Hasta el 60% de la población que recibe quimioterapia tiene algún grado de alteración neurológica

Aproximadamente el 60% de la población que recibe quimioterapia tiene algún grado de alteración neurológica, y es que así lo afirma Natacha Bolaños, especialista en Rehabilitación del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).

Los síntomas más frecuentes tienen relación con cambios en la sensibilidad en las manos y en los pies, marcha dolorosa y sensación quemante en los miembros superiores de predominio vespertino, es decir, que sucede por la tarde. Concretamente los pacientes sienten hipersensibilidad en las manos y en los pies, sensación de hormigueo, frialdad, adormecimiento, quemazón, dolor, hipersensibilidad, marcha dolorosa y sensación quemante en los miembros superiores.

Este efecto secundario se produce debido a algunos de los fármacos (taxanos, platinos, alcaloides de la vinca, epotilonas, talidomida y el bortezomib) que se emplean para tratar el cáncer y que afectan a los nervios periféricos de las extremidades, manos y pies”, asegura la doctora Beatriz Rojas, especialista en Oncología Médica del Grupo IMO.

En ocasiones cuando un paciente manifiesta estos síntomas aconsejamos interrumpir o ajustar la dosis de los tratamientos de quimioterapia para evitar que este efecto secundario empeore, además de recomendar determinadas medidas para aliviar los síntomas”, afirma.

No existen intervenciones preventivas o terapéuticas
En la actualidad, no existen intervenciones preventivas o terapéuticas que permitan modificar el curso del compromiso del sistema nervioso periférico secundario a la quimioterapia, lo que puede conllevar el abandono del tratamiento oncológico y al deterioro funcional durante y después del tratamiento.

Según explican lo recomendable es seguir un tratamiento de fisioterapia, en combinación con ejercicio físico específico, con vistas a desarrollar fuerza y resistencia, especialmente en las etapas posteriores a la recuperación de la neuropatía aguda y en las neuropatías crónicas. En este sentido, aunque se necesitan más investigaciones, se recomiendan ejercicios que mejoren la capacidad aeróbica, el balance, la flexibilidad y la fuerza pueden ayudar a tratar los síntomas asociados con la enfermedad.

Es necesario informar y formar sobre este síndrome tanto al paciente como al familiar. Es necesario que sepan por qué se produce para ofrecerles consejos sobre cómo llevar a cabo un proceso de rehabilitación si lo padecen”, concluye Bolaños.
..Redacción

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