..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
En los últimos años la Administración ha tomado conciencia de la lacra que suponen las agresiones al personal sanitario. La reforma del Código Penal para que se considere delito de atentado y el acuerdo con el Ministerio del Interior son el mejor ejemplo. La cúpula está convencida, pero queda por persuadir al otro extremo de la cadena.
En primer lugar, a los propios médicos y enfermeras. Los últimos datos de la Organización Médica Colegial (OMC) muestran una reducción del número de casos. De los 515 ataques de 2017 se ha pasado 490 en 2018. Casi un 5% menos. Pero los datos no nos sirven para saber si se han reducido. La creencia de las autoridades es que las cifras que conocemos son solo la punta del iceberg. Los profesionales sanitarios deben convencerse de que deben denunciar cuando se produzca un golpe, una amenaza o un insulto. Si existe una tendencia que parece indicar que los casos de violencia física denunciados se reducen en comparación con los verbales, que aumentan. Es el momento de plantear si los insultos y las amenazas deben considerarse también delito de atentado.
En los últimos años la Administración ha tomado conciencia de la lacra que suponen las agresiones al personal sanitario
El segundo colectivo al que hay que convencer es al de los gerentes y responsables de los hospitales. Deben ser los primeros en ponerse del lado del profesional y meterle en la cabeza la importancia de denunciar. Existe la tentación de dejar pasar el caso. Ante un caso de violencia, el objetivo muchas veces es evitar que se traslade a los medios de comunicación y que se pueda poner en duda la reputación del hospital. No quiero decir con esto que los gestores culpen al profesional o que no les importe que se haya producido una agresión. Pero deben implicarse más en la defensa de su médico o enfermera. Al fin y al cabo son el principal activo de nuestro sistema sanitario. Gracias a su esfuerzo y dedicación, el Sistema Nacional de Salud se encuentra entre los más eficientes del mundo. Merecen toda la protección.
En esta tarea los medios de comunicación jugamos un papel clave contra las agresiones al personal sanitario. Por supuesto debemos informar de los casos de agresiones, pero sin caer en el morbo, señalando a los agresores y nunca a las víctimas. Quizás nos pueda servir de ejemplo la campaña que se está llevando en los medios de comunicación contra la violencia de género para dar visibilidad este problema. Esta lacra podría haberse extendido a nuestros hospitales y centros de salud. Los datos de la OMC muestran que se producen más agresiones contra las mujeres en la actualidad. Las médicas sufren el 58,7% de los casos de violencia. Es urgente reaccionar y poner los escudos necesarios en los puntos donde se produzcan mayores amenazas.
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