Cuatro de cada 10 personas con VIH sufren aún estigma en los servicios sanitarios

Ponerse doble guante, evitar el contacto físico dejar sus intervenciones para última hora o recomendarles que no tuvieran relaciones sexuales son algunas de las situaciones que describen los pacientes que han participado en un estudio publicado por el Ministerio de Sanidad

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Gema Maldonado
El estigma acompañó a las personas con sida desde que se empezaron a documentar los primeros casos de la enfermedad a principios de los 80 y, aún hoy, 40 años después, sigue afectando a las personas que ni desarrollan la enfermedad y viven con el VIH. Las actitudes y creencias negativas hacia estas personas siguen sucediéndose incluso en entornos sanitarios.

El 39,2% de personas con VIH vivió alguna experiencia de estigma en los servicios sanitarios no especializados en VIH en los 12 meses previos a la encuesta, que se realizó entre marzo y septiembre de 2023. Estas situaciones también se viven en algunos de los servicios sanitarios específicos para el VIH, ya que dos de cada 10 pacientes sufrió estigma en estas consultas. Así lo refleja un estudio en el que se encuestó a 500 personas con VIH de diferentes puntos de España sobre la experiencia de estigma en VIH publicado por el Ministerio de Sanidad el pasado abril.

El 39,2% de personas con VIH vivió alguna experiencia de estigma en los servicios sanitarios no especializados en la infección y dos de cada diez en consultas específicas de VIH

Que los sanitarios evitaran el contacto físico con los pacientes, les recomendaran no tener relaciones sexuales por tener el VIH y divulgar su estado serológico sin el consentimiento de la persona, fueron las experiencias de estigma que frecuentes en los servicios sanitarios especializados en VIH.

Cuando el paciente acudía a otros servicios sanitarios por cualquier otra razón, tres de cada 10 pacientes veían cómo se incluía su estado serológico en el informe médico cuando el VIH no tenía relación con la atención que le habían prestado. El 12,7% señala que los sanitarios se ponían doble guante, evitaban el contacto físico o dejaban su intervención para última hora del día. Aunque con menos frecuencia (7,2%), los sanitarios les derivaron al servicio de enfermedades infecciosas aunque el VIH no tuviera relación con el problema de salud que les había llevado al centro sanitario y hasta un 6,2% recibió comentarios discriminatorios por tener VIH.

En algunos casos, aunque minoritarios, les recomendaron no tener hijos, someterse a un proceso de esterilización o, en el caso de las mujeres, se sintieron presionadas a usar un método anticonceptivo específico en vez de informarles sobre las opciones disponibles “Reducir el estigma tiene que estar en el centro de la respuesta al VIH, debe ser prioridad en la financiación, políticas, investigación y programas”, aseguraba este jueves María José Fuster Ruiz de Apodaca, investigadora principal del estudio.

En algunos casos, aunque minoritarios, los sanitarios les recomendaron no tener hijos

Esta doctora en psicología social viven también con VIH y aunque señala que “hemos avanzado” en cuanto al estigma que vive la población infectada, el estigma sigue muy presente en todos los ámbitos de la sociedad y termina echando raíces también en quienes lo sufren. “Las personas con VIH hemos ido interiorizando las creencias de la sociedad, de forma que aún hoy solo el 13,4% cuenta abiertamente que vive con VIH”, señala.

Siete de cada 10 lo cuenta solo a su entorno más íntimo. La culpa y el miedo son emociones que les acompañan en muchos casos, hasta el punto de que más del 60% tienen angustia de transmitir el virus pese a saber que lo tiene controlado e indetectable con el tratamiento de antirretrovirales y, por lo tanto, no transmite la infección. Y casi la mitad afirma sentirse culpable o inferior por tener el VIH. “Tienes la sensación de que eres peligroso y todo esto tiene que ver con la internalización del estigma”, añadía la investigadora, en su intervención durante un encuentro con periodistas sobre la información sobre el VIH sin estigma organizado por Cesida y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud, con el apoyo de ViiV Healthcare.

María José Fuster: “Las personas con VIH hemos ido interiorizando las creencias de la sociedad, de forma que aún hoy solo el 13,4% cuenta abiertamente que vive con VIH”

Cuando estas ideas negativas y de rechazo hacia estas personas interseccionan con otros estigmas como la pobreza, la inmigración o la homosexualidad, la situación es peor “y tiene resultados muy negativos en la salud de estas personas, pero también en la salud pública”, advierte la autora principal del estudio. El estigma genera miedo y se convierte “en una barrera para la detección y el tratamiento” de la infección, con los riesgos que supone para la salud de la propia persona infectada que, además, no sabe que tiene la infección y puede seguir transmitiéndola.

En España, se estima que un 8% de las personas que viven con VIH no lo saben. Cada año se diagnostican en torno a 3.000 nuevos casos y la mitad de los diagnósticos son tardíos. “Cuando se detectan tienen ya niveles bajos de defensas, por tanto llevan tiempo con la infección sin diagnosticar”, lamenta la Dra. María Luisa Montes Ramírez, especialista en medicina interna en el Hospital Universitario La Paz de Madrid.

La Dra. Montes Ramírez señala que son numerosos los diagnósticos tardíos en personas mayores, “muchas de ellos en  mujeres”

La razón en unos casos es el miedo, en otros, “no se perciben a si mismos como persona que puede llegar a tener la infección”, y “tampoco hemos normalizado hacernos serología de VIH en las analíticas”. La especialista señala que son numerosos los diagnósticos tardíos en personas mayores, “muchas de ellos en mujeres” y recomienda a pacientes como a médicos tener en cuenta incluir este parámetro en las analíticas con cierta periodicidad.

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