Luis de Haro. Director general de iSanidad
Imaginemos que la sanidad pública recibe un extra de 1.000 millones de euros anuales, solo porque soñar es gratis. Con esta suma, podrían resolverse algunos de los grandes problemas estructurales del sistema. Se podría desde reducir listas de espera hasta dar a los hospitales una tecnología digna del siglo XXI. Eso sí, siempre y cuando el dinero no se quede atrapado en el maravilloso laberinto de la burocracia o las comisiones.
Con 1.000 millones de euros extra anuales podrían reducirse las listas de espera o proporcionar a los profesionales salarios que no les hagan considerar emigrar
Con esos 1.000 millones extra anuales la eterna lucha contra las listas de espera podría tener por fin un giro. Con más dinero, sería posible contratar más personal sanitario de todas las categorías, ampliar horarios y, quizá, incluso tener quirófanos de última generación de carácter de non-stop. También esos centros de salud sacados de una película rancia de los 80 podrían renovarse. Podrían mejorar sus instalaciones, renovar la tecnología sanitaria y adecentar la imagen que transmiten.
Pero por encima de todo, cabría la posibilidad de atender mejor a los profesionales sanitarios que podrían recibir salarios que no les hagan considerar emigrar. Y quizá, solo quizá, también podrían trabajar con horarios más razonables. Más personal significa menos sobrecarga, lo que podría traducirse en una mejor atención al paciente. Aumentar la inversión en formación e incentivar la investigación sería otra de las formas de mejorar la capacitación de los profesionales y del propio sistema. Hasta habría la posibilidad de atraer talento co origen en todos los lugares del mundo. Son propuestas que suponen planes a largo plazo, que no parece el fuerte de las políticas públicas que conviven estos días con la sociedad.
1.000 millones de euros anuales permitirían aprobar planes de salud bucodental con presupuesto o afrontar la lucha contra la epidemia de la salud mental. Hasta podría darse la posibilidad de atender los aspectos sociosanitarios tan demandados desde hace años. La cantidad de dinero es tan grande que permite soñar con muchos aspectos.
También se pueden destinar los 1.000 millones anuales a acabar con Muface porque los proyectos ideológicos también necesitan una fuerte inversión
Incluso se pueden destinar los 1.000 millones anuales a acabar con Muface. Al fin y al cabo, los proyectos ideológicos también necesitan una fuerte inversión. En este caso estaría bien justificado porque el dinero no es de nadie.
