Redacción
El republicano Donald Trump se ha impuesto a la candidata demócrata Kamala Harris en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y vuelve cuatro años después a la Casa Blanca. Una de las múltiples dudas que surgen es que impacto puede tener su presidencia en cuanto a las políticas sanitarias. Durante la campaña Trump ha señalado que “los costes de la sanidad y de los medicamentos recetados están fuera de control“. Además, ha propuesto reforzar atención primaria con nuevas opciones de asistencia.
Trump ha señalado que no continuará con los intentos frustrados de los republicanos de derogar y sustituir la Ley de Atención Médica Asequible, conocida como Obamacare, pero tiene “conceptos de un plan” para revisar la ley y ofrecer a los estadounidenses opciones de menor coste. “Si podemos idear un plan que le cueste menos dinero a nuestra población y que sea mejor atención sanitaria que el Obamacare, lo haré», aseguró Trump durante un debate con Harris.
Por otro lado, Trump ha prometido hacer frente al aumento de las enfermedades crónicas y creará una comisión presidencial para estudiar este problema. Además, podría remodelar las agencias federales de salud que supervisan que la investigación, la divulgación y el desarrollo de nuevos medicamentos, según informa el medio estadounidense Stat News. “¿Qué está pasando? ¿Son los alimentos que comen? ¿El entorno en el que vivimos? ¿La prescripción excesiva de ciertos medicamentos? ¿Son las toxinas y los productos químicos presentes en nuestros hogares?”. Esta es la reflexionaba que aparecía en la web de la campaña de Trump. En cuanto a Medicaid, en su primer mandato Trump estableció cómo los estados podrían implementar requisitos de trabajo en sus planes y aprobó 13 exenciones para ponerlos en marcha.
La política de salud de Trump en su segundo mandato parece enfocarse en aliviar el coste de la atención médica
Con un enfoque en las “opciones asequibles” y la promesa de reducir los precios de los medicamentos, la política de salud de Trump en su segundo mandato parece enfocarse en aliviar el coste de la atención médica, aunque sin comprometerse con una reforma estructural. Los próximos meses serán clave para observar si sus medidas responden a la presión ciudadana para un sistema sanitario accesible y sostenible o si el sector seguirá enfrentando los mismos desafíos de acceso y costes elevados que hasta ahora han caracterizado al sistema de salud estadounidense.
Por último, el presidente electo ha expresado durante la campaña electoral su intención de otorgar un “papel importante” en las políticas sanitarias a Robert Kennedy Jr., quien se presenta como un defensor de las teorías antivacunas.