..Cristina Cebrián.
El diagnóstico de los tumores neuroendocrinos puede llegar a retrasarse hasta siete años. Además, este tipo de tumores presenta numerosos problemas clínicos complejos que requieren de equipos multidisciplinares para su abordaje. Esto lo saben bien en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Este centro y el Instituto de Oncología Vall d’Hebron (VHIO) han recibido recientemente la acreditación como centro de excelencia en el tratamiento de tumores neuroendocrinos, por parte de la European Neuroendocrine Tumor Society (ENETS).
El responsable de la unidad de tumores neuroendocrinos del Hospital Vall d’Hebron e investigador del Grupo de Tumores Gastrointestinales y Endocrinos del VHIO, el Dr. Jaume Capdevila, explica a iSanidad los aspectos más relevantes en el abordaje de esta enfermedad; así como las principales líneas de investigación que se están llevando a cabo. El Dr. Capdevila también es presidente del Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos y Endocrinos (GETNE).
¿Cómo es el abordaje de los tumores neuroendocrinos?
Los tumores neuroendocrinos son un tipo de cáncer que, al año, afecta a cerca de 8 personas por cada 6.000 habitantes. El problema que encontramos es que es una enfermedad muy heterogénea y cambia mucho en función del origen del tumor. Además, no es un tumor que solo aparezca en páncreas o en intestinos, sino que puede aparecer en más sitios.
El manejo de los tumores neuroendocrinos es especialmente complejo e involucra prácticamente a todas las especialidades médicas
Por tanto, el manejo de esta enfermedad es especialmente complejo e involucra prácticamente a todas las especialidades médicas. No solo la oncología, sino también endocrinología, medicina nuclear, cirugía, radiología, medicina intervencionista, etc. Se necesita una coordinación muy grande entre todas las especialidades y esto no es fácil.
¿Por qué es difícil encontrar en España centros de referencia de este tipo?
En España no existe una acreditación o un tipo de regulación para estas enfermedades, pero a nivel europeo sí existe. Hace unos años la Enets creó este tipo de auditorías que lo que hacen es evaluar que los procedimientos ejecutados en el hospital sean excelentes. Para ello, se basan en las propias guías que genera la Enets.
El problema que tenemos en España es que, al no existir estos centros de referencia y con el número de casos anuales, no hay una afluencia de pacientes suficiente para adquirir este nivel de experiencia.
¿Se conoce a qué tipo de pacientes suelen afectar más los tumores neuroendocrinos?
Solo tiene un factor de riesgo y es el bajo porcentaje asociado a enfermedades hereditarias. Por ejemplo, la enfermedad neuroendocrina múltiple o la neurofibromatosis. Son enfermedades hereditarias muy bien establecidas en las que se ha visto un incremento de la incidencia de tumores neuroendocrinos. Para el resto de personas no existe un factor de riesgo.
Se calcula que existe un retraso en el diagnóstico de tumores neuroendocrinos de entre 5 y 7 años
¿Qué consecuencias tiene que los síntomas sean inespecíficos?
El principal problema es que en la mayoría de pacientes, cuando son diagnosticados, ya presentan enfermedad metastásica, por lo que ya no son curables.
¿Cree que se está dando un retraso en el diagnóstico de este tipo de tumores?
Si. De hecho se calcula que existe un retraso en el diagnóstico de estos tumores de entre 5 y 7 años. Es una barbaridad. Por eso, su abordaje es muy complicado. Aparecen tumores neuroendocrinos prácticamente en todas las partes del cuerpo. No podemos hacer un cribado poblacional, como ocurre con el cáncer de colon o el de mama. Sin embargo, debemos estar muy atentos porque esta enfermedad existe y con más frecuencia de lo que la gente piensa.
¿Qué se puede hacer entonces para llegar a un diagnóstico precoz del tumor neuroendocrino?
La propia acreditación como centro de excelencia de la Enets ayuda a dar a conocer socialmente esta enfermedad. No solo existe el cáncer de mama, de colon o de pulmón. De hecho, el tumor neuroendocrino metastásico es la segunda neoplasia más frecuente del área digestiva, por detrás del cáncer colorrectal metastásico.
