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En España, 800.000 personas padecen la Enfermedad de Alzheimer y cada año se diagnostican 40.000 nuevos casos. “El aumento de la esperanza de vida de la población se relaciona con el desarrollo de patologías que, como en este caso, tienen con un gran impacto tanto para el Sistema Nacional de Salud como para las familias”, explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
Desde la Organización Colegial de Enfermería se incide en el infradiagnóstico de la enfermedad y en la carga que supone para los cuidadores en el ámbito de la familia. “Lo cierto es que existen muchos más casos de los declarados ya que hay muchos pacientes que están siendo atendidos en su casa por familiares o simplemente están sin diagnosticar”. El diagnóstico temprano de esta enfermedad es todavía un gran problema para el sistema sanitario. “La enfermera tiene mucho que aportar en la detección de los primeros síntomas. Son profesionales que están acostumbradas a ver a los pacientes a diario, son su profesional de referencia y, al final, formamos parte de su círculo más cercano”, explica Pérez Raya. Por ello, tienen una posición privilegiada para derivar al paciente a un especialista.
“Muchas veces, los primeros síntomas pasan desapercibidos para sus familias y deben ser las enfermeras las que cojan las riendas y hagan una detección precoz”
Ana García es enfermera de Atención Primaria y miembro de la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA). Relata como en su día a día “detectamos que se les olvidan las citas; no siguen bien su control de azúcar; no toman bien la medicación… Esas cosas son las que nos hacen encender la luz de alarma y plantearnos que algo ‘raro’ está pasando”.
“Muchas veces, los primeros síntomas pasan desapercibidos para sus familias y deben ser las enfermeras las que cojan las riendas y hagan una detección precoz”, añade el presidente del Consejo General de Enfermería.
Actualmente, al diagnóstico tardío se suma el miedo a confesar que se padece alzheimer. “Sigue habiendo demasiados tabúes en torno a este grupo de enfermedades. No debe resultar fácil asumir un destino así cuando te invade el miedo”, expone Pérez Raya.
Por su parte, la figura del cuidador es muy importante durante toda la enfermedad. “Los sanitarios debemos escuchar e interactuar con los cuidadores principales, héroes de nuestra sociedad, sin ayudas ni reconocimientos. Porque ellos conocen tan bien la situación que atraviesan que, a veces, ofrecen pistas clave a las enfermeras sobre pequeños detalles que pueden mejorar los cuidados y el bienestar del paciente”, asegura el presidente de la Organización Colegial de Enfermería.
Manuel Lillo, enfermero, subdirector de la Clínica HLA Vistahermosa de Alicante e investigador del proyecto de cuidados en la demencia “Palliare” de la Comisión Europea, resalta que “tenemos que aprender mucho de los cuidadores. En el estudio observamos que ellos tienen la clave…Gracias a ellos, nos hemos dado cuenta de que debemos volver a lo básico, a unos cuidados humanizados y de calidad para procurar que vivan de la mejor manera posible. Y para esto, las enfermeras son las que están mejor posicionadas”.