..Cristina Cebrián.
El uso de la estimulación cerebral profunda puede ser una técnica eficaz en el tratamiento de la anorexia nerviosa. Al menos, desde la experiencia que han tenido los neurocirujanos y psiquiatras del Hospital del Mar, en Barcelona. Se trata de uno de los centros pioneros en Europa en la utilización de este tipo de intervención para tratar la anorexia nerviosa. Con este ensayo clínico, el primero que se realiza entre los países europeos, los especialistas buscan analizar su eficacia y tolerabilidad que hasta ahora ha tenido éxito, ya que tres de los cuatro casos que han tratado muestran una respuesta positiva, sin complicaciones por la cirugía ni por la estimulación cerebral.
Se trata de uno de los centros pioneros en Europa en la utilización de este tipo de intervención para tratar la anorexia nerviosa
A través de la tecnología robótica, en concreto el robot ROSA, y mediante el uso de electrodos en zonas del cerebro profundas y relacionadas con el estado de ánimo, la ansiedad y la motivación/recompensa. Los puntos del cerebro que se seleccionan no estimulan el hambre, sino que al estimularlos, se pretende mejorar el funcionamiento de los circuitos cerebrales que controlan el estado de ánimo así como la ansiedad, y por consiguiente, ganar peso.
Cirugía de precisión reversible y ajustable
El procedimiento conlleva una planificación exhaustiva mediante el uso de un programa de planificación informática específico. Para enviar el estímulo a los electrodos, se inserta una batería bajo la piel del paciente que apenas conlleva riesgos ya que se trata de una técnica reversible y ajustable. La neurocirujana Glòria Villalba, responsable de este proyecto, explica que “el riesgo que comporta la cirugía es bajo, por lo tanto, asumible en unos pacientes que están muy graves y que no tienen ningún otro tipo de tratamiento posible. Por lo tanto, pensamos que les compensa participar en el estudio”.
Dra. Villalba: “El riesgo que comporta la cirugía es bajo, por lo tanto, asumible en unos pacientes que están muy graves y que no tienen ningún otro tipo de tratamiento posible”
Aunque esta cirugía resulta altamente innovadora aún no está diseñada para todos los pacientes. Antes de someterse a ella, se selecciona el tipo de pacientes que pueden recibirla y este cribado se realiza en colaboración con el Institut de Trastorns Alimentaris (ITA). Se trata de enfermos de larga trayectoria, con más de 10 años de evolución y en los que no han funcionado otros tratamientos convencionales. Su peso tiene que situarse por debajo de un índice de masa corporal (IMC) de 16, pero por encima de 13.
Prevalencia y trastornos secundarios
La anorexia nerviosa es la tercera enfermedad más prevalente entre los adolescentes, ya que la edad de inicio se sitúa entre los 13 y los 18 años. Afecta a 1 de cada 100 jóvenes entre estas edades, especialmente mujeres (el 5-10% de los afectados son hombres). En España se estima que la afectación de los trastornos alimentarios es de menos del 5% en la población adolescente. Esto incluye la anorexia, que sufre el 0,3% de la población femenina de entre 12 y 21 años. Además, el 30% de los casos se convierten en crónicos y no responden a ningún, por lo que también se observa una elevada tasa de suicidios.
Los pacientes que sufren anorexia nerviosa también pueden presentar trastornos psiquiátricos secundarios
Por otro lado, los pacientes que sufren anorexia nerviosa también pueden presentar trastornos psiquiátricos secundarios. Para el doctor Víctor Pérez, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar y director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones, las comorbilidades más habituales son “la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo, y en los dos se ha demostrado la eficacia de la estimulación cerebral profunda”.
Respuestas positivas
Hasta ahora el Hospital ha realizado esta técnica a tres mujeres y a un hombre, todos con una respuesta positiva aunque variable. Los dos primeros pacientes, intervenidos hace un año, ya han completado el estudio y también se han mejorado las patologías asociadas a la anorexia. “Además de responder en el peso también hemos visto respuesta positiva en problemas asociados en estos pacientes, como depresión, ansiedad y obsesiones”. La primera paciente tratada reconoce que “con el tratamiento aprendes que la enfermedad no se va, sino que aprendes a ceder, y esto comporta mejoras no solo en el peso, también en el estado de ánimo y la ansiedad”, concluye la Dra. Villalba.
“También hemos visto respuesta positiva en problemas asociados en estos pacientes, como depresión, ansiedad y obsesiones”
El tercer caso, que pasó por el quirófano en noviembre del 2017, todavía no presenta respuesta aunque está demostrado que pueden tardar hasta un año en responder. Con respecto al último paciente, que fue intervenido el pasado mes de abril, la evolución es muy positiva. A pesar de ello, todavía es demasiado pronto para afirmar si la intervención ha logrado el mismo nivel de éxito.