Redacción
Un 40% de las sobrevivientes de cáncer de mama dejan de tomar sus medicamentos temprano y un tercio los toma con menos frecuencia de lo indicado. Ante este escenario, una nueva investigación de la Universidad de Colorado ha propuesto algunas estrategias para mejorar la adherencia entre las que destacan que las intervenciones como el asesoramiento pueden aumentar la adherencia a la medicación casi 1,5 veces.
Para aproximadamente el 80% de las sobrevivientes de cáncer de mama, el tratamiento no termina con cirugía, radiación y quimioterapia. De hecho, durante los próximos cinco a diez años, los médicos recomiendan tomar medicamentos para bloquear las hormonas sexuales, lo que puede impulsar el crecimiento del tumor y provocar la recurrencia. Además, se ha demostrado que los medicamentos reducen el riesgo de recurrencia del cáncer hasta a la mitad en pacientes con tumores con receptores hormonales positivos (HR+), la forma más común de cáncer de mama. Sin embargo, a pesar de los beneficios prometidos, muchas pacientes dejan de tomarlos y pierden la adherencia.
Un 40% de las sobrevivientes de cáncer de mama dejan de tomar sus medicamentos temprano y un tercio los toma con menos frecuencia de lo indicado
Los hallazgos, publicados en el ‘Journal of Clinical Oncology’, arrojan luz sobre por qué ocurre esto y qué pueden hacer los médicos y el sistema de atención médica al respecto. “Nuestro hallazgo fundamental es que existen estrategias que sí funcionan para ayudar a las mujeres a tomar estos medicamentos que prolongan la vida y que nosotros, como comunidad de atención del cáncer, debemos hacerlo mejor”, afirma la autora principal del estudio y profesora del Departamento de Psicología y Neurociencia y miembro del CU Cancer Center en el Anschutz Medical Campus, Joanna Arch.
Arch señala que estas llamadas “terapias endocrinas adyuvantes”, como los bloqueadores de estrógenos tamoxifeno y los inhibidores de la aromatasa, pueden ser costosas y tener una serie de efectos secundarios, que incluyen aumento de peso, efectos secundarios sexuales, dolor en las articulaciones, depresión e insomnio. “Imagínese pasar de su actividad normal de estrógeno a poco o ningún estrógeno en unos días. Eso es lo que hacen estos medicamentos. Pero las mujeres que los toman según lo prescrito también tienen tasas de recurrencia más bajas y viven más. Es un dilema”, explica.
A medida que más medicamentos contra el cáncer de próxima generación, incluidos los agentes de quimioterapia, pasan de las infusiones proporcionadas en una clínica a terapias orales tomadas en casa, la comunidad médica se ha interesado cada vez más en desarrollar formas de asegurarse de que los pacientes tomen sus pastillas.
En un amplio metanálisis, Arch y sus colegas analizaron 25 estudios que representaban a alrededor de 368.000 mujeres para comprender qué funciona y qué no. El estudio encontró que los cambios en las políticas de reducción de costos, como proporcionar alternativas genéricas o exigir a las compañías de seguros que cubran las píldoras al mismo nivel que las infusiones, funcionaron consistentemente.
Para aproximadamente el 80% de las sobrevivientes de cáncer de mama, el tratamiento no termina con cirugía, radiación y quimioterapia
En un estudio se pidió a los participantes que crearan pegatinas para pegarlas en sus pastilleros. Las aplicaciones móviles y los mensajes de texto para recordar a los pacientes que tomen sus medicamentos y las estrategias psicológicas y de afrontamiento también produjeron mejoras modestas.
Los hallazgos del estudio sobre el manejo de los efectos secundarios fueron complicados: simplemente educar a las mujeres sobre los efectos secundarios, mediante folletos o explicaciones verbales, generalmente no logró aumentar la probabilidad de que las mujeres tomaran sus medicamentos según las indicaciones. Pero cosas como la fisioterapia, el ejercicio y el asesoramiento conductual destinados a aliviar o controlar los efectos secundarios a menudo funcionaron.
“La educación por sí sola no es suficiente. Ese es un hallazgo claro”, declara Arch, sugiriendo que los médicos escriban referencias a profesionales especializados en efectos secundarios y realicen un seguimiento con recordatorios de citas. “Creo que la mayoría de los oncólogos no se dan cuenta de cuán baja es la adherencia para estas mujeres. Suponen que si escriben la receta, la están tomando”, añade.
Para la investigadora Joanna Arch, la educación sanitaria por sí sola no es suficiente
En un estudio incluido en el metaanálisis se pidió a las mujeres que identificaran su principal motivación para tomar sus medicamentos: si era vivir para ver crecer a su hijo o nieto, dedicarse a su arte o correr un maratón algún día. A través de un programa en línea, crearon una pegatina con una foto que representa ese objetivo y las palabras “Acepto esto por…” debajo. Luego, lo pegaron en su pastillero. Las participantes tenían más probabilidades de tomar sus pastillas, al menos durante el primer mes, que aquellas que no lo hicieron. “Incluso una cosa tan pequeña como esta puede ayudar”, afirma Arch.
En particular, muy pocos estudios analizaron si el tratamiento de la depresión puede ayudar. Arch, con el objetivo de llenar este vacío, lanzó recientemente su propia prueba piloto. “Uno de los predictores más consistentes de no seguir ningún medicamento es la depresión. La depresión afecta la motivación”, asegura.