Microplásticos en alimentos y envases: exposición crónica y silenciosa a disruptores endocrinos

El Congreso de la SEMG pone en evidencia la necesidad de repensar el papel del envase en salud pública ante la creciente evidencia de efectos hormonales por exposición crónica a microplásticos

microplásticos

Paula Baena (Las Palmas de Gran Canaria)
Los alimentos que comemos, el agua que bebemos e incluso el aire que respiramos contienen hoy un tipo de contaminación invisible pero ubicua: los microplásticos. Así lo han advertido expertos en salud ambiental y medicina familiar este jueves durante el 31 Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Su mensaje ha sido claro: los envases plásticos no son un mero soporte, sino un factor de exposición crónica a sustancias químicas con posible efecto sobre el sistema endocrino.

«Cuando pensamos en salud pública, pensamos en nutrición, en vacunas, en ejercicio físico… pero no solemos pensar en el envase», ha señalado el Dr. Jonatan Alonso, miembro de los Grupos de Trabajo de Endocrinología y Nutrición, Estilo de Vida y Salud Pública de SEMG. Para el Dr. Alonso, el envase representa «una parte silenciosa, pero constante de nuestra relación con los alimentos y fármacos». Además, ha advertido que «la prevención empieza mucho antes del diagnóstico; el envase debe pasar de simple contenedor a estrategia de salud pública».

Los microplásticos presentes en envases, agua potable, aire y alimentos procesados «representan otra vía emergente de exposición»

Según la científica investigadora Maricel Maffini, los microplásticos presentes en envases, agua potable, aire y alimentos procesados «representan otra vía emergente de exposición, aún poco regulada, que afecta no solo al medio ambiente, sino también a la salud humana». Y aunque la cantidad de sustancias químicas migradas sea muy baja, su potencial para alterar procesos fisiológicos es alto: «Estos compuestos muchas veces interfieren con los sistemas hormonales del cuerpo, lo que necesita muy poca cantidad para producir un efecto biológico muy grande».

Uno de los conceptos clave ha sido el del efecto cóctel: la suma de exposiciones a lo largo del día a pequeñas dosis de distintas sustancias químicas, como bisfenoles, ftalatos o retardantes de llama, puede tener un impacto mayor que el de cada una por separado, incluso si se mantienen dentro de los límites legales.

Vidrio, una alternativa segura y eficaz

Frente a esta carga química constante, el vidrio se ha propuesto como una solución viable y contrastada. Maffini ha recordado que se trata de un material considerado GRAS (generalmente reconocido como seguro) por la FDA y excluido del reglamento europeo Reach por su estabilidad química. Investigaciones del Instituto de Cerámica y Vidrio del CSIC han confirmado, además, que no contiene ni libera bisfenol A, ftalatos o ITX.

Así, han coincidido en que fomentar el uso del vidrio no es solo una opción sostenible, sino también una herramienta preventiva con base científica. «Si queremos reducir el riesgo desde la raíz, debemos empezar por lo que contiene nuestros alimentos y medicamentos», ha concluido el Dr. Alonso.

Los especialistas alertan sobre la normalización y aumento del uso de fármacos adelgazantes

El Congreso también ha abordado la obesidad como una patología compleja, con una prevalencia cercana al 25% en España. El Dr. José Manuel Cucalón, miembro del Grupo de Endocrinología y Nutrición, ha destacado que «la obesidad no es solo un problema estético, sino una enfermedad crónica asociada a más de 16 tipos de cáncer».

Además, la SEMG ha hecho hincapié en un enfoque multidisciplinar que combine tratamiento farmacológico con educación nutricional, sin el olvidar apoyo psicológico. Eva Sáez, enfermera educadora en diabetes y miembro del Grupo de Diabetes de la SEMG ha subrayado la importancia de «enseñar a comer de forma flexible» y evitar enfoques centrados únicamente en la restricción, mientras que la Dra. Isabel Egocheaga, responsable del Grupo Cardiovascular de la SEMG, ha alertado del uso banalizado de fármacos adelgazantes, cuyo desabastecimiento es ya una preocupación clínica.

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