Redacción
Los beneficios de mantener unos niveles adecuados de vitamina D en sangre son bien conocidos y se han descrito en multidido de situación clínicas. Además de ser fundamental para el metabolismo óseo, entre otros aspectos, en los últimos años se han publicado estudios que asocian el potencial valor de la vitamina D en pacientes con dolor crónico. “Existe evidencia de su papel en la nocicepción, así como su rol regualdor de la inflamación”, señala a iSanidad el Dr. Luis Miguel Torres, jefe de Servicio de Anestesia-Reanimación y Tratamiento del Dolor, y director de Departamento de Cirugía en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz.
El también presidente de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (Semdor), afirma que la evidencia clínica también muestra “un potencial beneficio de la vitamina D en el control del dolor de diversa índole” y explica cómo actúa y los riesgos de tener niveles bajos de esta sustancia.
¿Qué relación existe entre la vitamina D y el dolor crónico?
La vitamina D es una hormona con funciones fundamentales a nivel del metabolismo óseo. Pero cada vez tenemos evidencias sobre sus efectos en los pacientes con dolor crónico. Prácticamente todos los tejidos y células del cuerpo humano tienen receptores para la vitamina D. Las células inmunes, las neuronas o las células inflamatorias producen localmente vitamina D.
“Existe evidencia de que la vitamina D actúa como inmunomodulador o regula la producción de citoquinas antinflamatorias”
¿Hay evidencias de que la vitamina D pueda tener un papel en el control del dolor? ¿Cuál es ese papel?
Existe evidencia de que la vitamina D actúa como inmunomodulador o regula la producción de citoquinas antinflamatorias. Su deficiencia tiene un gran impacto negativo en los pacientes con dolor crónico por su acción en tejidos como el sistema nervioso central, el sistema endocrino, el sistema inmune, la producción de citoquinas antinflamatorias, la protección frente a enfermedades autoinmunes o inflamatorias, entre otros. Incluso, hay evidencia que sugiere que los niveles bajos de vitamina D se asocian a más riego de mortalidad. Todo ello, y en concreto los efectos beneficiosos que ha demostrado a nivel del sistema nervioso central (SNC), junto con su potencial antinflamatorio, plantea su papel en el tratamiento del dolor.
Esta vitamina regula la producción de citoquinas antinflamatorias, por lo que tiene un papel relevante en patologías inflamatorias que cursan con dolor. Se han descrito mecanismos antinociceptivos en tres niveles: la regulación de la ruta inflamatoria con regulación ascendente del TGF alfa, IL-4 Y TNF alfa, el efecto sobre las postaglandinas, inhibiendo el COX-2, estimulando PEGDH e inhibiendo la PEG2, y la actuación sobre los mecanismos de neuroprotección, regulando ascendentemente la síntesis de neurotrofinas e inhibiendo el iNOS.
¿En qué tipo de dolor se han visto más efectos beneficiosos con la vitamina D?
El mecanismo de acción en fibromialgia es uno de los más estudiados. Se sabe que las vías de dolor asociadas a los cambios corticales, inmunológicos, hormonales y neuronales en el dolor crónico están potencialmente influenciadas por los niveles de vitamina D.
Se ha evidenciado que la vitamina D posee propiedades antinflamatorias que pueden alterar la sensibilidad al dolor periférico. También se ha evidenciado que la deficiencia de vitamina D (< 50 mmol/l) y el grado de deficiencia de 25(OH)D se correlaciona estrechamente con el grado de sensibilidad al dolor.
“Las vías de dolor asociadas a los cambios corticales, inmunológicos, hormonales y neuronales en el dolor crónico están potencialmente influenciadas por los niveles de vitamina D”
El uso de vitamina D en dolor crónico está avalado por recientes publicaciones, como la de Wu y cols., donde se incluyeron 3.436 participantes y demostró que hubo un descenso significativamente mayor del dolor en los grupos con suplementación de esta hormona versus placebo. El efecto de la vitamina D fue comparable en patologías con dolor generalizado no específico y en dolor localizado. Los autores concluyeron que se observó una reducción significativamente superior con vitamina D versus placebo.
Metanálisis recientes, han mostrado una asociación entre déficit de vitamina D y dolor lumbar con mayor correlación en mujeres jóvenes. El dolor de espalda era más severo y era significativamente más probable en pacientes con deficiencia o concentraciones bajas de vitamina D. La asociación entre niveles bajos de vitamina D y el dolor de espalda fue especialmente clara en pacientes con menos de 60 años.
