Dr. Juan Politei: “La utilidad y factibilidad de incluir la enfermedad de Pompe en el cribado neonatal es indiscutible”

El neurólogo e investigador argentino ofrece una entrevista a iSanidad, con motivo de su viaje a España para participar en la IX edición del R@review, el encuentro anual que repasa las últimas innovaciones en enfermedades raras lisosomales

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Redacción
Vídeo: Irene Riera
Ha viajado desde Buenos Aires (Argentina), donde ejerce como neurólogo consultor para el diagnóstico y seguimiento en enfermedades poco frecuentes en la Fundación Spine para ser uno de los ponentes y moderadores del R@review 2024, la cita que cada año organiza Sanofi España para traer a los especialistas en trastornos minoritarios las novedades sobre las enfermedades raras de depósito lisosomal presentadas en el 20th Annual WorldSymposium, la cita científica más importante sobre este tipo de enfermedades raras.

El Dr. Juan Politei lleva décadas atendiendo a pacientes con enfermedad de Pompe, entre otras patologías lisosomales y, aunque reconoce que “queda camino por andar” para que lleguen las terapias génicas, y aún están por encontrar biomarcadores que sean “cien por cien específicos”. También señala a iSanidad los importantes avances en nuevas terapias enzimáticas sustitutivas, como avalglucosidada alfa, que son más eficaces cuanto antes se inicie el tratamiento, por lo que insiste en la incorporación de la enfermedad de Pompe en el cribado neonatal.

¿Qué destacaría como novedades en el abordaje de las enfermedades lisosomales del 20th Annual WorldSymposium?
Hemos escuchado resúmenes muy interesantes con distintos aspectos del abordaje de estas patologías. Escuchamos una ponencia muy interesante en cuanto a los resultados del cribado neonatal y su utilidad en algunas enfermedades, que tienen la necesidad de un diagnóstico muy temprano, como la de Pompe o la glucogénesis tipo dos. La eficacia de las terapias está muy asociada al inicio temprano del tratamiento.

Hemos visto cribados en grupos que tienen más posibilidad de tener una enfermedad lisosomal, como pueden ser pacientes con enfermedades cardíacas o renales en los que buscar, por ejemplo, la enfermedad de Fabry

Hemos buscado estrategias para el abordaje clínico, como definir las poblaciones de riesgos, y hemos visto cribados en grupos que tienen más posibilidad de tener la enfermedad, como pueden ser pacientes con enfermedades cardíacas o renales en los que buscar, por ejemplo, la enfermedad de Fabry. Por tanto, hemos repasado lo que sabíamos y hemos aprendido algunas cosas nuevas.

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¿Qué novedades destacaría de dentro de la enfermedad de Pompe?
En esta enfermedad vemos la necesidad de inicio temprano de tratamiento. Sabemos que en la forma infantil de esta enfermedad, empezar el tratamiento meses después en lugar de a las pocas semanas supone un peor pronóstico para estos chicos y empezamos a tener resultados de nuevas terapias que están aprobadas. Estamos hambrientos de ver si hay una que tiene un mejor potencial que el otro y si tiene mayor o menor inmunogenicidad.

También hemos escuchado aspectos interesantes que vienen sobre terapias de Pompe, nuevos planes de terapia génica y algunas otras terapias venideras con otros mecanismos de acción más complejos.

Es muy difícil extrapolar el concepto de biomarcador a todas estas enfermedades. Siendo la misma enfermedad, los biomarcadores tienen distintas formas de presentación y, el mismo biomarcador, se va a comportar de forma diferente

¿Cómo valorarías incluir la enfermedad de Pompe en el cribado neonatal? ¿Consideras que es una opción factible?
No solo es factible, sino que actualmente hay países que lo están haciendo. Muchas veces estos países están divididos por provincias que son autónomas. En esta reunión hemos visto resultados de algunas ciudades o territorios de Estados Unidos que están haciendo cribado con resultados muy alentadores.

Además de mostrarnos que encontraron pacientes, nos mostraron cómo les fue a esos pacientes si fueron tratados en el sexto, séptimo y octavo mes. Y les va mucho mejor que cuando empezamos el tratamiento al año. Así que claramente es posible. Vendrá después una discusión farmacoeconómica y otras discusiones, pero la utilidad y la factibilidad es indiscutible.

