La intervención precoz, clave en la diabetes tipo 1 autoinmune

El Dr. Luis Castaño, pediatra endocrinólogo en el Hospital Universitario Cruces, recuerda la importancia de una detección temprana de esta patología, que suele debutar entre los 12 y los 14 años, para evitar complicaciones y controlar la enfermedad

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Redacción
La diabetes tipo 1 (DT1) es una enfermedad autoinmune que puede aparecer en todas las etapas de la vida, aunque la edad media de diagnóstico se sitúa entre los 12 y los 14 años y menos del 20% de los adolescentes alcanza el objetivo glucémico recomendado, por lo que aumenta el riesgo de complicaciones a largo plazo. Por ello, es fundamental la concienciación, el cribado y el abordaje precoz de la DT1 autoinmune para que el paciente pueda controlar la enfermedad.

En pacientes que van a desarrollar una diabetes clínica es importante un diagnóstico precoz de la enfermedad, en fases tempranas, a través del estudio de la presencia de autoanticuerpos circulantes en sangre”, explica el Dr. Luis Castaño, pediatra endocrinólogo de Osakidetza en el Hospital Universitario Cruces, catedrático de la UPV/EHU, e investigador del IIS Biobizkaia, Ciberdem, Ciberer y Endo-ERN. Estos autoanticuerpos, como anti-Insulina, anti-GAD, anti-IA2 o anti-Zinc, pueden utilizarse como marcadores precoces de la respuesta inmune contra la célula beta pancreática y pueden detectarse en fases tempranas de la DT1, “antes de que aparezcan los síntomas que conducen al diagnóstico clínico de la enfermedad y a la necesidad de tratamiento con insulina sustitutiva”, añade el especialista.

diabetes-precozDr. Castaño: “En pacientes que van a desarrollar una diabetes clínica es importante un diagnóstico precoz de la enfermedad, en fases tempranas”

En la actualidad, están en marcha varias investigaciones europeas para detectar la presencia de estos autoanticuerpos contra el páncreas en personas con riesgo genético a la enfermedad, “bien centrados en familiares de primer grado de personas con diabetes tipo 1 o en algunos casos en población general infantil”, comenta el Dr. Castaño. Entre las complicaciones más habituales de esta enfermedad autoinmune y crónica, además de la hiperglucemia, se encuentran las complicaciones agudas como la hipoglucemia o la cetoacidosis diabética (DKA). Esta última se da aproximadamente en el 40% de los debuts clínicos y supone una alteración metabólica grave que pude suponer una amenaza para la vida de las personas.

También existen complicaciones crónicas que, según el especialista, “siguen limitando de forma significativa la vida de la persona con diabetes y suponen un alto impacto en la salud de la persona y en el coste sanitario”. Aunque se han dado importantes avances en el control de la DT1, los datos actuales “muestran que un diagnóstico en niños antes de los 10 años de vida puede suponer hasta 15 años de media menos de vida en relación a la población general”, advierte el Dr. Castaño.

Retrasar el debut de la DT1

A día de hoy no existe un protocolo estandarizado de cribado y seguimiento de la DT1, por lo que las personas avanzan de los estadios tempranos de la enfermedad (1 y 2) a la aparición de síntomas (estadio 3), sin detectarse los estadios1 y 2. La consecuencia de esto es que se frena la un diagnóstico precoz y la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, en algunos países ya hay protocolos de cribado y detección de pacientes en los estadios 1 y 2. También están en fase de investigación potenciales tratamientos cuyos resultados abren la puerta a la posibilidad de retrasar el debut de la enfermedad, por lo que se podría tratar a pacientes antes de que aparecieran los síntomas.

El Dr. Castaño explica que algunas de las estrategias inmunomoduladoras que están desarrollándose con diferentes tipos de fármacos “parecen mostrar resultados positivos en lo relativo a evitar la destrucción de las células beta productoras de insulina, retrasar el comienzo clínico de la DT1 y mantener la reserva pancreática de péptido C”.

Parece claro que la curación de la DT1 vendrá del diagnóstico precoz y de la prevención de la enfermedad”, asegura el especialista e insiste en la necesidad de diseñar y establecer programas “que permitan un diagnóstico temprano de la enfermedad en personas con riesgo, así como la utilización de estrategias terapéuticas centradas en la inmunomodulación de la respuesta autoinmune”.

Una vez identificados los pacientes en las fases tempranas de la diabetes presintomática, “será clave la disponibilidad de agentes inmunomoduladores que detengan o frenen la destrucción del páncreas endocrino y que aboca a una diabetes clínica y a una insulinodependencia”, comenta el Dr. Castaño. Así, la posibilidad de modificar el curso de esta enfermedad supone un cambio de paradigma en el manejo de la DT1, ya que identificar y monitorizar a estas personas en estadios precoces puede prevenir la DKA, así como preparar a estas personas y a sus familias para el debut clínico, además de ofrecer una intervención temprana, que podría mejorar la evolución y el pronóstico de la enfermedad.

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