..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea nos ha sacado los colores esta pasada semana. El jueves pasado publicó una sentencia en la que ponía de manifiesto el abuso de los contratos temporales en la sanidad española. No es nueva esta historia. A menudo hemos conocido casos de médicos y enfermeras que encadenan contratos año a año, mes a mes o, incluso, semana a semana. Pese a las malas condiciones laborales que padecen muchos de nuestros profesionales no han dudado en esta lucha contra el coronavirus. El Gobierno ha admitido ahora su intención de compensarles una vez que pase la pandemia. Si de verdad es su objetivo que empiece a aplicar la sentencia del Tribunal de la Unión Europea sobre los interinos. Por supuesto, habrá que reconocer también a los que tienen su plaza fija, pero no se puede dar más esta situación.
No ha habido discurso estos días en este país que no haya reconocido la labor de los profesionales, desde el Rey a cualquiera de los presidentes de las comunidades autónomas, pasando por Pedro Sánchez, Salvador Illa y Fernando Simón. Gran parte de la ciudadanía sale cada noche a aplaudir su labor desde sus balcones y ventanas.
El Gobierno ha admitido ahora su intención de compensar a los profesionales una vez que pase la pandemia. Si de verdad es su objetivo que empiece a aplicar la sentencia del Tribunal de la Unión Europea sobre los interinos
En cambio, las comunidades autónomas, con el consentimiento del Gobierno y los tribunales españoles, les han pagado con precariedad. Da igual el color político, no hay excepciones. Ahora que se enfrentan a un virus desconocido como el SARS-CoV-2 los mandamos a esta lucha (así lo han denominado Felipe VI y el presidente del Gobierno) sin el material necesario. Ellos seguirán al pie del cañón. Es su vocación y eso no lo va a cambiar ni las condiciones más desfavorables.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha advertido que existe un problema estructural en la sanidad española y que las administraciones no han cumplido con su obligación de convocar plazas para cubrir las necesidades existentes. Que una institución europea nos llame la atención de esta manera durante la peor crisis sanitaria del país es significativo. Ya no ha excusas. Nuestros profesionales tienen el respaldo de la UE y de nuestros ciudadanos, es el momento de reconocerlos como es debido. Más medidas y menos palabras o como dice el refrán “obras son amores, que no buenas razones”.