..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad
La Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud adquirió la semana pasada una importancia similar a la de un Consejo Interterritorial. Nueve consejeros de sanidad acudieron al Ministerio para mantener una reunión con la ministra María Luis Carcedo sobre los desafíos en materia de personal. La inacción del Ministerio de en las últimas décadas han provocado que se vayan acumulando las tareas como la pelusa en los rincones. Jubilaciones, déficit de profesionales, ofertas públicas de empleo, precariedad nuevas especialidades, formación, plazas MIR y agresiones son algunas de las cuestiones que se abordaron.
Hasta hace bien poco oíamos a portavoces tanto del PSOE como del PP, dependiendo de quien se aposentara en La Moncloa, que los recursos humanos eran competencia de las comunidades autónomas y que desde Sanidad poco se podía hacer. La primera parte de esta afirmación es cierta; la segunda, no. El Ministerio tiene la función de coordinar el Sistema Nacional de Salud y no debe permitir que las plantillas quedan infradimensionadas o que los profesionales ejerzan su labor en condiciones de precariedad. No podemos olvidar que la equidad comienza por los recursos humanos. Si en una comunidad autónoma hay escasez de profesionales en una especialidad determinada hasta tal punto que crece la lista de espera para consultas y cirugías, los ciudadanos dejan de acceder al sistema sanitario en igualdad de condiciones. Es punto que requiere una revisión urgente.
El Ministerio tiene la función de coordinar el Sistema Nacional de Salud y no debe permitir que las plantillas quedan infradimensionadas o que los profesionales ejerzan su labor en condiciones de precariedad
Permitir que el profesional desarrolle su trabajo en unas condiciones laborales adecuadas se ha convertido en uno de los grandes retos de nuestro SNS. Hay quien dirá que el capítulo I supone más de un 40% de los presupuestos sanitarios de las comunidades autónomas. El coste de los salarios puede parecer elevado, pero se encuentra lejos de los que cobran sus colegas en los países de nuestro entorno. La sostenibilidad del sistema sanitario pasa necesariamente por nuestros médicos y enfermeras. Con su trabajo han permitido a España situarse entre los sistemas más eficientes del mundo.
Es necesario acabar con el déficit de profesionales que sufren muchas de las comunidades autónomas. La reunión de la semana pasada es un paso. Tanto el Ministerio como las comunidades autónomas deben permitir que los grupos de trabajo avancen hasta conseguir un registro de profesionales que nos facilite una foto exacta de las fortalezas y necesidades que existen. Urge también un análisis sobre nuevas especialidades como la de urgencias y la de enfermedades infecciosas, reconocidas ya en casi todos los países de Europa. Estos profesionales que piden un reconocimiento similar al de otros países de nuestro entorno no pueden ser más un instrumento del debate político.
El problema es la inestabilidad que viven nuestras instituciones. En menos de un año hemos tenido tres ministras de Sanidad de dos partidos políticos diferentes. Deben definirse líneas claras y pactadas para que el próximo Gobierno, independientemente de su color, tenga claro por dónde seguir.
Enlaces de interés
- No es la puerta de salida, es la puerta de entrada
- ¿Podemos hablar de infradiagnóstico en obesidad y tabaquismo?
- Decisiones compartidas entre médico y paciente pero con responsabilidad
- Demasiados retos sanitarios para 2019 y poca coherencia
- La violencia contra el profesional sanitario nunca es la solución