..Emilio Ramírez.
..Cristina Cebrián / Fernando Ruiz (fotografía y vídeo)
Rafael Bengoa, ex consejero de Sanidad del Gobierno Vasco, aborda cuestiones como la dependencia y la integración de los servicios sociales y la sanidad, en esta entrevista con iSanidad. Precisamente, Bengoa realizará la conferencia inaugural del ‘VII Congreso Internacional Dependencia y Calidad de vida: Integración: De modelos a resultados’, que se va a celebrar en Barcelona del 29 al 30 de octubre
Las principales temáticas del congreso son la dependencia y la calidad de vida. ¿Cuáles son los retos y desafíos que tenemos ahora?
Lo más importante es que el año que viene por primera vez en la historia universal va a haber más personas de 65 años que menores de 25. Esto no ha ocurrido nunca en la historia de la humanidad. Eso quiere decir que tenemos una sociedad, como todo el mundo sabe, envejecida. Eso implica muchas enfermedades crónicas e implica muchas personas vulnerables solas en sus casas. La motivación de este congreso es precisamente ver qué tipos de servicios es necesario desarrollar para este tipo de personas.
Es una decisión más política que técnica la de integrar los servicios sociales y la sanidad
Entiendo que uno de esos retos es conseguir una integración social y sanitaria para atender a este tipo de personas. ¿En qué situación está España?
En un situación parecida a la de otros países, pero ya con dos o tres estados indicándonos el camino. Es una decisión más política que técnica. La integración de los servicios sociales y de la sanidad por una razón muy simple. Son vasos comunicantes. Si tomamos el ejemplo de nuestros padres y de cualquier persona que puede estar en peor situación, no solo en casa… Sabemos que en esas personas a veces las necesidades son sociales y a veces son sanitarias. Es decir, necesitan un servicio social o un servicio sanitario.
De momento en España les ofrecemos esto de forma general separada. El agente de servicios sociales acude a ayudarles en tareas de casa y luego el servicio sanitario, a veces a domicilio. Pero esos dos mundos deberían estar prestando un servicio único y hay países ya como Nueva Zelanda, Canadá, en Estados Unidos, en Europa, que nos indican que cuando se hace esa integración de los dos servicios la satisfacción es mayor. También es mejor para las arcas públicas porque hay bastantes ahorros en ese mismo movimiento.
Es importante también indicar que las personas mayores que están solas y son vulnerables, como no las vemos no lo creemos o negamos esa situación
‘Fundación Edad&Vida: Alineando el Reto, la Respuesta y la Política’, ¿por qué esta conferencia?, ¿puede destacarnos lo más importante?
La conferencia aborda la fragmentación actual que ofrecemos a las personas de la tercera edad o incluso algunas personas jóvenes, pero que son muy vulnerables y necesitan servicios sociales y sanitarios, es de momento una atención fragmentada. Eso no se puede llamar sistema.
Es simplemente un sistema que hace que la persona integre, coordine y lleve la información de un sitio a otro. Ya sabemos que en el siglo XXI eso lo podemos hacer mucho mejor, integrando los tipos de información y poder prestar un servicio más integrado para que la trayectoria de esa persona no resulte tan compleja.
La idea de este congreso es romper esos ciclos viciosos en el que una persona por estar sola enferma
Es importante también indicar que las personas mayores que están solas y son vulnerables, como no las vemos no lo creemos o negamos esa situación. Pero continúan, y muchas enferman por estar solas y la enfermedad crea aún más soledad. Por lo tanto, es un ciclo vicioso que hay que cortar. La idea de este congreso es romper esos ciclos viciosos en el que una persona por estar sola enferma. Luego como ha enfermado permanece aún más sola. Eso se arregla si consiguiéramos organizar los servicios sociosanitarios integrados.
Comentaba algunos países de ejemplo, ¿tenemos algún referente en Europa?
Sí, en Suecia, en los países nórdicos, partes de Inglaterra. Hay experiencias en España que tiene los mimbres para hacerlo bien. Cuenta con un sistema público de salud muy digno que necesita transformarse. Dispone de servicios sociales que hay que dar más energía más dinámica, y más financiación para que puedan hacer lo mismo que los países nórdicos. No hay ninguna razón para que los podamos emular.
La situación para las personas mayores no es la que debería ser
¿Qué medidas urgentes deben tomar los máximos responsables sanitarios tanto a nivel autónomico como nacional?
