Victoria Guillén
Con motivo de las elecciones generales, que se celebrarán el próximo 23 de julio, iSanidad ha realizado una entrevista con Carlos Rus, presidente de ASPE. En este sentido, Rus ha manifestado la esperanza de que el próximo Gobierno le conceda a la sanidad privada el sitio y reconocimiento que merece. “Es necesario que se reconozca el papel de sus profesionales, ya que actualmente hacemos más del 40% de las intervenciones quirúrgicas y aportamos más del 50% de los hospitales”, ha destacado. Asimismo, ha hecho especial hincapié en la importancia que tiene potenciar e incentivar la colaboración público-privada: “Es cierto que la sanidad privada podría acabar viviendo sin esta colaboración, pero creo firmemente que la sanidad pública no podría vivir sin la colaboración público-privada. La flexibilidad que otorga esa colaboración es absolutamente necesaria para la sanidad pública“.
Ya estamos en 2023, bien entrados en el s. XXI, ¿tenemos una política sanitaria del siglo XXI?, ¿hemos hecho importantes cambios con respecto a la del siglo XX?
Yo creo que todavía no. Tenemos una política del siglo pasado aunque, hace ya muchos años, tenemos muy claro cual es el diagnóstico. No tenemos una política para afrontar los cambios que actualmente son necesarios.
Tenemos una sanidad privada que ha sufrido y aportado mucho durante la crisis del Covid, ¿se ha aprovechado este tiempo para estudiar como mejorar la colaboración entre la sanidad pública y la privada?
Nadie pone en duda la colaboración público-privada. Si hay algo que es absolutamente cierto es que la sanidad privada podría acabar viviendo sin la colaboración público-privada, pero creo firmemente que la sanidad pública no podría vivir sin la colaboración público-privada. La flexibilidad que otorga esa colaboración es absolutamente necesaria para la sanidad pública.
“Hay que valorar la sanidad privada como un área absolutamente válida, calidad y no hacer uso político de ella”
No es una cuestión de valorar las ventajas que aporta o no aporta la sanidad privada porque están bastante claras. Se trata de valorar la sanidad privada como un área absolutamente válida, de calidad y seria, además, de no hacer un uso político de ella. Hemos tenido en estos cuatro años grandes cantidades de demagogia o una ideología en la que, después del período de máxima colaboración que ha existido en toda la historia (la pandemia por Covid-19), se ha pretendido apartar o limitar la posibilidad de trabajar conjuntamente.
¿Qué debería ser básico en la política sanitaria de 2023 con respecto a la sanidad privada?
Con respecto a la sanidad privada, reconocimiento porque lo demás lo ponemos ya encima de la mesa. Que se reconozca el papel de sus profesionales y lo que aportan. Hay muy pocos ciudadanos que conozcan que actualmente hacemos más del 40% de las intervenciones quirúrgicas y aportamos más del 50% de los hospitales.
Es una cuestión de darle a la sanidad privada su reconocimiento porque sigue existiendo ese mantra antiguo de que cuando a la privada le va bien, a la privada le va mal y que somos uno enemigo del otro. Cada uno tiene su sitio y el sitio que tiene la privada se lo da el ciudadano con su libertad de elección.
¿Hasta qué punto se está teniendo en cuenta la aportación de la sanidad privada en el sistema sanitario?, ¿se podría aprovechar mejor este recurso?
No se tiene en cuenta. Estamos en una de las mayores crisis sanitarias de España. Dejamos atrás el Covid-19 y ahora tenemos otra: las listas de espera. Hay muchas comunidades autónomas que no están colaborando para que la sanidad privada participe. No lo están haciendo, en muchas ocasiones, por cuestiones ideológicas o por cuestiones presupuestarias. al final se está permitiendo, en uno y otro caso, que las patologías se agraven y que los ciudadanos no vean una respuesta rápida a su enfermedad en los casos graves. Esta deber ser la verdadera preocupación. Estamos en un momento en el que deberíamos contar con todos sin el más mínimo remilgo y, sin embargo, seguimos apartado.
“Estamos en un momento en el que deberíamos contar con todos, sin el más mínimo remilgo, pero seguimos apartando”
Dado que la sanidad es un gasto importante para la economía, ¿Qué supondría incentivar el uso de la sanidad privada?, ¿es recomendable?
Es eficacia y eficiencia. Nosotros, al final de cada mes, conseguimos pagar a los proveedores y los sueldos. Tenemos que ser eficientes y, luego, nuestros pacientes nos eligen. Es decir, si no lo hacemos bien no vuelven. Esas son grandes aportaciones que la sanidad privada hace al Sistema Nacional de Salud (SNS).
Históricamente se recomendaba acudir a la pública ante temas complejos, ¿han crecido mucho los tratamientos complejos en la sanidad privada?
La sanidad privada es perfectamente capaz de asumir cualquier tipo de complejidad. Sin embargo, no todos los pacientes tienen la capacidad de tener acceso, debido a la financiación porque muchas veces los seguros no cubren esa tipología de tratamiento. Si echamos la vista atrás, el primer robot DaVinci fue en el ámbito privado, las dos primeras máquinas de protonterapia se han instalado en el ámbito privado. Además, la privada es un referente en tratamiento de cáncer a nivel nacional e incluso internacional. Todos los centros no tenemos la homogeneidad del ámbito público, con sus hospitales generales, pero en la sanidad privada tenemos la capacidad de asumir, sin duda, los casos más complejos. Es más una cuestión de que la inmensa mayoría de los ciudadanos entran a través del seguro que no da cobertura a este tipo de tratamiento de alta complejidad.
“No queremos ser reactivos, queremos ser proactivos y tenemos mucho que aportar”
¿Qué le pediría ASPE al próximo ministro de Sanidad para la legislatura completa?
Que nos dé nuestro sitio. Representamos a una sanidad que atiende a uno de cada tres españoles, representamos al 40% de las intervenciones quirúrgicas y somos 400.000 profesionales. Tenemos un peso específico que nos hace merecedores de esa comunicación, de ese diálogo… de dejarnos participar. No queremos ser reactivos, queremos ser proactivos y tenemos mucho que aportar.
