..Cristina Cebrián.
“Todos llevamos un pequeño investigador dentro. Los niños siempre están haciendo preguntas y tratando de crear y construir. Pero cuando vamos creciendo nos establecen límites y se va a pagando esa llama”, comenta con cierta tristeza Maitane Alonso, estudiante de medicina, investigadora e inventora, fundadora de Innovating Alimentary Machines.
Mantener la vocación femenina en el ámbito científico no siempre es fácil y este es uno de los temas que se abordaron en el encuentro Ciencia en constante evolución. Pasado, presente y futuro de las científicas en el mundo, organizado por la Fundación Pfizer con motivo del próximo Día de la mujer y la niña en la ciencia, que se celebra el 11 de febrero.
Sergio Rodríguez: “Existe una falta de vocaciones femeninas en las carreras de ingeniería, ciencias, matemáticas, etc. Esto es algo que sin duda habría que corregir”
Alonso nunca pensó dedicarse a la investigación. De hecho, confiesa que, de pequeña, “no atendía en clase de biología y me quedaba dormida”. Sin embargo, con el paso de los años se dio cuenta de cual era su vocación en la ciencia y, con el apoyo de su familia, pudo finalmente dedicarse a la investigación.
Ella forma parte del todavía pequeño porcentaje de mujeres que han estudiado una carrera universitaria de ámbito científico. Tal y como señaló Sergio Rodríguez, presidente de la Fundación Pfizer y director general de Pfizer, “existe una falta de vocaciones femeninas en las carreras de ingeniería, ciencias, matemáticas, etc. Esto es algo que sin duda habría que corregir”.
De hecho, un informe de la Unesco indica que solo un 35% de los estudiantes científico-tecnológicos son mujeres. “En España es aún peor porque ese porcentaje está en torno al 12%, según el informe Empleo IT y Mujer: 10 profesiones con futuro, elaborado por Infoempleo y la UNIR”, añadió Rodríguez. Con estos datos, el presidente de la Fundación Pfizer recordó que todavía quedan desafíos en este ámbito y se deben “fomentar las vocaciones científicas entre mujeres y niñas”.
Maitane Alonso: “Desde pequeña no dejaba de levantar la mano en clase y hacer preguntas. Lo triste es que, con los años, cada vez se levantan menos las manos, especialmente de las niñas”
Fomentar las vocaciones desde la educación
En esta línea, la investigadora Alonso considera fundamental trabajar las vocaciones desde el ámbito de la educación. Además, “tenemos que quitarnos el miedo a equivocarnos cuando decidimos estudiar una carrera u otra. Desde pequeña no dejaba de levantar la mano en clase y hacer preguntas. Lo triste es que, con los años, cada vez se levantan menos las manos, especialmente de las niñas”, destaca Alonso.
En el caso de Paloma Domingo, licenciada en Astrofísica, doctora en Informática y exdirectora general de la Fundación Española Para la Ciencia y la Tecnología (FECyT); los comienzos de su vocación científica no fueron fáciles. Tal y como recuerda, “en aquella época había muy pocas fuentes de información sobre las carreras. Empecé una colección de cromos sobre planetas, astrología… También me marcó el hecho de que el hombre llegase a la luna. Ahí empezó mi vocación”.
Paloma Domingo: “En la universidad cada vez cuesta menos que las mujeres tomen un papel protagonista, de divulgación y comunicación”
Ahora, con el paso de los años, la científica reconoce que las cosas van cambiando. Por ejemplo, “en la universidad cada vez cuesta menos que las mujeres tomen un papel protagonista, de divulgación y comunicación”. Para Domingo el fomento de estas vocaciones se debe basar en una elección libre. “No es cuestión de que todas las niñas tengan que ser ingenieras, sino de que cuando elijan, elijan realmente lo que quieran hacer”, argumenta.
Acercar la ciencia a los niños y niñas desde pequeños es, en definitiva, uno de los objetivos que deberían marcarse en la educación, para que puedan elegir con toda la información disponible. “Otra de las claves es humanizar la ciencia y tecnología, que todo el mundo puede ser investigador. Hay infinidad de cosas que se pueden hacer si de verdad te apasiona. Por eso hay que dar referentes cercanos y romper el estereotipo en la investigación de que en el laboratorio solo está el hombre mayor con bigote”, concluye la investigadora Alonso.
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