Existe también evidencia en otros tipos de dolor, sobre todo relacionado con patologías osteoartulares. La vitamina D puede reducir complicaciones en este tipo de pacientes, por lo que debe darse en los pacientes con déficit para prevenir complicaciones musculoesqueléticas.
“Metanálisis recientes han mostrado una asociación entre déficit de vitamina D y dolor lumbar con mayor correlación en mujeres jóvenes”
Existen varios estudios y revisiones sobre el potencial beneficio de la vitamina D en pacientes con migraña o dolor de cabeza. Algunos estudios observacionales han establecido una relación inversa entre los niveles de vitamina D y los dolores de cabeza, tanto migraña como cefalea tensional. En el año 2020, en el estudio Fallah y cols. en 57 niños y adolescentes con migraña, fueron divididos de forma randomizada en dos grupos. Uno con topiramato 2 mg/kg al día combinado con vitamina D 3.500.000 UI a la semana durante 2 meses versus la monoterapia de topiramato. Se observó en ambos grupos una eficacia en la reducción de la frecuencia, severidad, duración y discapacidad por dolor de cabeza. Pero la combinación de topiramato más vitamina D fue más eficaz que el topiramato solo.
¿Son los pacientes con deficiencia de vitamina D más propensos a sufrir dolor crónico?
En los pacientes con dolor crónico generalizado, una patología muy heterogénea y de difícil tratamiento, existen evidencias del potencial beneficio de la vitamina D en estos pacientes. Se sabe que existe un mayor riesgo de desarrollar dolor crónico en pacientes con menores niveles de vitamina D en sangre (< 15,6 ng/ml) frente a los pacientes con niveles superiores a 36,3 ng/ml.
En el caso de la osteoartritis, existe abundante evidencia del beneficio de la vitamina D a nivel musculoesquelético, así como de la importancia de mantener unos niveles suficientes de 25(OH)D en sangre. Los efectos de la vitamina D en la osteoartritis no se limitan a sus beneficios osteomusculares. Hay evidencia de su efecto en la reducción del dolor, en la mejoría de la funcionalidad en tratamientos de seis meses y de la reducción de progresión de la enfermedad.
“Podría ser beneficioso normalizar los niveles de esta hormona en sangre, en pacientes que presenten déficit, mediante la suplementación. Los beneficios serían la reducción del dolor y la posible mejora funcional”
¿Sería recomendable suplementar con vitamina D en todos los casos en los que hay algún tipo de dolor crónico?
Las fuentes naturales de vitamina D son la luz solar y los alimentos que aportan vitamina D; estos últimos son escasos y las cantidades suelen ser bajas para raciones normales de ingesta diaria. Ambas fuentes no solo están cada vez más comprometidas en la población general, sino que lo están mucho más en los pacientes con dolor crónico. Toman poco sol por estar muchos sin poder salir a la calle y, además, suelen tener frecuentemente una alimentación baja en alimentos ricos en vitamina D.
En pacientes con déficit de esta vitamina podría ser beneficioso normalizar sus niveles de esta hormona en sangre mediante la suplementación. Los beneficios serían la reducción del dolor y la posible mejora funcional. Considerando este potencial beneficio de la vitamina D y su excelente margen de seguridad, se puede sugerir que la suplementación con vitamina D podría añadirse al tratamiento terapéutico estándar de dolor.
¿Qué dosis de vitamina D serían recomendables para estos pacientes?
Los pacientes con deficiencia de vitamina D y dolor se benefician de una normalización de los niveles de 25(OH)D en sangre, especialmente en las personas con obesidad o sobrepeso. También es sabido que precisamente las personas con obesidad o sobrepeso tienen más probabilidad de tener déficit de esta sustancia.
Los niveles adecuados se determinan midiendo los niveles de 25(OH)D en sangre, que es el marcador admitido como referencia. Aunque no es la forma activa de la vitamina D, sí que es el metabolito intermedio, que es fácil de medir en una analítica rutinaria.
La dosificacion depende del tipo de vitamina D. En el caso de hidroferol, las dosis varían según las personas y las indicaciones. El médico deberá controlar los niveles de calcio y de vitamina D periódicamente, antes de empezar el tratamiento y a los 3 meses del inicio. En general las dosis se reducirán o espaciarán cuando se haya corregido la deficiencia de vitamina D. Las dosis recomendadas en adultos son una ampolla bebible (0,266 mg de calcifediol) cada 15-30 dias. En el caso de la vitamina D3 (colecalciferol) 1000-2000 unidades al dia.