Cristina Cebrián
El uso problemático de la pornografía se asocia a problemas de salud sexual y salud mental. De hecho, el 50% de los jóvenes reconoce haber incrementado las prácticas de riesgo después de consumir pornografía. Otro dato preocupante es la edad media de inicio de consumo de pornografía: entre los 9 y los 11 años. Además, el 68% de los jóvenes consumen pornografía de forma frecuente. Estas son algunas cifras que maneja Jorge Gutiérrez, director de la asociación Dale Una Vuelta, donde ofrecen ayuda a toda persona que quiera dejar el consumo perjudicial de pornografía.
Muchas veces, las personas que acuden a consulta por las consecuencias de este uso inadecuado, como falta de control inhibitorio, baja memoria de trabajo y dificultad en la toma de decisiones, no son conscientes de que tienen un problema. De ahí la importancia de formar a los profesionales de la salud en esta área. Desde esta asociación ofrecen cursos a los profesionales sanitarios para abordar esta problemática en la consulta. “Las personas que piden ayuda por conducta sexual compulsiva presentan un alto porcentaje de comorbilidades psiquiátricas, particularmente problemas afectivos, ansiedad, problemas impulsivos y adicción a sustancias”, señala Gutiérrez.
¿Cuál es el perfil de la persona adicta a la pornografía en España? ¿Influye la edad?
No existe un perfil estándar de persona adicta. Existen ciertas variables que predisponen a las personas a padecer adicción a la pornografía, como la elevada búsqueda de nuevas experiencias; bajo perfeccionismo, ambición y constancia de trabajo; alto riesgo de evitación (ansiedad elevada, pesimismo y miedo a la incertidumbre); locus de control externo y dificultades para regular las emociones.
Las personas que padecen adicción a la pornografía suelen presentar relaciones familiares débiles o problemáticas, bajo nivel de autocontrol y poca satisfacción con la vida
A la vez, se ha observado que las personas que padecen adicción a la pornografía suelen presentar relaciones familiares débiles o problemáticas, bajo nivel de autocontrol, menor autonomía, mayor experiencia con el comportamiento sexual, maduración en la pubertad, autoestima baja, poca satisfacción con la vida y consumo de sustancias. Se ha detectado en varios estudios que las personas que presentan alguna o varias de estas variables poseen una probabilidad más alta de caer en la adicción a la pornografía.
Por supuesto, los más jóvenes han nacido y se han criado con las nuevas tecnologías y tienen una mayor capacidad para encontrar o buscar contenido pornográfico, y a edades tempranas, lo que aumenta la probabilidad de caer en una adicción a la pornografía. Entre los 9 y los 11 años es la edad media de inicio de consumo de pornografía y el 68% de los jóvenes consumen pornografía de forma frecuente.
A la vez, diversos estudios muestran un mayor consumo en adolescentes varones. La adolescencia es una etapa de la vida del ser humano en la que, por naturaleza, presentamos mayor curiosidad por conocer las cosas. Si a esta necesidad de conocer que presentan los adolescentes por naturaleza, no se le responde con educación afectivo-sexual, buscarán en la pornografía saciar esta necesidad de conocer acerca de la sexualidad, con las consecuencias en la salud que ello conlleva.
Las personas que piden ayuda por conducta sexual compulsiva presentan un alto porcentaje de comorbilidades psiquiátricas: ansiedad, problemas impulsivos y adicción a sustancias”
¿La adicción a la pornografía conlleva siempre trastornos mentales? ¿De qué tipo?
Es importante tener en cuenta que el término “adicción a la pornografía” todavía no cuenta con suficiente validez científica para denominarse así. En la Clasificación Internacional de Enfermedades 11 (CIE 11) existe una categoría denominada “Conducta sexual compulsiva”. Dentro del paraguas de esta categoría es donde entraría la adicción a la pornografía y el uso problemático de pornografía. A la vez, dentro de esta categoría también entran otros términos usados como uso problemático del cibersexo, adicción al sexo, hipersexualidad, trastorno hipersexual.
Se ha comprobado que la gran mayoría de los problemas de conducta sexual compulsiva se relacionan más con el uso problemático de pornografía que con otras conductas sexuales. No siempre la adicción a la pornografía conlleva trastornos mentales.
Por lo general, la pornografía suele ser una herramienta que utiliza la persona para gestionar otras problemáticas. En este sentido, las personas que piden ayuda por conducta sexual compulsiva presentan un alto porcentaje de comorbilidades psiquiátricas, particularmente problemas afectivos, ansiedad, problemas impulsivos y adicción a sustancias. Destacan también los trastornos de personalidad, obsesiones y trastornos del estado de ánimo. Además de presentar comorbilidad con el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), también lo presenta con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Desde la asociación Dale Una Vuelta facilitamos muchos datos y recursos que ayudan a detectar estas señales de alerta tempranas y a la prevención de esta adicción
¿Cuáles son las señales tempranas que pueden alertar de desarrollar una adicción a la pornografía?
En toda adicción, existen ciertas conductas que presenta una persona: frecuencia e intensidad de la conducta; negligencia en otras actividades o responsabilidades; esfuerzos infructuosos para controlar o reducir la conducta problemática; consecuencias adversas económicas, personales, legales, afectivas, familiares o laborales; repetición de conductas a pesar de no recibir placer; repetición de la conducta para paliar un dolor o sufrimiento; aumento de la tolerancia; síntomas de abstinencia ante la retirada de la conducta adictiva; uso de la conducta como regulador emocional; mentiras o engaños y aislamiento social.