¿Cuál cree que es el reto que queda por cubrir en biomarcadores con respecto a las enfermedades lisosomales?
Probablemente la especificidad en biomarcadores merece siempre una charla en la que hay que poner el foco en cada una de las esferas. Es muy difícil extrapolar el concepto de biomarcador, más allá del concepto de la definición, a todas estas enfermedades. Siendo la misma enfermedad, los biomarcadores tienen distintas formas de presentación y, el mismo biomarcador, se va a comportar de forma diferente.

Llevo 22 años haciendo perfusiones para enfermedad de Fabry y otros 10 en enfermedad de Pompe, pero en España hay compañeros que llevan más de 30 años haciendo perfusiones para Gaucher

El desafío que tenemos es encontrar un biomarcador que sea cien por cien específico. Es decir, que siempre esté elevado ante la presencia de esa enfermedad y podamos tener la seguridad de que, siguiendo ese biomarcador, sepamos que la terapia es efectiva. En algunas enfermedades lo tenemos y en otras no. Se siguen estudiando los posibles biomarcadores con técnicas de proteómica y otras en los laboratorios, en muestras de plasma y en otro tipo de muestras de pacientes.

¿Qué han supuesto las terapias enzimáticas sustitutivas para los pacientes?
Son las terapias en las que tenemos mucha experiencia. En mi caso, llevo 22 años haciendo perfusiones para enfermedad de Fabry y otros 10 años de perfusiones para Pompe, pero en España hay compañeros que llevan más de 30 años haciendo perfusiones para Gaucher. Se ha demostrado una eficacia muy clara que, como siempre, va a estar ligada al momento que iniciamos la terapia.

En los pacientes que empiezan de forma muy temprana el beneficio es clarísimo. Para algunas enfermedades supone literalmente frenar todos los mecanismos de daño, de forma que el paciente no va a desarrollar las complicaciones que uno espera.

En los pacientes que empiezan de forma muy temprana el beneficio es clarísimo. En algunas enfermedades supone literalmente frenar todos los mecanismos de daño

Para otras enfermedades vamos a ver que, si empezamos temprano, frenamos y podemos “volver para atrás” desde los mecanismos de daño. Y, en otras en las que el paciente ya tiene daño, al menos vamos a retrasar la progresión. Hay que hacer un análisis por cada enfermedad, pero la eficacia y la utilidad de la terapia de reemplazo es indiscutible.

En Argentina hay un proyecto muy interesante que utiliza radiografías de forma que, si un niño llega a urgencias porque se dobló la muñeca, la inteligencia artificial analiza la radiografía y puede indicarle al médico que esos huesos tienen características de mucopolisacaridosis.

¿Será el siguiente paso la terapia génica o aún queda mucho por andar hasta que sea una realidad?
Le queda camino por recorrer. Hay terapias génicas aprobadas para algunas enfermedades, pero estamos empezando a ver algunas complicaciones en el momento de llevar ese material genético sano a las células del paciente enfermo. Y ese es el desafío hoy: cómo hacer la entrega de ese material. Una de las charlas que hemos escuchado abordó los desafíos, lo que se ha visto y lo que se está desarrollando para evitar que el sistema inmune ataque al virus que lleva el material genético. Claramente estamos más cerca.

Lo nuevo en enfermedades lisosomales es que, dándole a la inteligencia artificial algunos datos clínicos, más allá de imágenes, podemos obtener diagnósticos diferenciales

¿Y qué puede aportar la inteligencia artificial al diagnóstico, abordaje y tratamiento de las enfermedades lisosomales?
La inteligencia artificial hoy se usa principalmente en diagnóstico. En Argentina hay en marcha un proyecto muy interesante que utiliza radiografías de forma que, si un niño llega a urgencias porque se dobló la muñeca, la inteligencia artificial analiza la imagen de la radiografía y puede indicarle al médico que esos huesos tienen características de mucopolisacaridosis. Y así aparecen pacientes con esta enfermedad.

Ya sabíamos que, en cáncer de mama o en esclerosis múltiple, la inteligencia artificial en diagnóstico existe. Lo nuevo en enfermedades lisosomales es que, dándole a la inteligencia artificial algunos datos clínicos, más allá de imágenes, podemos obtener diagnósticos diferenciales de enfermedades raras lisosomales. Así que ya estamos en el diagnóstico, no por imagen, sino buscando el diagnóstico clínico a través de la inteligencia artificial.

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