..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Vuelve el curso político y la formación de Gobierno sigue en el aire, una muy mala noticia para nuestra sanidad. El pacto de investidura ostenta el dudoso honor de haberse convertido en uno de los grandes culebrones del verano, con el permiso del futbolista Neymar. Hemos vuelto de las vacaciones y quedan apenas 15 días para que los partidos políticos puedan llegar a un acuerdo. Si no, el próximo 23 de septiembre, el Rey deberá convocar nuevas elecciones.
Una vez más se nos ha echado el tiempo encima. Lo preocupante es que en el horizonte no se vislumbran negociaciones entre las fuerzas parlamentarias. Pedro Sánchez parece que repetirá estrategia y que dejará los encuentros para el último momento. Aficionado como es al baloncesto, cuenta con la última posesión y ahí se jugará el partido.
Vuelve el curso político y la formación de Gobierno sigue en el aire, una muy mala noticia para nuestra sanidad
El presidente en funciones trata de trasladar la presión de unas futuras elecciones a Pablo Iglesias, que ahora parece dispuesto a tragarse el jarrón chino. Es decir que hoy aceptaría la oferta que rechazó a finales de julio. La respuesta de Moncloa no ha podido ser más contundente. No habrá gobierno de coalición y solo negociará un programa de legislatura. Difícil papeleta hoy la de Iglesias ante sus votantes. Aceptar un acuerdo programático después de haber rechazado tres ministerios y una vicepresidencia.
Pablo Iglesias parece ahora dispuesto a tragarse el jarrón chino
El otro aspecto preocupante es que la sanidad se llevará los minutos de la basura de la próxima sesión de investidura. Realmente el debate sanitario se produjo en los despachos. El Ministerio de Sanidad era una de las ofertas del PSOE a Podemos pero el equipo negociador de la formación morada acabó rechazando.
Una vez más nos encontramos al borde de una nueva legislatura fallida. De manera paralela, nuestro sistema sanitario continúa perdiendo eficiencia. Así lo ponen de manifestó los informes de The Lancet en los últimos años. La equidad es otra de las víctimas. Sin un referente en el Ministerio de Sanidad, las comunidades toman decisiones dispares. Y al final, los principales perjudicados son el paciente y el profesional.
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