Desde la asociación Dale Una Vuelta facilitamos muchos datos y recursos en la página web, que ayudan a detectar estas señales de alerta tempranas y a la prevención de esta adicción. Entre los medios que facilitamos se encuentran unos cursos online para padres y educadores y otro para profesionales de la salud en los que profundizamos en el tema de la pornografía, redes sociales y educación.
En el curso online para profesionales de la salud aportamos información sobre datos, sexualidad, la adicción y la repercusión en el cerebro, las consecuencias de la adicción a la pornografía, como ayudar a las personas adictas, internet, redes sociales y nuevas tecnologías y, por último, la atención clínica para personas con adicción a la pornografía y conducta sexual compulsiva.
El cerebro de una persona con conducta sexual compulsiva guarda varias similitudes con el cerebro de personas con adicciones y con TOC
¿Los tabúes en torno a la pornografía dificultan la búsqueda de ayuda profesional? ¿Cómo llega la persona adicta a darse cuenta de que necesita ayuda?
Los tabúes son, sin duda, un obstáculo para la búsqueda de ayuda profesional. No solo el tabú en torno a la pornografía, sino también el tabú respecto a la sexualidad, salud sexual y la salud mental. De hecho, el 73% de los jóvenes acude a sus amigos y el 69% a internet para resolver sus dudas sexuales.
Las personas que reconocen necesitar ayuda, se dan cuenta por su malestar en distintos ámbitos como el social, el familiar, el personal. En muchos casos, se dan cuenta de su problemática al sufrir algunas de las consecuencias del consumo de pornografía, como el deseo sexual distorsionado que derive en insatisfacción, complejos y disfunciones sexuales, o incluso malestar debido a las alteraciones de estructuras cerebrales por su componente adictivo. Se ha encontrado que el cerebro de una persona con conducta sexual compulsiva guarda varias similitudes con el cerebro de personas con adicciones y con TOC.
Además, algunas personas acuden a consulta con motivo de las consecuencias del uso problemático de la pornografía sin saberlo, consecuencias como falta de control inhibitorio, baja memoria de trabajo y dificultad en la toma de decisiones.
Las personas que presentan conducta sexual compulsiva, alcoholismo y ludopatía experimentan anormalidades en la parte prefrontal y en los circuitos de recompensa o refuerzo del placer
Otro hallazgo revelador respecto a las estructuras cerebrales es que las personas que presentan conducta sexual compulsiva, alcoholismo y ludopatía experimentan anormalidades en la parte prefrontal y en los circuitos de recompensa o refuerzo del placer. Esto se observó en las diferencias del volumen de materia gris en estas zonas del cerebro.
¿Cómo debe abordar el psiquiatra y el resto de profesionales sanitarios este tipo de adicción?
Un buen abordaje debe ser integrador. La persona está compuesta por varias dimensiones y, por ello, el abordaje debe evaluar cada una de esas dimensiones de la persona. Existen cuatro dimensiones básicas que debemos tener en cuenta con este tipo de adicciones. Respecto a la dimensión biológica, es imprescindible evaluar y tratar si existe una patología médica-orgánica que pueda explicar los síntomas. La dimensión psicológica es primordial para evaluar y tratar posibles patologías psiquiátricas del paciente. A la vez, evaluar síntomas concomitantes susceptibles de ser tratados, como la impulsividad, la obsesión, bajo ánimo o ansiedad.
Si el paciente no va a beneficiarse de un tratamiento directo sobre el deseo sexual, se recomienda realizar psicoterapia, psicoeducación, diseñar un entorno beneficioso o valorar grupos de apoyo
En cuanto a la actitud, se debe evaluar si es necesario regular las funciones básicas y actividades de la vida cotidiana, como el orden y hora de sueño, el equilibrio y orden alimenticio, el ejercicio físico, las aficiones, el descanso y el equilibrio laboral. Finalmente, hay que tener en cuenta el entorno para evaluar si el paciente puede beneficiarse de un tratamiento directo sobre el deseo sexual.
Si el paciente no va a beneficiarse de un tratamiento directo sobre el deseo sexual, se recomienda realizar psicoterapia, psicoeducación, diseñar un entorno beneficioso, valorar grupos de apoyo, valorar inclusión de la pareja, familia y otras ayudas; y, por último, atender las variables relacionadas.
¿Puede llegar a prevenirse esta adicción?
Existen numerosos medios que nos pueden ayudar a prevenir la adicción a la pornografía. Primero, ser conscientes del impacto y de lo que está pasando en la sociedad. Desde el ámbito de la investigación, realizar más estudios sobre los efectos de la pornografía. En cuanto a la educación, mejorar la educación afectivo sexual en todas las edades y a todos los niveles, desde los padres hasta los profesores. Ayudar a las familias desde la escuela, con la colaboración de profesionales para materias específicas como autoestima, asertividad, empatía o adicciones.
Desde el punto de vista legal, una ayuda imprescindible es revisar la responsabilidad de los medios y de las redes sociales y realizar controles legales más serios para que los menores de edad no tengan un acceso tan fácil a contenido pornográfico, como el control que existe con la venta y consumo de alcohol en menores. El pasado 19 de septiembre, desde Dale Una Vuelta presentamos la campaña GeneraciónXXX, con la colaboración de la Oficina del Parlamento Europeo en España, cuyo objetivo es precisamente acabar con el acceso de los menores a la pornografía.