..Dr. Francisco M Toquero de la Torre.
Se habla de los problemas del sistema sanitario en España, se insiste en la necesidad de un Pacto de Estado por la Sanidad, como la panacea universal de todos sus males. Posiblemente, se piense en un acuerdo para “marear la perdiz” y que todo siga igual mientras se discute, estudia, debate y proponen soluciones.
Sin embargo, los males que atenazan y agravan la situación del Sistema Nacional de Salud son mas que conocidos, progresivos e in crescendo, pero sus soluciones o no son prioritarias o son políticamente costosas e incorrectas, haberlas las hay y también son conocidas. Son primordiales y necesarias reformas posibilistas que den respuesta a retos que el sistema español -como el resto de los europeos- no tenía cuando nació, y que lastran su futuro, su sostenibilidad y lo que es peor, su trascendencia.
Los males que atenazan y agravan la situación del Sistema Nacional de Salud son mas que conocidos, progresivos e in crescendo
- El gran envejecimiento de la población, consecuencia de un aumento acelerado de la esperanza de vida; para el que no hemos cambiado el modelo de asistencia, hoy día socio-sanitaria.
- Las nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas, que permiten solucionar problemas hasta ahora no abordables por la Humanidad; que por contención de gasto, crisis económicas y además por costumbrismo con lo que se hace y tiene no se han implementado en muchos casos
- Las tecnologías de la información, que abren perspectivas para dar asistencia en condiciones muy distintas a las tradicionales; pero que no acabamos de introducir al máximo de su rendimiento posible
- Las nuevas demandas sociales, muy exigentes ante los sistemas sanitarios y que piden servicios personalizados y no estandarizados, de alta calidad y con responsabilidad corporativa, que seguimos sin valorara, programar, realizar y evaluar.
- La gran tendencia al alza del gasto sanitario, que coexiste con un sistema fiscal menos progresivo, con una cobertura cada vez más universal, y con una carencia absoluta por parte de las administraciones sanitarias, de priorización del gasto, en el marco del Estado del Bienestar. Si a eso añadimos la falta de respeto a los profesionales a los que se les exige sin consulta y compensación; de falta de interés ante la experiencia de los pacientes; el buenismo político de cara al exterior de colmar de derechos sanitarios, sin ninguna responsabilidad y compromiso o costo y el business friendly ante las empresas que operan en el sector marcan una perspectiva muy poco optimista no solo ya de mejora, sino de mantenimiento de lo que teníamos, como así se palpa en la sociedad, como muestra la ingente cantidad de “mareas” reivindicativas a niveles ya locales.
Las previsiones del Programa de Estabilidad (hasta 2019) siguen siendo muy restrictivas, ya que sólo se recuperará el gasto de 2009 en 2019
Un Sistema Nacional de Salud siempre ha sido muy reacio a los cambios y un débil liderazgo del Ministerio de Sanidad y una alianza conservadora del statu quo son el origen de esta ausencia de reformas. Una financiación escasa y decreciente desde 2009, como consecuencia de la crisis económica, que quebró la tendencia al alza del gasto sanitario público en España. Las previsiones del Programa de Estabilidad (hasta 2019) siguen siendo muy restrictivas, ya que sólo se recuperará el gasto de 2009 en 2019, pero sin tener en cuenta la previsible inflación acumulada en ese período (14,7%). Unas diferencias muy notables y mantenidas en el gasto sanitario per cápita de unas comunidades a otras. El dolor crónico del Sistema Nacional de Salud; la gestión de recursos humanos, cada vez más escasos y maltratados laboralmente y económicamente; unas herramientas de gestión y modificaciones jurídicas, con casi exclusivos criterios monetarios y políticos de espaldas a los profesionales del sector y buscando mas el marketing vacio que la eficacia, efectividad y eficiencia, y la ausencia de incorporación de nuevas tecnologías y medicamentos, están haciendo que un SNS, modélico y envidiado internacionalmente, baje puestos en los ranking mundiales, aceleradamente
Necesitamos una gobernanza madura, realista y profesional, tanto a nivel de sistema como de cada una de las instituciones sanitarias -y la solución de algunos de los problemas que alimentan los conflictos- permitirá plantear determinados problemas de una forma positiva y posibilista, con trasparencia e implicación de todos, incluidos por supuesto los pacientes, que han de ser conscientes de la priorización y costo de la salud.
Dejemos ya de vender excelencia, universalidad, y logro de gestión, que cuando se alcanza lo es puntualmente, y reparemos listas de espera interminables y maquilladas, profesionales descontentos y desencantados, una atención primaria acantonada por carecer de poder resolutivo con presupuestos cercenados, modelo hospital-centrista de la década de los 70 con infraestructuras obsoletas en muchos caso al igual que las dotaciones tecnológicas estándar, un control farmacéutico del medicamento adecuado en costo y eficacia, y una política de recursos humanos a medio-largo plazo en connivencia con las facultades y centros de enseñanza, y no parcheada como de costumbre, practicando canibalismo profesional entre comunidades autónomas.
Dejemos ya de vender excelencia, universalidad, y logro de gestión, que cuando se alcanza lo es puntualmente
Dejémonos de vítores y uso del SNS para mercadotecnia sobre todo electoral, y bajemos a la arena de la realidad del usuario, que guarda colas, le citan para pruebas diagnostica después de fallecido, y que cuando ingresa en un centro lo hace con el miedo de quien entra en una cadena de producción deshumanizada y fría. Busquemos en vez de café con agua para todos, buen café para todos, valoremos su coste, prioricemos con criterio profesional el gasto y las indicaciones, y atendamos todos los eslabones de la cadena.