El SNS ante su ¿última? encrucijada. Para salir del hoyo habrá que dejar de cavar

Dr. Ricard Meneu, médico especialista en medicina preventiva y salud pública, vicepresidente de la Fundación Instituto de Investigación en Servicios de Salud de Valencia

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Dr. Ricard Meneu, médico especialista en medicina preventiva y salud pública, vicepresidente de la Fundación Instituto de Investigación en Servicios de Salud de Valencia y coautor de “La sanidad en la encrucijada post-Covid“.
Hemos insistido en que nuestra sanidad pública es buena, pero tiene cada vez peor pronóstico porque, frente a sus indiscutidos logros, el Sistema Nacional de Salud (SNS) está empeorando de forma gradual y constante. Con todo, ante el shock de la pandemia el conjunto del SNS mostró sus mejores rasgos, con una gestión de centros y servicios que resulto un alarde de su potencial clínico y profesional, cuando este demostró, durante el estado de alarma, una gran capacidad de gestión ampliando estructuras, reorganizando circuitos y turnos y coordinando especialidades.

Pudimos ver respuestas imaginativas, insólitas, adaptativas y siempre esforzadas cuando tácita y explícitamente se abolieron la mayoría de los corsés que anquilosan el funcionamiento del SNS. Pero parece que hayamos decidido olvidar esa experiencia para incurrir en los mismos errores en los que estábamos instalados, en ese “confortable estado de malestar”. cada vez menos tolerable por los usuarios, cuya deserción – expresada en búsqueda de aseguramientos alternativos – se acelera preocupantemente.

La evolución reciente del SNS pone de manifiesto la necesidad de abordar serias reformas para garantizarle un futuro que sea, al menos, tan exitoso como en el pasado

La evolución reciente del SNS pone de manifiesto la necesidad de abordar serias reformas para garantizarle un futuro que sea, al menos, tan exitoso como en el pasado. Esta inexcusable reconfiguración del marco institucional del SNS verosímilmente debe articularse alrededor de algunas claves: i) gobernanza, ii) financiación, iii) planificación, compra, y gestión de la utilización, iv) cartera de servicios, v) orientación hacia la atención primaria, y vi) evaluación y competencia por comparación en calidad y resultados.

En cuanto a la gobernanza se necesita una perspectiva de la asistencia sanitaria en red, más atenta al conjunto de atención requerida por los pacientes que a los intereses parciales de sus distintos proveedores. Y ello en instituciones dotadas de órganos colegiados de gobierno con responsabilidad efectiva, y con una profesionalización directiva.

Postergada sine die la imprescindible reforma de la financiación territorial, existen márgenes de mejora importantes en la financiación de los centros. En general los métodos de presupuestación y asignación de recursos tienden a premiar a quienes más y peor gastan, desincentivando a los centros eficientes. Tampoco existen incentivos a la coordinación de los niveles asistenciales, por lo que se tiende a la compartimentación asistencial.

Nuestro SNS carece de procedimientos sistemáticos de planificación y adquisición de los medios que se requieren para atender las necesidades de salud de la población. En la práctica, los proyectos de infraestructura, equipamiento, o incluso la dotación de personal responden a lógicas muy ajenas a una verdadera evaluación de necesidades.

En la definición de su cartera de prestaciones y servicios el SNS necesita imperiosamente una institución independiente de evaluación de prestaciones sanitarias

En la definición de su cartera de prestaciones y servicios el SNS necesita imperiosamente una institución independiente de evaluación de prestaciones sanitarias (tecnologías, medicamentos e intervenciones sanitarias), pues su evaluación económica y su impacto presupuestario deberían estar en la base de su incorporación, así como del precio que el SNS habría de pagar por ellas. Urge la creación de este organismo popularmente llamado HispaNICE.

Los sistemas sanitarios sólidamente orientados hacia la atención primaria contribuyen a la equidad y a mejores resultados de salud, pero esa deseable y conveniente orientación exige una actualización previa, una reformulación, un aggiornamento de la Atención Primaria que permita tanto superar insuficiencias conocidas como enfrentar adecuadamente los cambiantes desafíos que ha de acometer, en lugar de insistir en errores como la limitación del número de consultas diarias o la reducción de “cupos” hasta el límite del mantenimiento de competencias. Para salir de un hoyo conviene dejar de cavar.

Las distintas formas de competencia pueden ser beneficiosas según los objetivos pretendidos (V.gr., eficiencia frente a equidad). Considerando la situación de partida, la opción más razonable parece pasar por formas asimiladas a la evaluación y competencia por comparación en calidad y resultados, que no se limite a la mera monitorización, sino que se traduzca en consecuencias tangibles y relevantes en función de los distintos logros alcanzados.

Afortunadamente abundan las propuestas de reconstrucción que, con énfasis diversos, indican aspectos claves de actuación

Cualquier reconstrucción del SNS ha de tener clara la contribución que este realiza al bienestar social como elemento clave de reequilibrio y cohesión. La mejora de la salud, la capacidad de respuesta, la protección financiera, la eficiencia y la equidad son aceptadas ampliamente como las concreciones fundamentales de esta aportación. Dicha reformulación deberá articularse en soluciones que se traduzcan en beneficios mensurables sobre la población potencialmente usuaria de los servicios de salud, en términos de una atención más puntual, integrada, longitudinal, personalizada, efectiva y segura.

Afortunadamente abundan las propuestas de reconstrucción que, con énfasis diversos, indican aspectos claves de actuación, que básicamente pasan por hacer que en el SNS sea normal lo que en el resto de organizaciones y empresas es normal, en gestión, contratación, servicios, evaluación, etc. El reto omnipresente es cómo articular la aportación de valor al sistema sanitario, optimizando su aportación a la cohesión y el bienestar social, y garantizando al mismo tiempo su sostenibilidad y solvencia. Nuestra reciente publicación al respecto trata de contribuir a este objetivo, al menos en algunos de los aspectos más relevantes.

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