Una nueva forma de inmunoteriapia controla el VIH con dos inyecciones al año

..Redacción.
Dos nuevos ensayos clínicos llevados a cabo en la Universidad Rockefeller de Manhattan apuntan a una nueva forma de inmunoterapia, una combinación de dos anticuerpos capaces de suprimir los efectos del VIH durante varios meses a través de proteínas de su propio sistema inmunitario.

Los autores sugieren que este nuevo tratamiento, basado en la acción de anticuerpos ampliamente neutralizantes (o bNAbs por sus siglas en inglés), es seguro y más efectivo que cualquier otra solución con anticuerpos testada hasta ahora. Los resultados de estos dos ensayos de fase 1b han sido publicados esta semana en las revistas Nature Nature Medicine. “Los anticuerpos son efectivos contra virus que son sensibles a ellos” explica la investigadora española Pilar Mendoza, autora principal del primer artículo. “Uno de los principales obstáculos hoy en el tratamiento del VIH es la rápida tasa de mutación de este virus, por eso algunas de las cepas no son neutralizadas por los anticuerpos”.

Este nuevo tratamiento, basado en la acción de anticuerpos ampliamente neutralizantes es seguro y más efectivo que cualquier otra solución con anticuerpos testada hasta ahora

Los investigadores identificaron los dos anticuerpos -3BNC117 y 10-1074- mientras estudiaban a personas cuyos organismos combaten con éxito el virus sin ayuda de medicamentos. En este tipo de pacientes, a los que se conoce como controladores de élite y que se calcula que son uno de cada 300 casos, sus anticuerpos atacan a las proteínas del exterior del virus y estimulan el sistema inmunológico para combatir la infección de forma natural.

La estrategia detrás de la terapia con bNAbs es convertir a cualquiera que tome el medicamento en un controlador de élite, suprimiendo eficazmente el virus a través de una respuesta inmunológica mejorada. Estos medicamentos tienen el beneficio adicional de permanecer en el cuerpo más tiempo que los ARV y, por lo tanto, pueden tomarse con menos frecuencia.

La estrategia detrás de la terapia con bNAbs es convertir a cualquiera que tome el medicamento en un controlador de élite

Estudios previos habían demostrado que el tratamiento con un solo bNAb reduce los niveles de virus en la sangre, pero estos efectos son de corta duración. Con el tiempo, el VIH consigue mutar de forma que el anticuerpo ya no puede encontrar y combatir el virus. Una de las novedades del estudio es que 3BNC117 y 10-1074 lo atacan desde dos ángulos diferentes, de manera que la administración de ambos puede vencer la resistencia del virus, en un enfoque que ya se verificó en animales y cuyos resultados se publicaron en marzo del año pasado.

En el ensayo clínico cuyos resultados se publican ahora en Nature, los 15 participantes que dejaron de tomar antirretrovirales recibieron tres inyecciones con los dos bNAbs a lo largo de seis semanas. Los investigadores señalan que, entre los individuos que portaban virus sensibles a ambos anticuerpos, el tratamiento suprimió el VIH durante un promedio de 21 semanas, en algunos casos más de 30 semanas. Además, los participantes no experimentaron efectos secundarios mayores, sólo fatiga leve en una pequeña porción de pacientes. “La expectativa es que logremos nuevas variantes que tengan una vida media entre tres y cuatro veces más larga”, añade, Michel C. Nussenzweig, coautor de la investigación. “De manera que podamos administrar los anticuerpos una o dos veces al año”.

Los participantes no experimentaron efectos secundarios mayores, sólo fatiga leve

Los voluntarios que participaron en este primer ensayo no eran víricos, es decir, el VIH no circulaba activamente en su torrente sanguíneo porque los antirretrovirales habían llevado al virus a niveles muy bajos o indetectables. Sin embargo el segundo estudio, el publicado en Nature Medicine, mostró que los bNAbs también son efectivos en el tratamiento de estos pacientes; en este caso, la terapia combinada redujo la carga viral durante tres meses. “Si los estudios futuros tienen un éxito similar, los bNAb podrían convertirse en una alternativa práctica a la terapia antirretroviral”, señala Marina Caskey, autora principal del segundo trabajo, “una alternativa que sería segura y no requeriría una pastilla todos los días”.

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