Seamos escultores de nuestro propio cerebro nacional a través de la investigación

propio cerebro

..María Vargas Tabuenca. Directora de Relaciones Institucionales de iSanidad.
Ya lo decía nuestro Premio Nobel en Medicina en 1906, D. Santiago Ramón y Cajal: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Si trasladásemos la siguiente afirmación a nuestro país, el resultado podría ser tan sencillo como: “Todo país, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Es por ello que la investigación, como motor de conocimiento y de potenciador del saber nacional, no debe parar en ningún momento. Y resulta de vital importancia que quien esté al frente de la gestión y la toma de decisiones en esta materia lo tenga también claro.

Este pasado lunes, durante la toma de posesión de los ministros de la nueva legislatura, Pedro Duque, como Ministro de Ciencia e Innovación y repitiendo en el cargo, remarcaba la necesidad de incrementar la inversión pública y privada en investigación y desarrollo. Una noticia excelente ya que “alivia” saber que el ministro tiene entre sus firmes objetivos el seguir apostando por esta área. Especialmente cuando todavía España no ha conseguido obtener un posicionamiento en I+D previo a la crisis. Circunstancia que sí se ha producido en la mayoría de los países de la Unión Europea, de acuerdo al informe Cotec 2019.

Todo país, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro

Sí, cierto es que no nos encontramos en un momento de estancamiento. Se siguen realizando avances en investigación y desarrollo, pero todavía no nos permite ser suficientemente competitivos en inversión si nos comparamos con nuestros compañeros europeos. Una carrera de medio largo plazo cuyos resultados los veremos tarde o temprano.

También habrá que ver cómo repercute la separación del Ministerio de Ciencia con el de Universidad. Una decisión bastante polémica en donde el propio Manuel Castells, titular de la cartera ministerial, expresó su disconformidad ante este hecho. Distintos colectivos implicados se han opuesto a esta decisión del gobierno, alegando que esto puede ralentizar los procesos y que la tendencia europea es la contraria: unir ambas carteras ministeriales en una por lo afín de sus procesos y competencias.

Debemos dar el “beneficio de la duda” ante este nuevo cambio y diversificación de carteras ministeriales

Hace varios años, cuando me encontraba en clase de ética, una magnífica profesora consideró ponernos la película “12 hombres sin piedad”. Un gran film que se desarrolla prácticamente en su totalidad en un cuarto donde los doce miembros de un jurado tienen que deliberar la culpabilidad de un chico acusado de asesinato. Durante toda la película se trabaja el concepto de “el beneficio de la duda” o la “duda razonable”. El cuestionarnos que, aunque algo parezca muy claro, tenemos que no darlo por sentado y dudar de nuestras convicciones.

Por ello, ante este nuevo cambio y diversificación de carteras ministeriales, debemos dar un “beneficio de la duda”. Quizá permita potenciar ambas carteras aún más y hacer que se dediquen más esfuerzos específicos a cada ámbito, por muy ligados que estén. Si bien es difícil no pensar en el binomio universidad y ciencia, quizá todo sea para mejor. El tiempo y la dedicación de ambos equipos ministeriales nos dará o no la razón. Mientras tanto, sigamos apostando por ser escultores de nuestro propio cerebro.

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