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En el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Cabeza y Cuello, que se celebró el 27 de julio, más del 80% de los pacientes con estos tumores pueden tener dolor debido al propio tumor primario, a la cirugía, o a los tratamientos de quimioterapia y radioterapia. Recientes estudios revelan que entre el 40-84% sufre dolor en el momento del diagnóstico. Además, manifiesta un dolor muy intenso aproximadamente el 90% en los pacientes con enfermedad avanzada en el momento del diagnóstico, en particular aquellos pacientes con tumores de cavidad oral y orofaríngea.
“La zona del cuello y de la cabeza es el área del cuerpo con más terminaciones nerviosas, además es una zona estrecha y limitada por muchos huesos, con lo que un pequeño crecimiento de un tumor en esa área provoca un incremento de presión que siempre acaba afectando a un nervio”, explica el Dr. Ricard Mesía, jefe de servicio de Oncología Médica y director científico del ICO Badalona, y Presidente del Grupo Español de Tratamiento de Tumores de Cabeza y Cuello (TTCC).
El 80% de los pacientes con tumores de cabeza y cuello puede sentir dolor por la cirugía, el tratamiento o el propio tumor
Una de las formas de dolor más difíciles de controlar en estos pacientes es el dolor irruptivo oncológico (DIO), una exacerbación transitoria del dolor que aparece sobre la base de un dolor persistente estable, y que se caracteriza por su elevada intensidad, rapidez de instauración (generalmente súbita) y corta duración (usualmente inferior a unos 20-30 minutos). Los pacientes pueden presentar varios episodios a lo largo del día, tres o cuatro como media.
En palabras del Dr. Mesía, “el dolor irruptivo es el síntoma más frecuente de estos tipos de tumores. El dolor aparece en cualquier zona, dependiendo del nervio comprimido. Hay muchos nervios en la zona de la cara que potencialmente pueden afectarse, pero también, todos los nervios que desde el cerebro atraviesan la base de cráneo y van a inervar cualquier estructura de la cabeza o el cuello. Existen 12 de estos nervios conocidos como pares craneales (todos ellos están doblados para cada mitad de la cara). La probabilidad de compresión por cualquier crecimiento tumoral es muy alta, por eso el dolor es el principal síntoma de nuestros pacientes”.
Impacto del dolor irruptivo
Los datos disponibles ponen de manifiesto claramente que el dolor tiene un impacto negativo en los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, ya que un porcentaje significativo de ellos padece dolor antes, durante y después de completar el tratamiento. En este sentido, el dolor, especialmente el dolor irruptivo oncológico, debe abordarse adecuadamente, de lo contrario, la calidad de vida puede verse significativamente deteriorada.
Una de las formas de dolor más difíciles de controlar en estos pacientes es el dolor irruptivo oncológico
“La cara es la principal fuente de nuestra expresión y relación social, si tenemos dolor en la cara tenemos limitada la relación con nuestro entorno y con nuestra familia. Tenemos, por tanto, repercusión social, pero también nutricional porque es la zona de nuestro cuerpo con la que masticamos o tragamos, por ello es normal que estos pacientes presenten dificultad para comer. Además, es frecuente que aparezca dificultad para hablar y articular palabras. Todo ello acabará comportando cambios de humor y ansiedad o depresión”, comenta el Dr. Mesía.
En este punto, los programas de identificación del dolor resultan necesarios ya que pueden proporcionar a los profesionales médicos una herramienta de detección para tratar el dolor en un punto temprano del tratamiento.
“El tipo de dolor y la zona donde se presenta puede ser diferente en cada paciente, por eso el dolor debe valorarse de forma individualizada, para detectar cuáles son sus necesidades terapéuticas, que serán diferentes en cada uno de ellos, y probablemente conllevarán más de una maniobra terapéutica”, explica el Dr. Mesía. “Es importante contar con tratamientos potentes y de inicio de acción rápido para evitar la afectación tan limitante que produce el dolor en estos pacientes. De este modo, se podrá mejorar su nivel de relación familiar y social, y evitar ansiedades y depresiones asociadas”, añade el Dr. Mesía.
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