Juan León García
El chemsex puede triplicar el riesgo e infección por VIH y hasta duplicar el de infecciones de transmisión sexual (ITS), como clamidia y gonorrea. Es la causa de 4 de cada 5 seroconversiones por VIH. Además, casi uno de cada tres pacientes seropositivos realiza esta práctica consistente en mantener relaciones sexuales bajo el influjo de determinadas sustancias psicoactivas. Ante este fenómeno, expertos como el Dr. Alfonso Cabello, jefe asociado de Medicina Interna y la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, aconsejan: “Ten la información y luego toma decisiones”.
“Es arriesgado banalizar situación de ‘lo puedo hacer, no puede pasar nada”, ha advertido durante su participación en el evento ‘La Cafetería’, organizado por Gilead Science junto a GeSIDA, Seisida, Cesida y la Asociación RIS con motivo del Día Mundial del Sida, que se conmemora cada 1 de diciembre.
Porque, como han comentado tanto el Dr. Cabello como Jorge Garrido, director ejecutivo de la asociación Apoyo Positivo, no consiste en prohibir su consumo sin más. Por ese motivo han ahondado en la importancia de dar a conocer todas las herramientas a disposición de estas personas, para que a través de la formación se combata el mal uso de estas sustancias y los prejuicios asociados culturalmente. Por sí solo, “el chemsex no tiene por qué ser un problema”, ha añadido Garrido.
Gilead, Gesida, Seisida, Cesida y la Asociación RIS han celebrado unas charlas para sensibilizar y concienciar sobre los retos actuales y futuros en VIH e ITS
En el plano cultural, Garrido ha recordado la sexualización de los espacios de ocio que llevan a la práctica del chemsex, en especial entre el colectivo LGTBIQ y, en concreto, en el ocio gay. Es el vínculo ocio y sexo el que propicia un uso intencionado e incorrecto de determinadas sustancias como la mefedrona, el GHB o el GHL (tipos de éxtasis).
A su vez, se juntan factores determinantes. Como ha ejemplificado el Dr. Cabello, es una “eclosión” de cuestiones personales, sociales y culturales. Y este “cóctel” de situaciones puede no acabar bien. “No es extraño que una persona que entra casi con una parada cardiorrespiratoria al día siguiente no sabe qué hace en el hospital”, ha relatado.
Por eso, ha incidido en la importancia de la formación (tanto en profesionales como pacientes) “para saber qué información aportar”. También importa conocer el contexto de cada persona y hacerle ver que puede apoyarse en asociaciones u organizaciones que sirven de “puntos donde acudir, llamar y preguntar. Yo siempre animo a que se apoyen en profesionales. La mejor decisión se toma con la mejor información”.
“No estamos abordando bien las ITS”
“Si estamos ante una situación de prevalencia creciente en ITS, quiere decir que no lo estamos abordando bien”, ha sentenciado el Dr. Cabello. De ahí que haya propuesto frenar la tendencia con más puntos para realizar pruebas de cribado, asesoramiento y tratamiento: “En la era de los tests, debería ser sencillo que la gente tenga esas herramientas para hacer el cribado”.
En paralelo, Garrido ha puesto de relieve la importancia de la “prevención combinada”, que pasan por el uso del preservativo a la profilaxis pre-exposición (PrEP) o incluso el uso de lubricantes. Estos últimos no tienen una efectividad total, pero disminuyen los riesgos de contraer una ITS. Además, es vital personalizar la atención a cada caso y el peso de los determinantes sociales de la salud en esta ecuación, que “marcan la necesidad de saber qué herramientas utilizar y cuándo”.
Fortalecer primaria para mejorar el cribado
Ante la actual situación, fomentar las pruebas de cribado ayudaría a revertir la tendencia ascendente de los casos de ITS entre la población. “Hace falta buena red de primaria”, ha sentenciado el Dr. Cabello. Sin embargo, también se realizan en centros específicos, entidades comunitarias o municipales. “Al final conviene”, ha agregado, “en la que uno se sienta más cómodo, en la que se le dé acceso. Tenemos herramientas comunitarias que ayudan, complementan y aportan servicios añadidos”.
Así, ya existen programas en marcha como Energy Control, o la propia Apoyo Positivo que impulsa algunos como ‘Sexo, Drogas y Tú’ para informar a los usuarios que acudan hasta sus instalaciones. Porque, en especial, preocupa una práctica más reciente, el slamsex, consistente en el uso de drogas psicoactivas que se administran por inyección, y se corre el riesgo de compartir jeringuilla, con lo que aumentan exponencialmente los riesgos de contraer una ITS.
Esa forma, ha concluido Garrido, de “solapar riesgos” en el consumo antes de mantener una relación sexual, denota otra cuestión estructural: “Llegamos a situaciones en que practicar sexo sobrio es un problema. En que no queremos mostrarnos como somos todas”.