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El diagnóstico certero de gota no siempre se produce de forma precoz. Durante el XLV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología se presentaron datos de una encuesta sobre este asunto. En concreto, destaca que un 20% de pacientes no es diagnosticado hasta que no pasan cuatro ataques como mínimo. Además, el 11% de los pacientes ha llegado a perder su empleo o se ha jubilado debido a la gota.
Un diagnóstico a tiempo es fundamental para evitar que la patología se cronifique así como para tener un buen control. De hecho, el 71% de pacientes con gota no está totalmente controlado. Además, solo el 29% no presentó ataques en los últimos 12 meses. La Dra. Francisca Sivera, reumatóloga en el Hospital General Universitario Elda, de Alicante, señala que “en muchas ocasiones, el diagnóstico se basa solamente en los síntomas. con una tasa de errores elevada”.
Dra. Sivera: “El diagnostico de gota se debería hacer identificando cristales de urato mediante el microscopio en una muestra de líquido de una articulación”
Por ello, la experta aboga por el uso de técnicas más específicas. “El diagnostico se debería hacer identificando cristales de urato mediante el microscopio, en una muestra de líquido de una articulación. Así se evitan errores en el diagnóstico ”, subraya la Dra. Sivera.
Por otra parte, el ácido úrico elevado “ocasiona un depósito de cristales de urato dentro y alrededor de las articulaciones. Mientras no bajemos el ácido úrico en sangre, los cristales persisten. Incluso, crecen en número y tamaño, provocando una inflamación constante”.
Estos cristales dañan los huesos al desencadenar episodios repetidos de artritis o tofos. Estos son depósitos grandes y organizados de ácido úrico que pueden deformar las articulaciones y limitar el movimiento. Por ejemplo el 67% de los pacientes indica que la esta enfermedad afecta a su capacidad de andar.
Los cristales de urato aumentan la posibilidad de tener un infarto, un ictus o morir por causas cardiovasculares
Además, también afecta al organismo a nivel cardiovascular, tal y como asegura la especialista. Ya que los cristales de urato aumentan la posibilidad de tener un infarto, un ictus o morir por causas cardiovasculares. Por último, también empeora el pronóstico de la insuficiencia renal, ya que dificulta la función de los riñones.
La enfermedad de gota a debate
Los profesionales sanitarios que asistieron al simposio El arte de tratar la hiperuricemia en pacientes con gota, pudieron resolver dudas. Una de ellas sobre la presencia o no de ataques para diagnosticar la enfermedad. O si la presencia de depósitos es un factor determinante a la hora de diagnosticar y tratar la enfermedad.
En este sentido, alrededor de un 30% de pacientes con uricemias elevadas mantenidas en el tiempo, es muy probable que presenten depósitos. De esta forma, los expertos inciden sobre si hay que esperar a que el paciente tenga ataques para el diagnóstico. O si, por el contrario, tener depósitos debe ser suficiente para diagnosticar y tratar la gota.
Actualmente, para la hiperuricemia existen cuatro fármacos aprobados
Cabe recordar que el objetivo terapéutico en estos pacientes es alcanzar una uricemia menor a 6mg/dL. En muchos casos, menor a 5 mg/dL, para que los depósitos de cristales se disuelvan poco a poco. Lograr ese objetivo se puede hacer con la ayuda de diferentes medicamentos, solos o en combinación.
Tras alcanzar dichos niveles de ácido úrico, se conseguirá detener la formación de cristales y disolver los existentes. Esta es la única forma de eliminar los signos y síntomas de la gota. Así como de curar la enfermedad. Actualmente, para la hiperuricemia existen cuatro fármacos. Dos de ellos inhiben la formación del ácido úrico y dos favorecen la eliminación de ácido úrico por el riñón.