Envejecimiento funcional y autónomo a los 98 años: el caso de Juan anticipa los objetivos del proyecto Renace

La SEMG relanza el estudio Renace para identificar los factores clínicos, sociales y biológicos que permiten un envejecimiento saludable en personas centenarias

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Paula Baena (Las Palmas de Gran Canaria)
Juan tiene 98 años, vive solo, camina una hora al día y apenas toma medicación. Así lo explicó él mismo durante la rueda de prensa celebrada en el 31º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), en Las Palmas de Gran Canaria. Acompañado por su familia, relató que dejó de fumar a los «cuarenta y pocos años», se prepara el desayuno cada mañana y mantiene una rutina diaria que incluye acudir a un centro de día. Dice que su secreto es llevar «una vida tranquila, comer sano y hacer lo que a uno le gusta». Su caso, aunque aún no reúne el requisito de edad mínima para participar en el estudio Renace (haber cumplido los 100 años), se presentó como ejemplo de un perfil que los impulsores del proyecto consideran de alto interés clínico.

Juan es funcional, autónomo, con buena calidad de vida y baja carga farmacológica. Además, según explicaron, apenas ha tenido ingresos hospitalarios, no presenta diabetes, hipertensión ni dislipemia, y su contacto con el sistema sanitario es ocasional.

Una nueva etapa para Renace

El Registro Nacional de Centenarios de España (Renace) es un estudio promovido por la SEMG que busca avanzar en el conocimiento científico sobre el envejecimiento saludable. El proyecto, que tuvo una primera fase piloto en 2011, se reactiva ahora con un diseño más ambicioso: se plantea identificar y caracterizar al menos al 10% de los más de 16.000 centenarios que viven actualmente en España, mediante un abordaje integral que combine datos clínicos, sociales y biológicos.

La Dra. Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de la SEMG y coordinadora del proyecto, explicó que uno de los principales objetivos es «aunar sociedad y ciencia», observando a los centenarios no solo desde el punto de vista médico, sino también en su dimensión funcional, emocional y social. «Queremos saber cómo viven, no solo qué enfermedades tienen», resumió.

Esta nueva versión del estudio incluirá la recogida de muestras biológicas

A diferencia de su primera etapa, esta nueva versión del estudio incorpora un enfoque multidisciplinar con el análisis de marcadores bioquímicos y genéticos a partir de muestras biológicas, que se registrarán en el biobanco del Instituto de Salud Carlos III. Estas servirán para investigar biomarcadores asociados a longevidad extrema, lo que podría, en el futuro, trasladarse a estrategias preventivas o de intervención en la práctica clínica.

El Dr. Lorenzo Armenteros, portavoz de la SEMG y también miembro del equipo coordinador, recalcó la relevancia de implicar a médicos de familia en el proceso: «Conocemos a los pacientes en su entorno, y eso nos sitúa en una posición privilegiada para recoger información de valor real». Renace ha abierto ya un registro de colaboradores profesionales y según explicaron durante el congreso, se espera que el reclutamiento pueda comenzar tras el verano, una vez completados los trámites éticos y logístico

El análisis partirá de antecedentes como los obtenidos en la fase piloto de 2011, que examinó a 73 centenarios con una mediana de edad de 102 años. Los resultados mostraron un perfil con baja incidencia de patologías como cáncer, obesidad o diabetes, y un grado notable de autonomía funcional, a pesar de su fragilidad inherente. En aquella muestra, más del 60% autovaloraban su salud como buena.

Más allá de lo clínico: estilo de vida y propósito vital

Uno de los aspectos que Renace pretende estudiar en profundidad es el estilo de vida. La Dra. Rodríguez Ledo mencionó elementos clave observados en los denominados «territorios longevos», como la vida activa (no necesariamente deportiva), la alimentación equilibrada, la integración social, y el mantenimiento de un propósito vital. «Se trata de personas que se levantan sabiendo qué van a hacer ese día. Esa sensación de continuidad, de estar conectados con algo, es muy relevante», explicó.

En la rueda de prensa también se subrayó que el envejecimiento saludable no puede entenderse sin tener en cuenta el entorno. El estudio abordará también el tipo de convivencia, la autonomía doméstica y la red de apoyo, observando diferencias entre quienes viven solos, en familia o en instituciones. La SEMG insiste en que uno de los enfoques diferenciales del proyecto es la posibilidad de correlacionar estos factores con información biológica y genómica, algo que no se había hecho hasta ahora en España con una muestra significativa de centenarios.

En paralelo, algunas comunidades como Galicia, Madrid, Cataluña y Andalucía ya cuentan con grupos de profesionales voluntarios que han comenzado a identificar posibles participantes. Se estima que, solo en Galicia, residen actualmente alrededor de 2.000 personas centenarias, lo que la convierte en una de las regiones más envejecidas de Europa.

Negacionismo: una barrera creciente

Junto al impulso a Renace, el congreso también abordó uno de los desafíos actuales más presentes en la consulta: el auge del negacionismo médico. En una mesa específica moderada por el Dr. Juan José Rodríguez Sendín, miembro del Grupo de Bioética de la SEMG, se analizó cómo la proliferación de discursos pseudocientíficos, especialmente a través de redes sociales, está afectando a la relación médico-paciente.

«El negacionismo se ha consolidado como una amenaza real para la salud pública y para la práctica clínica basada en la evidencia», afirmó el Dr. Rodríguez Sendín. Por su parte, la Dra. Cristina Santomé y el Dr. Aythami Rivero Canino subrayaron la carga asistencial que suponen los bulos en salud. Ambos reclamaron formación en comunicación clínica y apoyo institucional para combatir la desinformación. «No basta con tener la razón científica; hay que saber comunicarla con empatía y cercanía», recordaron, citando uno de los principales retos de la práctica actual.

Desde la SEMG se insistió en que el médico de familia no solo diagnostica y trata, sino que también actúa como educador sanitario y referente de confianza. Tanto Renace como este tipo de debates, según señalaron sus organizadores, forman parte de una estrategia global para reforzar el papel de la atención primaria ante los nuevos retos sociales y clínicos del siglo XXI.2

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