Victoria Guillén
Actualmente, las mujeres experimentan una mayor demora en la atención sanitaria. De hecho, según datos extraídos del estudio “Mujer, discapacidad y enfermedad crónica”, los hombres pasan de media unos 3,2 años en alcanzar un diagnostico efectivo sobre su enfermedad crónica, mientras que en el caso de las mujeres esta media se eleva hasta los seis años. En este sentido, expertas reunidas en la vigésima primera edición de los ‘Desayunos POP’, organizada Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), han reclamado planes de cronicidad y políticas sanitarias que incluyan la una mayor perspectiva de género con el objetivo de mejorar los resultados en salud y los tratamientos de las mujeres que, por su condición de cuidadoras, olvidan atender su propia enfermedad.
Durante la jornada, las expertas han abordado el enfoque de género en el ámbito de la cronicidad y el papel de las mujeres como pacientes en el sistema sanitario. En concreto, Carina Escobar, presidenta de la POP, ha incidido en “la importancia de introducir estrategias de cronicidad con perspectiva de genero desde el punto de vista de la prevención primaria y secundaria, así como mejorar el cuidado de nuestras cuidadoras, ya que el 90% de los cuidadores son mujeres y eso tiene un impacto en salud y su vida”.
Por su parte, Norma Doria, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria Madrid, ha apuntado que “en un paciente crónico obtener un diagnostico es crucial”. “Se estima que en España hay 19 millones de personas con enfermedad crónica, pero el caso de la mujer es muy particular porque retrasa su diagnóstico por estar al cuidado de otras personas, por lo que la mujer se ocupa menos de ella misma”.
Se estima que en España hay 19 millones de personas con enfermedad crónica
Asimismo, ha explicado, que las pacientes con edades comprendidas entre los 35 y los 69 años retrasan mucho el diagnóstico mientras que las más jóvenes llegan a ser diagnosticadas antes: “Esto conlleva que ante un diagnóstico más tardío, los tratamientos no den los resultados esperados”.
En este sentido, Rosa Urbano, presidenta saliente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), ha solicitado la necesidad de generar datos y estudios que identifiquen estas desigualdades. “Todavía existe muchísima desinformación sobre cuáles son las desigualdades de género en la práctica clínica, por lo que resulta fundamental generar datos y evidencia científica. Por otro lado, resulta fundamental incorporar la perspectiva de género en la guías clínicas”.
Asimismo, Urbano ha puesto de manifiesto la necesidad de establecer un modelo de formación de competencias para los profesionales “que les haga ser conscientes de la existencia de prejuicios en el trato a las pacientes al haber una infraestimación de los problemas de salud de las mujeres que conduce a retrasos diagnósticos y tratamientos eficaces”.
“Necesitamos un modelo de formación de las competencias de los profesionales sanitarios y también, seguramente, incorporar en esa formación, incluso en los libros de texto, esas diferencias que existen entre los hombres y las mujeres en la manera de manifestar los síntomas”, ha abundado.
“Las mujeres retrasan sus consultas por la cuestión de conciliación y llegan con una enfermedad más desarrollada debido a su papel de cuidadora”
En opinión de la coordinadora del máster en Estudios de Género de la Universidad Complutense de Madrid, Susana Vázquez, en este problema “el enfoque a menudo es puramente biomédico y se toma el patrón masculino como referente. Es fundamental tener en cuenta el enfoque biopsicosocial porque hay que tener en cuenta no sólo la dimensión biológica, sino también la social, económico y cultural”.
De hecho, “los hombres piden menos ayuda y las mujeres retrasan sus consultas por la cuestión de conciliación y llegan con una enfermedad más desarrollada debido a su papel de cuidadora”.
Finalmente, Escobar, ha animado a fomentar una “educación sanitaria” adaptada a las mujeres. “Partimos del hecho de que somos cuidadoras, de que llegamos más tarde, pero también es verdad que tenemos que ser más proactivas con nuestra propia salud, con nuestra propia vida y poder ponernos en el lugar que nos ocupa, que, en este caso, es cuidarnos mejor”, ha defendido.