Juan León García / Barcelona
¿Cómo podría ayudar la inteligencia artificial (IA) en el abordaje de un paciente mental en atención primaria? Esa es la pregunta que se hizo el Dr. Juan Antonio López Rodríguez, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del centro de salud General Ricardos de Madrid y miembro del grupo de trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc). La respuesta, o al menos el inicio, la ofreció durante el congreso de esta sociedad científica celebrado en noviembre en Barcelona.
Este “prototipo” de modelo basado en ChatGPT, al que “hay que entrenar mucho”, explicaba a iSanidad en el Palacio de Congresos de la capital catalana, nace en el seno del grupo de trabajo de Semfyc. Consta de cuatro escenarios y tres perfiles (paciente, médico o tutor) y tiene por objetivo formar un agente virtual entrenado con entrevistas difíciles. En palabras del Dr. López, se trata de que un profesional, un estudiante de Medicina o un residente puedan hablar con ChatGPT y plantearle qué tipo de paciente quiere que sea.
El agente de ChatGPT entrenado para estas entrevistas difíciles de pacientes mentales en atención primaria realiza, al final de la conversación, una evaluación con recomendaciones para el profesional
Puede ser una persona con tendencias agresivas, otra desmotivada u otra que trate de persuadir o chantajear emocionalmente al profesional. Estos perfiles se construyen a través de la información cargada en dos libros básicos para enfrentar entrevistas, a la vez que se le han añadido una serie de reglas para limitar lo que no se debe hacer en una entrevista en salud mental. También el agente se nutre de entrevistas ya realizadas in situ y grabadas con el consentimiento previo del paciente.
Tras dos años en marcha (el proyecto se gestó en enero de 2023), el miembro del grupo de trabajo de la Semfyc detalla que actualmente se encuentran en una fase en la que la máquina, en su rol determinado (médico o paciente), realiza una evaluación al final de la conversación. Esta se entra en la postura del profesional: si ha sido comprensivo, si han quedado preguntas abiertas o cerradas, entre otros elementos.
“Es un primer paso de utilizar los modelos de lenguaje amplio (natural) para que cree cosas y enfrentarte con la entrevista antes de hacerlo en la realidad”, apunta. Asimismo, el grupo está en proceso de escribir un protocolo más elaborado para la validación del modelo, aún sin fecha. Lo que sí espera el Dr. López es que para 2025 llegue la aprobación del comité de ética y, si se cumplen los plazos, en el segundo semestre de ese año comience “el trabajo de campo si es posible”.
Desde Semfyc animan a más profesionales sanitarios a participar en el proyecto para nutrir a la IA de datos y conseguir un mejor entrenamiento del modelo
Sin embargo, aún queda mucho camino por delante. Este modelo aún no está validado, avanza el Dr. López, que también anima a nuevos compañeros a participar para nutrir de más datos al agente y que así el modelo sea mucho más preciso y exacto. De ahí que apele a la difusión de esta iniciativa entre los médicos de familia para que además se entiendan los problemas a abordar, qué es la IA y, también, los lenguajes que se manejan.
Desde su experiencia, muy ligada al campo del tratamiento de las adicciones, aprendió que “la forma de relacionarse de la gente al final impacta en lo que haces en la consulta”. Más en casos donde los pacientes requieren de una comunicación constante y que, sin importar el tema que se trate, es clave aprender a manejar entrevistas difíciles, porque si el médico de familia no la sabe llevar, “al final sufres tú cuando la haces”.
Gran potencial en otras situaciones
De hecho, el proyecto se inspira en otros también en desarrollo como aquel que se mostró en la edición de 2023 del organismo que representa a los médicos de familia a nivel mundial, Wonca por sus siglas en inglés. Allí se mostró cómo un modelo de IA interpretaba y extraía los datos relevantes comentados en consulta para añadirlos a la historia clínica del paciente. El Dr. López no se olvida del “riesgo para la privacidad” existente “que hay que tener en cuenta”, pero tampoco del “potencial para dejar más tiempo para dedicar al paciente”.
Es similar a los sistemas de sympton checkers puestos en marcha en Canadá y el Reino Unido. En este caso se enfocan en el triaje de personas en base a unos algoritmos entrenados para identificar síntomas y así derivar con mayor agilidad.
De momento, el agente de ChatGPT para entrevistas difíciles de pacientes con algún trastorno de salud mental en la consulta de atención primaria solo se ha probado en entornos simulados y controlados. “Mejor equivócate en un entorno controlado y aprende”, razona el Dr. López.
En paralelo, también adelanta que la iniciativa ha permitido que otros compañeros se interesen en entrenar a sus propios modelos de IA para otras situaciones delicadas, como víctimas de violencia machista o intrafamiliar.
El bioinformático, ¿necesario en un centro de salud?
En cuanto a la necesidad de que figuras como el bioinformático o el bioingeniero formen parte de las plantillas en atención primaria, el Dr. López no cree que sea necesario que estén de manera presencial en los centros de salud. Explica que, al no ser un perfil asistencial, tendría difícil encaje en un centro de salud que tiene protocolos “muy estandarizados”.
En cambio, la llegada de estos profesionales a ámbitos de gerencia y soporte a atención primaria, como pueda ser en consejerías de sanidad, “sí son necesarios”. Algo que requeriría de “mucha inversión estructural” como ya pasó con el cambio hacia la historia clínica electrónica.
