Nieves Sebastián Mongares
“BioSpain es un evento referente en el sector biotecnológico, pero trabajamos también para que sea un evento estratégico y un punto de encuentro para la innovación, pero también para la academia, empresas y administración”. Con estas palabras abrió Rocío Arroyo, presidenta de la Asociación de Bioempresas (AseBio) el acto de presentación de BioSpain 2025. Este encuentro, que se celebrará en Barcelona entre los días 7 y 9 de octubre, impulsado por AseBio y Biocat, en colaboración con la Generalitat de Catalunya y el Ajuntament de Barcelona. Desde AseBio esperan que en esta edición se superen las cifras de BioSpain 2023, donde hubo 2.200 participantes, 34 países participantes, más de 80 inversores y alrededor de 5.000 reuniones ‘one to one’ mantenidas.
BioSpain 2025 se celebra bajo el lema ‘Global crossroads, local vibes’, aludiendo a la necesidad de trabajar desde lo local, pero cruzando fronteras. En este sentido, desde la organización han puesto en valor que el encuentro se celebre en la ciudad condal, por ser un hub de innovación referente en Europa. Dentro del programa de esta edición desde AseBio destacan que en pocos días van a coincidir en tiempo y espacio algunas de las empresas más importantes de Europa, convirtiéndolo en espacio clave para abordar los principales desafíos del sector. Entre ellos, la aplicación del reglamento a nivel de la Unión Europea y de España sobre evaluación de tecnologías sanitarias desde las fases más tempranas de tal manera que se alinee con las necesidades del sistema sanitario o cómo la inteligencia artificial (IA) está transformando los sistemas de salud.
Rocío Arroyo (AseBio): «Queremos en esta edición crear sinergias reales e impulsar colaboraciones para consolidar el evento como catalizador de la innovación y la inversión»
En BioSpain 2025 también tendrá cabida la sostenibilidad. En palabras de Arroyo, se celebrará “el Green Innovation Forum, un foro específico que va a mostrar cómo la biotecnología verde tiene el reto de transformar el país en uno más sostenible y ecológico”. “Hemos ido demostrando cada año cómo esta conectividad se hace tangible y queremos en esta edición crear sinergias reales e impulsar colaboraciones para consolidar el evento como catalizador de la innovación y la inversión”, aseveró la presidenta de AseBio.
La biotecnología, garante para la autonomía estratégica
En el marco de la presentación del evento se ha celebrado una mesa de debate sobre los retos que afronta la biotecnología en el contexto actual. Ion Arocena, director general de AseBio, recordó que la pandemia de Covid-19 puso de manifiesto las vulnerabilidades en determinadas cadenas de valor, tema vigente en la actualidad por el contexto geopolítico actual y las consecuencias que esto pueda acarrear, e incidió en la importancia del sector biotecnológico en el impulso de la resiliencia europea.
A este respecto, Isabel Portero, CEO de Biohope, también coincidió en la idea de que el mensaje fundamental a trasladar es que la biotecnología es vital para Europa. Aquí, se refirió a que históricamente la innovación ha procedido de Estados Unidos, sobre todo en biomedicina, entrando luego en Europa. “Éramos un mercado que penetrar y esa inercia nos la estamos quitando de encima, pero todavía no”, consideró. Asimismo, llamó a revertir esta tendencia y que Europa apueste por consolidar una cadena de valor completa.
El sector biotecnológico tiene un papel fundamental de cara a la resiliencia europea, por lo que se debe apostar por consolidar una cadena de valor completa
Carles Fábrega, managing director de Hipra Human Health, recordó que desde la compañía de la que forma parte, durante la pandemia comenzaron a desarrollar productos para la salud humana, intentando replicar el modelo innovador de otros países. “En España existen empresas con capacidades parecidas, tenemos el talento y potencial y debemos convencernos de que somos capaces de hacerlo”, expresó Fábrega. Siguiendo este hilo instó a las compañías del país a tomar un papel más proactivo y también se refirió a la necesidad de explorar mecanismos que favorezcan la transferencia de innovación, con el foco en la colaboración público-privada para garantizar que los nuevos productos lleguen al mercado.
Desde el Instituto Carlos III, su directora, Marina Pollán, habló del papel que juega la entidad como organismo vertebrados para tejer redes de colaboración. “Tenemos en el ámbito biosanitario una gran producción científica con investigadores de gran calidad y existe un gran desconocimiento de que lo que se traslada a las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) procede de ahí”. Pollán consideró que en este proceso de transferencia hay un largo camino desde que se identifica la necesidad hasta que se logra materializar la idea también considerando que la regulatoria es exigente y demanda unos estándares que no siempre son fáciles de alcanzar. Además, Pollán se refirió a la importancia de la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, llamando a poner la prevención en el centro para enfrentar de manera exitosa el reto del envejecimiento de la población.
