Fátima Del Reino Iniesta
La salud de las mujeres continúa siendo objeto de desigualdades significativas. El 80% de los estudios médicos históricos se han basado en hombres o no han diferenciado resultados por sexo. Esta falta de investigación diferencial significa que muchas enfermedades se diagnostican y tratan en base a un modelo masculino, ignorando las particularidades del cuerpo femenino. Como resultado, las mujeres tienen un 50% más de probabilidades de ser mal diagnosticadas cuando experimentan, por ejemplo, un infarto.
“Las mujeres están infrarrepresentadas en los ensayos clínicos de ámbito cardiovascular. Es urgente cambiar las políticas y prácticas en la atención cardiovascular a las mujeres especialmente considerando que, por ejemplo, el 74% de los hombres recibe tratamiento para el colesterol, frente a sólo el 54% de las mujeres”, ha señalado Inmaculada Gil Rabadán, directora general de de Daiichi Sankyo España durante el evento La salud sí tiene género, organizado por Women Leaders in Healthcare (WLHC).
“Las mujeres están infrarrepresentadas en los ensayos clínicos de ámbito cardiovascular”
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en mujeres en España, representando el 35% de las muertes femeninas, lo que resalta la urgencia de abordar este problema desde una perspectiva más inclusiva y específica. “Detrás de estos datos se han identificado diferencias de género en la atención sanitaria que repercuten en los resultados de salud”, ha alertado Gil Rabadán.
Por ejemplo, las pruebas diagnósticas estándar, como las pruebas de esfuerzo para enfermedades cardiovasculares, están diseñadas en función del modelo masculino. Este sesgo no solo invisibiliza los síntomas específicos de las mujeres, sino que dificulta la detección temprana de enfermedades como el infarto de miocardio, donde la mortalidad femenina duplica a la masculina.
En cuanto al cuidado familiar y del hogar, entre el 70% y el 90% es proporcionado por mujeres y esta carga de trabajo no remunerado restringe el tiempo que las mujeres pueden dedicar a su propio bienestar y salud, incluyendo la asistencia a citas médicas y el cuidado preventivo. De hecho, el 60% de las mujeres reporta haber retrasado o cancelado citas médicas debido a responsabilidades familiares. Estas dinámicas no solo perpetúan el deterioro de la salud femenina, sino que generan un impacto en la economía global.
Consecuencias económicas de la brecha sanitaria
El absentismo laboral asociado a problemas de salud crónicos es un ejemplo claro de estas repercusiones. Las mujeres con enfermedades crónicas tienen una tasa de absentismo un 40% mayor que los hombres, afectando directamente a su productividad y al Producto Interior Bruto (PIB). Anna García Altés, presidenta de la Asociación Española de Economía para la Salud, ha destacado que “reducir la brecha en salud femenina podría ahorrar más de 10.000 millones de euros anuales en Europa”.
“Reducir la brecha en salud femenina podría ahorrar más de 10.000 millones de euros anuales en Europa”
En España, el coste de las enfermedades cardiovasculares en mujeres supera los 20.000 millones de euros al año. Si se implementaran políticas que mejoraran la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de estas enfermedades en mujeres, se podrían liberar recursos significativos que impulsarían la economía global en 1 billón de dólares para 2040.
Durante el encuentro, se ha llegado a la conclusión de que cerra esta brecha requiere un cambio estructural en la atención sanitaria. Según Rosa Romero, presidenta de la Comisión de Igualdad del Senado, “es crucial incluir a más mujeres en ensayos clínicos y formar a los profesionales sobre el sesgo de género”. Este enfoque no solo mejoraría la calidad de los diagnósticos y tratamientos, sino que también fomentaría una investigación más inclusiva y efectiva.
“Es crucial incluir a más mujeres en ensayos clínicos y formar a los profesionales sobre el sesgo de género”
Además, se necesita una mayor visibilidad de los problemas de salud mental en mujeres, que suelen ser infradiagnosticados, y se deben incorporar criterios de equidad de género en la planificación de sistemas de salud. Romero también ha enfatizado sobre la importancia de incorporar criterios de equidad de género en la planificación de los sistemas de salud para abordar de manera integral estas desigualdades.
Un futuro con perspectiva de género
El evento Women Leaders in Healthcare ha puesto en el centro del debate la urgencia de reducir las desigualdades de género en salud, no solo como una cuestión de justicia social, sino también como una oportunidad para mejorar la economía y el bienestar colectivo. “Por cada dólar invertido en la salud de las mujeres, se obtendrían 3 dólares en crecimiento económico”, ha concluido García Altés, reforzando la idea de que invertir en salud femenina es una decisión estratégica.
Marta Reyes, embajadora del proyecto WLHC, lo ha resumido afirmando que “reducir las desigualdades en salud femenina es una llamada a la acción para todos los sectores implicados”. Implementar políticas con perspectiva de género, priorizar la investigación inclusiva y fomentar la sensibilización en todos los niveles de la sociedad son pasos clave para garantizar que la salud deje de ser un privilegio masculino y se convierta en un derecho equitativo para todos.