En Vall d’Hebrón hemos ido perfeccionando no solo el manejo de la enfermedad sino también el registro de la actividad de todos los pacientes
Aunque no tenga mucha incidencia, el pronóstico de estos pacientes, por suerte, acostumbra a ser largo. Además, con los tratamientos existentes, tenemos pocos casos anuales y se nos mueren poco. El pronóstico es más largo, por lo que los casos se van acumulando.
¿Cómo está funcionando el trabajo multidisciplinar que realizan en su hospital?
Primero, para que la Enets pueda acreditarte, debes tener un mínimo de 80 casos nuevos anuales de tumores neuroendocrinos con origen gastroentérico o pancreático. Esto es una auténtica barbaridad y hay pocos centros en el mundo que vean esta cantidad de pacientes.
Por tanto, para poder registrar y estar al día de todos los pacientes que aparecen en el hospital, hay que contar con un grupo bien avenido, que sepa lo que esta haciendo, para que no se escape nada.
Con el tiempo, en el Vall d’Hebrón hemos ido perfeccionando no solo el manejo de la enfermedad sino también el tener registrada la actividad de todos los pacientes. Aquí todo el mundo suma. De hecho, esta acreditación se la han dado en conjunto tanto al hospital como al instituto de investigación.
El Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos y Endocrinos es uno de los más activos, a nivel mundial, en investigación académica de tumores neuroendocrinos
¿Qué ensayos clínicos están ahora en marcha sobre tumores neuroendocrinos?
En Europa hay muchos estudios en marcha ahora mismo, aunque también existe una cierta descoordinación entre países. En España, tenemos el Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos y Endocrinos y es uno de los más activos, a nivel mundial, en investigación académica para pacientes con tumores neuroendocrinos. De esta mnera, la coordinación nacional es bastante buena y nos permite tener muchos estudios a la vez e involucrando a muchos hospitales. Por otro lado, desde el Hospital Vall d’Hebron también captamos todos los ensayos clínicos internacionales que hay sobre esta patología.
Ahora mismo, en nuestro hospital tenemos entre diez y doce investigaciones abiertas. Además, nuestra idea siempre es atraer ensayos internacionales para que sea la puerta de entrada al país y que luego otros centros también puedan participar. Con esto se evitará que los pacientes tengan que desplazarse, porque no puede haber centros de experiencia y ensayos en cada pequeño hospital del país.
¿Hay algún ensayo clínico de su centro que destacaría especialmente?
Tenemos dos líneas claras de investigación. Por un lado, todo lo relacionado con la teragnosis; esto es, la fusión de la medicina nuclear con la oncología. A través de estudios funcionales de medicina nuclear, por ejemplo el estudio por tomografía computada por emisión de positrones (PET/TC) con Galio 68, que permite comprobar si existen receptores de somatostatina, algo básico para el manejo de esta enfermedad. Y se consigue de una forma mucho más específica que todo lo anterior. Ahora, gracias a lo que vemos con esta imagen, podemos proporcionar un radiofármaco.
Tenemos tres ensayos clínicos en marcha en los que estamos combinando quimioterapia más inmunoterapia
En este sentido, tenemos dos ensayos clínicos internacionales, en fase III y abiertos, con los que utilizamos radiofármacos. Así, intentamos cubrir todas las posibilidades, tanto de orígenes como de opciones sobre este tipo de tumores. Intentamos ofrecer a todos los pacientes una opción de tratamiento con un radiofármaco.
Por otro lado, la segunda línea de la investigación va enfocada hacia la inmunoterapia. En este sentido, la inmunoterapia ‘clásica’ no funciona para tumores neuroendocrinos, ya que resultan más complejos que el cáncer de pulmón o el melanoma. Por ello, en nuestro grupo tenemos tres ensayos clínicos en marcha en los que estamos combinando quimioterapia con inmunoterapia.
En otra investigación estamos combinando distintas inmunoterapias. También estamos pendientes de abrir otro ensayo clínico que combina fármacos antiangiogénicos e inhibidores multicinasa junto con inmunoterapia. En este último estudio se incluyen hasta seis tipos de tumores neuroendocrinos distintos, cada uno con su cohorte correspondiente.