Redacción
Los pediatras apuntan a la escuela como un espacio clave para prevenir los problemas de salud mental en edad pediátrica. En los últimos años se ha producido un incremento de trastornos del espectro autista, de déficit de atención e hiperactividad y de la conducta alimentaria, así como problemáticas sociales derivadas del malestar emocional. Cuestiones como el bullying, autolesiones, intentos de suicidio o uso compulsivo de redes se han trasladado también a la consulta médica.
Esta situación viene de antiguo. «Existe el riesgo de que la población general tenga la falsa impresión que estos problemas sean causa del Covid. Hace 40 o 50 años que vemos este aumento de casos de depresión, ansiedad, suicido y uso de psicofármacos. Es verdad que se ha acelerado con la pandemia pero ya estábamos en fase de crecimiento», explicó el Dr. Celso Arango, jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Universitario del Gregorio Marañón, durante la jornada Hablemos de Salud Mental: desde la infancia a la edad adulta, celebrada en la Real Academia Nacional de Medicina con el apoyo de la compañía farmacéutica Takeda.
Dr. Quintero: “Nos jugamos el 80 % de la salud mental en los primeros cinco o seis años de vida»
El Dr. Arango puso como ejemplo el aumento del número de camas para trastornos psiquiátricos graves, que se ha incrementado un 200 %. También subrayó que todos los trastornos mentales pueden abordarse en clave preventiva, ya que presentan factores de riesgo y de resiliencia conocidos.
El Dr. Javier Quintero, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor, coincidió en que la alarma social respecto al aumento de los trastornos mentales ya existía antes de la pandemia. Pidió superar ciertas inercias de la atención clínica: “Cuando un oncólogo ve una mancha no espera a ver cómo evoluciona. En salud mental, a veces adoptamos una actitud buenista que impide intervenir a tiempo”. Quintero también puso el foco en las diferencias de género en los diagnósticos: los varones tienden a presentar conductas más externalizantes, como el TDAH o el trastorno negativista desafiante, mientras que las niñas desarrollan más trastornos internalizantes, como la depresión o los TCA, que a menudo pasan desapercibidos. “Nos jugamos el 80 % de la salud mental en los primeros cinco o seis años de vida. Poner el foco en esas etapas es clave para mejorar la detección y la intervención”, subrayó.
Dra. Díaz Marsá: “Todo el mundo sabe que el tabaco puede producir cáncer de pulmón. Pues bien, deberíamos tener claro que el cannabis puede derivar en una psicosis”
Por su parte, la Dra. Marina Díaz Marsá, jefa de la Unidad de TCA del Hospital Clínico San Carlos y presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, abordó el auge de los trastornos de la conducta alimentaria y el impacto del consumo de sustancias en adolescentes. Insistió en que estos trastornos tienen una base neurobiológica y genética, pero también se ven profundamente influidos por factores sociales, familiares y de personalidad: “Son enfermedades mentales graves. El culto a la delgadez, los conflictos familiares o la autoexigencia son detonantes habituales sobre una vulnerabilidad previa. Los adolescentes creen que controlar la comida o consumir sustancias les da control, pero en realidad están intentando paliar un malestar profundo”.
Díaz Marsá alertó del riesgo del consumo de cannabis y otras sustancias, señalando que el uso prolongado puede generar cuadros psicóticos severos: “Todo el mundo sabe que el tabaco puede producir cáncer de pulmón. Pues bien, deberíamos tener claro que el cannabis puede derivar en una psicosis”. En esta línea, reclamó un mayor compromiso de las familias: “Estamos en una sociedad que dedica poco tiempo a la crianza. Cenar en familia es salud mental”, dijo, recordando que estudios publicados en JAMA han demostrado el impacto protector de este hábito cotidiano.
Dr. Celso Arango: «Hace 40 o 50 años que vemos este aumento de casos de depresión, ansiedad, suicido y uso de psicofármacos»
Precisamente, la implicación de las familias y del entorno educativo fue uno de los ejes centrales del acto. Arango recalcó que el 50 % de los menores que sufren acoso escolar no se lo cuentan a nadie, y que muchos adolescentes con TCA ocultan sus síntomas incluso en el contexto escolar. “Tengo pacientes que, cuando suena el timbre del recreo, se encierran en el baño. Por eso es tan importante que en el programa escolar de la Comunidad de Madrid no se pregunte solo al alumno, sino a toda la clase. Así se rompe la disociación entre lo teórico y lo práctico, entre la palabra y la acción”, afirmó.
El viceconsejero de Política y Organización Educativa de la Comunidad de Madrid, José Carlos Fernández Borrero, explicó que la región está impulsando una estrategia conjunta de salud mental infantil desde los hospitales públicos Gregorio Marañón, La Paz y el del Sureste en Arganda. “Equipos liderados por psiquiatras, enfermeros y trabajadores sociales están entrando en los colegios para trabajar directamente con docentes y equipos directivos. Es un enfoque que está dando resultados positivos en los centros educativos”, concluyó.










