Más de la mitad de los pacientes con insuficiencia cardiaca (55,1%) afirma tener problemas relacionados con su movilidad, mientras que un 52% dice que tiene problemas de ansiedad o depresión, y es que así se desprende un estudio presentado en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC2017 que del 26 al 28 de octubre se ha celebrado en Madrid.
El doctor Nicolás Manito Lorite, firmante del estudio, explica que muchos pacientes, especialmente los mayores y pluripatológicos, necesitan ayuda para realizar sus actividades cotidianas, y es que “su calidad de vida es peor a la de los pacientes con cáncer. Esta situación repercute directamente en su entorno, provocando que muchos familiares y amigos tengan que asumir el papel de cuidador”, advierte.
El dolor o malestar es el problema más presente en los pacientes con insuficiencia cardiaca
Para valorar la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia cardiaca (IC) y la de sus cuidadores, precisamente se realizó un estudio que incluyó a 558 pacientes y a 284 cuidadores informales entre mayo y agosto de 2016. El 60,6% de los pacientes encuestados fueron hombres y el 39,4%, mujeres, con una media de 64 años.
A tenor de los resultados, se pone de manifiesto que la dimensión relativa al dolor o malestar es la más afectada en los pacientes con IC, y es que un 68,4% reporta tener algún tipo de problema en esta área; el 55,1% dice tener problemas relacionados con su movilidad, mientras que un 52% expresa problemas de ansiedad o depresión. Las dimensiones menos afectadas son las relativas al autocuidado y a las actividades cotidianas.
Se da poco valor a los cuidadores informales de pacientes con insuficiencia cardiaca
Por otra parte, el 50,9% de los pacientes con IC tiene cuidador informal, siendo el 71,3% mujeres, quienes dedican 1.348 horas de media al año a los cuidados. Así, según el estudio, el impacto de la IC sobre la calidad de vida del cuidador informal es más positivo que negativo, y es que para la inmensa mayoría, ayudar al paciente, entre otros efectos positivos, le hace sentirse orgulloso y satisfecho (93,4%), se siente reconocido por prestar su ayuda (79%) o ha mejorado la cercanía con el paciente (77%).
Sin embargo, no todos manifiestan esas sensaciones de orgullo, satisfacción, reconocimiento o cercanía hacia el paciente que cuidan, y es que frente a esto, el 44,2% de los cuidadores experimenta cambios emocionales, tales como estrés, apatía, irritabilidad, ansiedad o desbordamiento; un 32,9% ve trastornado su sueño por la atención que el paciente le reclama; un 24,9% le supone un aislamiento social, y para el 19,5% le supone una carga económica. El ocio, tiempo libre o vida familiar del cuidador también se ven afectados.
“Este estudio pone de manifiesto el poco valor que se da a los cuidadores informales en el sistema sanitario”, lamenta el Dr. Manito, quien considera que si se llevara a cabo un abordaje ideal de la IC “mejoraría la calidad de vida de pacientes y cuidadores, la morbimortalidad por IC y supondría un ahorro importante para el sistema nacional de salud”.
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