Mónica García se compromete a dos grandes pactos de estado en salud mental y en atención primaria

"Como ministra y también como médica quiero que volvamos a sentir el orgullo de nuestra sanidad pública, y volver a presumir de ella ante el mundo", aseguró Mónica García en su toma de posesión

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Juan Pablo Ramírez
Hubo un tiempo en que cada nuevo ministro o ministra se comprometía en la toma de posesión a firmar un gran Pacto de Estado por la Sanidad. La tarea hoy parece imposible con unos bloques políticos totalmente divididos. La nueva ministra Mónica García ha apostado por parcelar esta tarea. Propone dos grandes pactos: uno en salud mental y otro en atención primaria. El camino del primero de ellos ya lo marcó Pedro Sánchez en la sesión de investidura la semana pasada. garcía lo definió como “una de las piedras angulares” de esta nueva etapa.

La necesidad de potenciar atención primaria viene sonando desde la etapa de María Luisa Carcedo. El acuerdo en el Consejo Interterritorial de 2019 nunca se ha llevado a la práctica. Los sucesivos ministros nunca han consegudo lograr el encaje. García asume ahora esta tarea para fortalecer “el nivel asistencial que mejor representa el espíritu de cohesión y equidad”.

Su discurso giró en torno a la necesidad de fortalecer la sanidad pública y blindar la universalidad. “Como ministra y también como médica quiero que volvamos a sentir el orgullo de nuestra sanidad pública, y volver a presumir de ella ante el mundo”, insistió. En su cabeza dos leyes. La primera la Ley de General de Sanidad, la gran obra del Ministerio de Ernest Lluch, asesinado por ETA hace 23 años y que estuvo muy presente en los discursos de la ministra entrante y del ministro saliente. “No fue una ley más. Marcó el sentido común de todo un país. Fue la primera piedra de la senda para concebir nuestra sanidad como el corazón que late debajo de nuestra sociedad y la joya de la corona de nuestro Estado de bienestar”. Un viva a la sanidad pública quedó como gran conclusión a su discurso.

García apuesta por la salud mental y la atención primaria como dos de sus grandes objetivos al frente del Ministerio

Pero si la Ley General de Sanidad representa el camino por el que avanzar, el Real Decreto 16/2012 de Ana Mato supone una vía muerta. “No hemos logrado revertir todo el daño que se hizo en 2012 a la universalidad”, añadió.

El objetivo se presenta complejo con un Parlamento dividido en dos bloques claros. Por un lado, los grupos que apoyaron la investidura presentan fricciones. Podemos ya ha advertido de que sus cinco diputados dentro de Sumar actuarán por cuenta propia. Por otro, los partidos nacionalistas e independentistas con interés de mayor prioridad que una sanidad pública y universal, el gran mantra de su discurso. Encontrará otros dos frentes que van a poner difícil esos dos pactos de estados. De un lado el Senado, donde PP y Vox cuentan con mayoría absoluta. De otra, las comunidades autónomas donde existe una mayoría importante también del PP.

En su discurso no hubo ni una sola referencia a la industria farmacéutica y a la sanidad privada

De momento en su toma de posesión perdió la ocasión de acercarse al sector. En su discurso no hubo ni una sola referencia a la industria farmacéutica y a la sanidad privada, dos socios que pueden resultar claves en un momento en que el acceso a los medicamentos llega con más de 600 días de retraso desde la aprobación por la Comisión Europea y en el que la lista de espera sigue sumando récords semestre a semestre.

Tampoco dejó espacio a una primera toma de contacto con los representantes del sector sanitario que se congregaron en su toma de posesión: presidentes y responsables de consejos profesionales, de la industria farmacéutica, de las compañías tecnológicas, de los grupos hospitalarios privados o de los pacientes. Nada más concluir el acto abandonó la sala Ernest Lluch para dejar paso al traspaso de cartera en Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.

Los principales gestos de empatía se dirigieron a su antecesor, José Manuel Miñones, que abandona el cargo apenas ocho meses después de su llegada. En concreto, 239 días. También con Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, líder de Sumar y gran valedora, que asistió al acto junto a Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica. También para los profesionales sanitarios a los que reconoció el esfuerzo. “Llevo un poquito de todos esos compañeros del Hospital 12 de Octubre, a los cuales tengo que agradecer todo lo que me han enseñado de la vida, profesionalidad, vocación y todo lo que hace que la política sea mejor”.

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