “contar calorías con una dieta para todos no sirve de nada”, afirma la Dra. Violeta Ramírez.

Los fármacos que están dado resultado en el tratamiento de la obesidad pueden conseguir entre un 10 y un 20% de pérdida de peso

En los últimos años se han unido al tratamiento de la obesidad fármacos desarrollados para la diabetes que se han mostrado eficaces en personas con sobrepeso severo. “Tienen un impacto nada desdeñable; si el paciente responde al fármaco, puede conseguir entre un 10 y un 20% de pérdida de peso. Estos porcentajes son un objetivo que a menudo se traducen en mejorías en otras enfermedades”, explica el Dr. Gabriel Cuatrecasas, que recuerda que este tipo de medicamentos debe ir unidos a un cambio de estilo de vida. Además, son medicamentos cuyo perfil de seguridad “es bien conocido”, ya que los médicos tienen experiencia en su manejo para la diabetes.

Sin embargo, ninguno de estos tratamientos está financiado por la Seguridad Social para la obesidad. “Y eso es volver otra vez al estigma”, señala la Dra. Ramírez. Ambos especialistas creen que sería muy positiva la aprobación de su precio-reembolso, ya que estos fármacos “son parte muy importante del manejo de la obesidad”, apunta el médico de familia, que apuesta por un sistema de estratificación de niveles de riesgo para los pacientes, con el fin de que aquellos con mayor riesgo y que muestren el compromiso de seguir el tratamiento, puedan disponer de él.

Ninguno de estos tratamientos está financiado por la Seguridad Social para la obesidad. “Eso es volver otra vez al estigma”, señala la Dra. Violeta Ramírez

En cualquier caso, el Dr. Gabriel Cuatrecasas puntualiza que las dosis que deberían emplearse para tratar la obesidad “son superiores a las financiadas para la diabetes, en muchos casos nos quedaríamos cortos”. En este sentido, el especialista pone el foco en la necesidad de estudios que muestren que la pérdida de peso que facilitan estos tratamientos se traduce en una reducción de ingresos hospitalarios, de mortalidad y en ganancia en salud. “Es algo que intuimos, pero nos falta publicar evidencia”, admite.

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