Creo que tienen que poner una visión encima de la mesa y este congreso la pone para que en el ámbito político, en el Parlamento y en los Consejos Interrteritoriales de servicios sociales y de sanidad puedan ponerse de acuerdo en el diagnóstico de la situación. De que la situación para las personas mayores no es la que debería ser, ¿cuáles son las cifras? y ¿cómo podríamos empezar a corregir esto?
Es una decisión más política en estos momentos porque no se arregla solo pidiendo a los que están prestando el servicio, tanto médico como social, los servicios sociales, que trabajen juntos. Es necesario crear un entorno de política sanitaria, política sociosanitaria, y eso depende de la intervención política en esta legislatura.
Todos queremos mantener y crear condiciones para que la revolución digital del siglo XXI también esté en el sector salud y social
¿Podemos considerar los servicios sociales como un nivel asistencial?
Debemos considerar como un nivel asistencial que debe estar trabajando más y más en la comunidad con los servicios de atención primaria. Hace falta empezar a tener en la comunidad, una zona en Madrid, una zona en Barcelona, una zona en Sevilla…Una zona en la que los servicios sociales y sanitarios y de atención primaria y hospitalaria estén trabajando de forma integrada con unos sistemas de información que pertenecientes al siglo XXI no hay ninguna razón para que no estén integrados y que los profesionales atención primaria puedan ver lo que se la hecho a esa persona mayor en el hospital esa mañana. Eso en la mitad de España no ocurre.
Seguimos en una sociedad en la que podemos pedir una pizza a las 2 de la mañana o un viaje por internet a las 3 de la mañana, pero en la que no puede la mitad del país acceder a la historia clínica personal en Internet.
No vamos a ir a ningún sitio ni más sostenible ni mejor para las personas si seguimos con la idea de que tienen un hospital al que acuden cuando se ponen enfermos
Les está costando en el servicio público que todos queremos mantener y crear condiciones para que la revolución digital del siglo XXI también esté en el sector salud y social.
¿Por dónde cree que pasa el nuevo modelo de atención?
Pues por esa integración. No vamos a ir a ningún sitio ni más sostenible ni mejor para las personas si seguimos con la idea de que las personas tienen una cosa que se llama hospital, unos servicios de urgencias al que pueden acudir cuando se ponen enfermos, cuando ya sabemos que podemos monitorizarles digitalmente en casa según van empeorando su enfermedad.
Si conocemos que Jose vive en tal piso, que toma estos medicamentos y padece estas enfermedades. Podemos saber que si le conectamos digitalmente con el centro de salud se puede estar al tanto que está empeorando. Al saber que empeora podemos mandar gente a casa, enfermería a casa, por lo tanto no ocuparía una cama, no iría a urgencias que es la parte más cara del sistema de salud.
Todo el mundo prefiere estar en su casa, que venga alguien a su casa para atenderle en lugar de tener que pasar por urgencias y ocupar una cama
Tenemos un sistema que es esencialmente pasivo. Esperamos a que la gente se ponga enferma, vaya a urgencias y ocupe una cama, en lugar de controlar digitalmente al paciente enviando recursos humanos y sociosanitarios a esas casas para atenderles.
Todo el mundo prefiere estar en su casa. Que venga alguien a su hogar para atenderle en lugar de tener que pasar por urgencias y ocupar una cama. Nadie quiere eso. El modelo nos lleva a esa lógica un poco errónea que está construida para las enfermedades agudas. Por ejemplo cuando una persona se rompe una pierna o tiene un infarto, acude a urgencias y se le ingresa.
Pero para aquellas enfermedades crónicas, no vemos por qué no necesitamos un modelo muchísimo más proactivo. Más conectado con la gente y enviando recursos humanos, enfermería y comunitaria, servicios sociales a esa casa para que esa persona no acabe yendo a urgencias y ocupe una cama en el hospital.
¿Qué barreras existen para que no pueda haber esa atención proactiva?
Estamos muy fijados en el modelo de agudos. España presta muy buena medicina de agudos tanto en la pública como en la privada, pero no estamos prestando una buena medicina de crónicos, no presencial. La barrera fundamental es el modelo mental de ahora, el modelo asistencial que hemos construido en el siglo pasado y que hemos de porque va a tener más personas de 65 años que menores de 25. Es evidente que el modelo asistencial no puede ser el mismo que teníamos el siglo pasado.