J.P.R. / P.M.
La irrupción de tirzepatida ha supuesto un cambio radical en el abordaje de la obesidad. Los resultados obtenidos en los estudios de fase III Surmount-3 y Surmount-4 muestra una reducción de peso del 26,6% en personas que no padecen diabetes. “Las personas que padecen obesidad van a obtener logros que antes eran mucho más difíciles”, subraya en una entrevista con iSanidad, la Dra. Clotilde Vázquez, jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz.
Los estudios de fase III Surmount-3 y Surmount-4 han demostrado una reducción media de peso cercana al 27% con tirzepatida para tratar a pacientes con obesidad o sobrepeso y comorbilidades relacionados con el peso, excepto la diabetes tipo 2. ¿Cuáles son las principales conclusiones del trabajo y qué consecuencias tienen estos resultados para estos pacientes?
La eficacia en cuanto a pérdida de peso es similar o superior a la que se logra en la población diabética. No obstante, en esta población tiene el efecto adicional de mejorar el control metabólico de la diabetes. Contrariamente a lo que inicialmente se supuso, que los fármacos de esta familia en la personas no diabéticas no iban a ser tan efectivos, se ha demostrado que son igual de efectivos o más. En segundo lugar, ese porcentaje de pérdida de peso que logra esta molécula no se había conseguido nunca con ningún fármaco, a pesar de que los análogos del GLP-1 supusieron una disrupción increíble en el mundo de la obesidad. Estamos hablando de fármacos seguros que lograban una pérdida de peso de entre el 10% y el 14%. Pero tirzepatida, que asocia dos análogos de dos hormonas gastrointestinales, logran unas pérdidas de tejido adiposo que no habíamos visto nunca.
“Contrariamente a lo que inicialmente se supuso, que los fármacos de esta familia en la personas no diabéticas no iban a ser tan efectivos, se ha demostrado que son igual de efectivos o más”
Las personas que padecen esta enfermedad van a obtener logros que antes eran mucho más difíciles. Me gusta comparar la diabetes con la hipertensión. Las dos son enfermedades y factores de riesgo para otras patologías. Hasta que no se lanzaron hipotensores más potentes muchas personas no lograban el control de la tensión.
¿Qué ventajas tiene administrar tirzepatida para reducir el peso? ¿Podría ser una alternativa a la cirugía bariátrica?
La principal ventaja es la eficacia con escasos efectos secundarios. En obesidades no muy importantes -hay que tener en cuenta que la pérdida del 26,6% es promedio- podemos hablar de pérdidas grasas sobrantes o de tejido adiposo del 30% o el 35%. Igual no tiene que pasar por una cirugía bariátrica. En casos de obesidades más importantes no evita cirugía bariátrica pero se pueden establecer etapas. Por ejemplo, una obesidad de grado IV, la cirugía bariátrica tampoco llega a los objetivos completos. Tenemos ahora agentes farmacológicos que previos o posteriores a la intervención que nos van a ayudar a que personas con una obesidad muy graves puedan llegar al objetivo.
Estamos hablando que en obesidades mórbidas, ¿se podría reducir el riesgo del paciente ante una cirugía tan complicada?
Exactamente. Todo eso con unos efectos secundarios escasos. Es un fármaco que ha sido testado antes en la diabetes, un hecho que valoran positivamente las agencias reguladoras. Nos ofrece una tranquilidad enorme.
“En obesidades no muy importantes podemos hablar de pérdidas grasas sobrantes o de tejido adiposo del 30% o el 35%. Igual no tienen que pasar por una cirugía bariátrica”
¿Qué supondría la aprobación en España de este fármaco?
Todavía no está aprobado para diabetes tipo II en España. Esperemos que lo esté dentro de poco. En obesidad va a tardar más. Pensamos que en el plazo de un año podríamos tenerlo. Supondría diversificar mucho las herramientas y contar con un fármaco que va a permitir que un número muy importante de pacientes logren el objetivo de peso.
¿Cómo es la forma de administración de este fármaco y cuál es su mecanismo de acción?
La administración es subcutánea. Esta molécula añade al análogo del GLP-1 un péptido gastrointestinal GIP. Ambos han demostrado que potencian sus acciones y producen una disminución de la ansiedad y del apetito y un aumento de la saciedad. Además tiene unos efectos sobre el metabolismo interesantísimo por esa acción que tiene sobre el hígado, el páncreas y muy probablemente sobre el propio tejido adiposo. Se reducen los lípidos, mejora la tensión, favorece a las personas, que aunque no padezcan diabetes, tienen una prediabetes o una resistencia a la insulina y se pierde grasa en cantidades muy notables. Este fármaco realiza la acción de hormonas endógenas que por alguna razón la personas obesas o con diabetes no se segregan adecuadamente.
Existe la creencia de que las personas con obesidad o sobrepeso pueden lograr sus objetivos de pérdida de peso solo con dieta y ejercicio. Viendo los resultados de estos estudios, ¿considera que la obesidad requiere un tratamiento mantenido como el resto de las enfermedades crónicas?
Desde luego que sería necesario. Lo único que nos hace retirar el fármaco es el coste. Son medicamentos no financiados y hay personas que no pueden mantener ese gasto. Es equivalente a los hipotensores, hay que mantenerlo de por vida. Estos fármacos no eximen de la necesidad de comer bien y de realizar actividad física. Si una persona retira la medicación y no come bien y no realiza ejercicio puede experimentar un efecto rebote. La salud no solo se recobra con el fármaco sino también con hábitos de vida saludables. Pero es cierto que con estos fármacos podemos decir adiós a esas dietas super restrictivas que eran muy difíciles de seguir para el paciente.