Desafíos regulatorios
Otro de los temas que se trató durante el debate fue el relativo al entorno regulatorio actual y los desafíos pendientes. Así, Portero lamentó que, aunque sea consciente de que los estándares en el sector deben ser altos para garantizar la calidad de la innovación, se trata de igual manera desde las administraciones públicas a las compañías independientemente de su tamaño, lo que juega en contra de aquellas más pequeñas. Y es que, señaló que, en el caso de las PYMEs, tienen menos recursos. “Al tener solo un tiro, más vale que aciertes”, indicó, y en este marco agregó que “para acertar, la primera medida es que exista el diálogo”. En este sentido apuntó que las conversaciones entre agentes pueden ayudar a orientar los proyectos y son de gran relevancia a la hora de introducir soluciones innovadoras en el mercado.
Al evaluar estos estándares, Fábrega indicó que “entre agilidad y rigor científico, se ha de tener en cuenta la seguridad de los productos que lleguen al mercado”. No obstante, expresó que bajo su punto de vista y como se demostró en la pandemia, agilidad y seguridad no tienen por qué estar reñidas, pero que el marco regulatorio debe apoyar el trabajo que se realiza desde el ecosistema innovador. También señaló que como se hizo durante el periodo más duro del Covid-19, existen mecanismos como los fast track y otros similares, sumados a los mecanismos de compra que se pusieron en marcha, que fueron de gran utilidad en un momento “tremendamente complejo”.
El portavoz de Hipra advirtió que, en condiciones habituales, “esta odisea o cruzada regulatoria hace que muchos productos se acaben quedando en el camino, algo que como región no deberíamos permitir y más en un contexto geopolítico como el actual”.
En un ecosistema innovador complejo, los procesos regulatorios pueden llegar a hacer que determinados productos se queden en el camino
Aquí, Pollán, también destacó que, si España tiene un proceso regulatorio arduo, el de Europa es más complejo si cabe y apuntó a iniciativas como el Espacio Europeo de Datos Sanitarios como posible instrumento para impulsar la innovación, siendo España uno de los países que, según el Ministerio de Sanidad, está más avanzado.
Para Portero, “cualquier apoyo a la financiación de la innovación es necesaria para cumplir los estándares regulatorios”. Siguiendo este hilo afirmó que en otros países la financiación privada en fases tempranas es más potente, lo que favorece la innovación. En cuanto a la compra pública innovadora, subrayó que “es un concepto muy bien pensado, pero poco articulado hoy por hoy”. Así, concluyó que si existieran este tipo de palancas como los mecanismos acelerados o modelos de compra innovadores, sería más fácil el impulso de la innovación biomédica en el país.
También en esta idea abundó Fábrega, señalando que “las medidas a nivel nacional respecto a las de los competidores europeos son incomparables”. “España y Europa tienen que tener conciencia de que la investigación en ciencia y biotecnología es clave, aun más en este contexto”. “Tenemos que ser independientes y autónomos en biotecnología, para lo que hay que dedicar más fondos nacionales o internacionales”, insistió.
En el actual contexto geopolítico cobra más importancia sin cabe destinar destinar fondos a ciencia e innovación para aumentar la autonomía estratégica
En cuanto al impulso de la innovación, Pollán precisó que desde el ISCIII se trata de “poner la primera semilla” para que estos proyectos avancen. Desde las plataformas en red que se impulsan desde la entidad, manifestó Pollán, se trabaja con diferentes agentes como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) para tratar de que esta investigación recorra rodo el camino. “Me gustaría que el ISCIII fuera un punto de encuentro entre la ciencia y la empresa”, subrayó la directora del instituto. Y es que, como remarcó, la pandemia puso de manifiesto que era necesaria una mayor estructura empresarial por lo que, bajo su punto de vista, se debe apostar por esta relación, desarrollando nuevos instrumentos que sirvan a su vez para retener y atraer talento. En este sentido, se refirió a BioSpain como espacio catalizador para impulsar conversaciones que lleven a acometer este objetivo.
Para Robert Fabregat, director general de Biocat, “no es menor relacionar BioSpain con los retos mencionados y desde Biocat también queremos contribuir a ello, aportando en desafíos como la sostenibilidad del sistema y la cronicidad”. Fabregat también llamó a tener en cuenta el contexto geopolítico actual y el impacto que puede tener a diferentes niveles, opinando que a pesar de que haya puntos de mejora, disponemos de un modelo que se debe preservar, dialogando para encontrar soluciones en los aspectos en los que se identifiquen puntos de mejora. Y no sólo diálogos. Y es que, como recordó el director de Biocat, en encuentros como BioSpain se materializan acuerdos relevantes para impulsar el avance en innovación desde el escenario español y europeo.