Dra. Nuria González: “Es muy probable que entre migraña y depresión exista un factor etiológico común y compartan genes”

La neuróloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid participó en la Mesa de Expertos sobre migraña, organizada por iSanidad y Teva, en la que también intervino el Dr. Fernando Mora, jefe de Sección de Psiquiatría en el Hospital Infanta Leonor de Madrid

migraña-depresión

Cristina Cebrián
Jennifer Casado (Fotografías y vídeo)
La relación entre la migraña y la depresión puede enfocarse de forma bidireccional, desde dos puntos de vista que “no son excluyentes y probablemente estén presentes”, entre el hecho de padecer un dolor de forma crónica y la psicopatología que puede conllevar. Así se puso de manifiesto durante la Mesa de Expertos sobre migraña, organizada por iSanidad y Teva.

En concreto, con respecto a la relación neurobiológica entre ambas patologías, la Dra. Nuria González, especialista en el Servicio de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y experta en cefaleas, explicó que “probablemente exista un factor etiológico común. Es decir, que compartan genes, estructuras y funciones similares”. Asimismo, desde el punto de vista estructural, la especialista apuntó que “se ha visto en diferentes estudios de imagen funcional una asociación de pequeñas alteraciones en estructuras relacionadas con la transmisión del dolor y con su enfrentamiento emocional, como estructuras del tronco del encéfalo, el tálamo, la amígdala y el sistema límbico”.

Dr. Fernando Mora: “Aproximadamente el 75% de las personas que padecen migraña refieren malestar psicológico ante la dificultad de convivir con un trastorno doloroso”

Por otro lado, estas enfermedades guardan una relación psicológica que dificulta el poder llevar una vida normal. De hecho, están muy relacionadas entre sí y de forma recíproca. “La migraña va a hacer que la depresión vaya a peor y la depresión va a empeorar la migraña”, aseguró el Dr. Fernando Mora, jefe de Sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario Infanta Leonor y profesor de Psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid.

En este sentido, el psiquiatra indicó que aproximadamente el 75% de las personas que padecen migraña refieren malestar psicológico ante la dificultad de convivir con un trastorno doloroso, especialmente cuando es crónico. “Esto tiene que ver con la intensidad del dolor, con la frecuencia y con los síntomas. Es una enfermedad que dificulta la vida laboral y social, llegando a limitar el día a día, por lo que resulta difícil convivir con ella”, destacó el Dr. Mora.

Cuándo prescribir tratamientos preventivos

Para el tratamiento de la migraña existen dos vías principales. Por un lado, manejar las crisis que surjan y, por otro, establecer un tratamiento preventivo para evitar que puedan aparecer más crisis. En algunos casos, estas terapias preventivas alcanzan el 100% de respuesta. “A día de hoy, las guías de práctica clínica señalan la indicación de establecer un tratamiento a partir de los cuatro días al mes”, manifestó la Dra. González y añadió que “esto es bastante dramático ya que significa que un paciente de 30 años, que se encuentra activo a nivel laboral, pierde un día de su vida a la semana, como mínimo, debido a la crisis de migraña”.

Dra. González: “La función de un tratamiento preventivo de migraña es reducir su frecuencia e intensidad y mejorar la respuesta a los tratamientos sintomáticos”

Además, la neuróloga explicó que existen otros casos en los que se puede prescribir un tratamiento preventivo, como aquellos pacientes que tienen contraindicado el uso de antiinflamatorios o tratamientos más dirigidos al dolor de la migraña. “Cuando se trata de crisis muy prolongadas o muy discapacitantes, buscamos un tratamiento preventivo que reduzca la frecuencia y la intensidad y que mejore la respuesta a los tratamientos sintomáticos. Esa es la función de un preventivo”, concluyó la Dra. González.

En cuanto a la depresión, el Dr. Mora comentó que no existe ningún tratamiento preventivo e insistió en que “no hay que utilizar ninguno”. Más bien, se trata de “establecer una intervención precoz en cuanto se detecten síntomas depresivos, hacer una buena evaluación y tratar de poner el tratamiento lo antes posible”.

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