..María Vargas Tabuenca. Directora de Relaciones Institucionales de iSanidad.
El sesgo de género en cuanto a valoración de competencias se refiere entre científicos y científicas. Es lo que se conoce como el “efecto John-Jennifer”, descrito por un estudio realizado en la Universidad de Yale en 2012. Demostró que, ante dos currículos iguales, pero con distinto nombre (John vs. Jennifer), el profesorado de ciencias de siete prestigiosas universidades estadounidenses consideró a John mejor candidato. También le ofrecieron mayor remuneración y recursos para desarrollar su carrera investigadora. Esta percepción afectó de igual manera a las mujeres y hombres académicos evaluadores de los currículos independientemente de su edad, especialidad y rango. El estudio concluye que este sesgo de género se produce por estereotipos culturales, y no por una intención consciente de perjudicar a la mujer.
El sesgo de género se produce por estereotipos culturales, y no por una intención consciente de perjudicar a la mujer
Otro ejemplo más reciente. María vs. Mario. María tiene un 30% menos probabilidades de ser, ya no contratada, sino citada para una entrevista que su compañero masculino. Es lo que ha determinado un estudio realizado por el Observatorio Social de “la Caixa” publicado este año. Aplicando a un mismo puesto dos biólogos de currículo idéntico y misma edad, pero difiriendo de nuevo tan solo en el nombre, le llamaban principalmente a él.
Otra perspectiva. La de mujeres investigadoras. Según el Informe sobre Igualdad de Género, elaborado por la Sociedad de Científicos Españoles en el Reino Unido, el 46% de las investigadoras que desempeñan su labor profesional en nuestro país considera que el ser mujer afecta negativamente a su carrera.
¿Pero este sesgo de género y perspectivas realmente ocurren? Consideremos datos objetivos. Tan solo hay una mujer que dirija uno de los doce Centros de Investigación Biomédica en Red (Ciber). En las 41 facultades de medicina españolas, tan solo hay siete decanas. De las 42 sociedades científicas que engloban la Confederación Española de Sociedades Médicas (Facme), como presidentas se cuentan siete. Y entre los 52 colegios de médicos de España, se encuentran cinco presidentas.
No se trata de conseguir una igualdad 50%-50% “porque sí”
De acuerdo con los datos expuestos, existen diferencias tangibles. Cuando surgen debates sobre la igualdad de género en el ámbito, podríamos decir, personal, te encuentras afirmaciones como “es que los hombres y las mujeres no somos, por fortuna, iguales”. ¿Es que acaso todas las mujeres están cortadas por el mismo patrón? ¿Y todos los hombres se parecen entre sí? Es un error generalizar dentro del propio género. Lo que sí está claro es que los datos todavía demuestran que existen brechas importantes entre unos y otras. No se trata de conseguir una igualdad 50%-50% “porque sí”. Se trata de que las personas seamos consideradas exclusivamente por nuestras capacidades, habilidades y conocimientos. Poco a poco vamos mejorando, pero todavía queda camino por recorrer.