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La primera ola de Covid-19 disparó la tasa de bacteriemias relacionadas con catéter en la UCI pasando de dos episodios por cada 1.000 días de estancia a 10,2 por cada 1.000 días de estancia. Para volver a recuperar la tasa de incidencia anterior a la pandemia, la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) ha desarrollado un seminario con diferentes expertos con pautas para volver a controlar la bacteriemia en las UCI.
Las bacteriemias relacionadas con catéter en la UCI pasaron de dos a 10,2 por cada 1.000 días de estancia durante la primera ola de Covid-19
El Registro Envin mostró que un tercio de los pacientes ingresados en UCI durante la primera ola de Covid-19 presentaron una o más infecciones relacionadas con dispositivo invasor, siendo las motivadas por catéter un 18% de los casos totales. “El nuevo personal sanitario contratado, así como el personal de otras especialidades que apoyaron la asistencia en las UCI, no estaban adaptados ni familiarizados con los protocolos de prevención de infecciones”, explicó el Dr. Francisco Álvarez, intensivista del Hospital del Mar (Barcelona). “Además, el ritmo asistencial no permitía llevarlos a cabo o hubo que readaptarlos. Al mismo tiempo, fue difícil implementarlos en las UCI extendidas”.
La implantación del Proyecto Bacteriemia Zero desde 2009 ha dado buenos resultados. Sus protocolos se basan en seis pasos: higiene adecuada de manos, desinfección de la piel con clorhexidina, medidas de barrera total durante la inserción, preferencia de localización subclavia, retirada de catéteres innecesarios y manejo higiénico de estos. Según explicó el Dr. Xavier Nuvials, del Hospital Vall d’Hebron, la pandemia obligó a adaptar las recomendaciones, teniendo en cuenta el uso continuo de equipos de protección individual, dificultando la valoración de la retirada de dispositivos vasculares innecesarios o el lavado higiénico o quirúrgico de las manos.
El uso de catéteres impregnados con antibióticos o clorhexidina permite disminuir las bacteriemias en UCI
Pero en el seminario se expusieron otros métodos adicionales que pueden ayudar a controlar la bacteriemia relacionada con catéter. El Dr. Leonardo Lorente, intensivista del Hospital Universitario de Canarias y María Jesús Pérez, enfermera de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Así, el intensivista expuso cinco fórmulas que cuentan con consenso internacional, especialmente en guías norteamericanas y asiáticas. Entre ellas, el uso de catéteres impregnados con antibióticos o clorhexidina. Con esto se ha comprobado una disminución de la incidencia. “Además, su coste compensa lo que supone una infección”, explicó. Otras medidas son el uso de apósitos impregnados de clorhexidina, baño higiénico diario con diferentes productos que contienen clorhexidina y tapones impregnados con antisépticos. También recomendó un mayor uso de la ecografía para optimizar la cateterización de vías centrales. Esto también disminuiría las complicaciones mecánicas.
La doctora María Jesús Pérez, por su parte, expuso la experiencia del cuidado de catéteres durante la pandemia. Para ella, la formación es la clave para evitar las infecciones, además de implementar las medidas de prevención en todas las áreas del hospital y no solo en las UCI. “Es esencial que todo el personal implicado conozca bien los tipos de conectores, las medidas más asépticas para colocarlos, que retiren los que no son esenciales, elegir el central o el periférico, según el caso”. Además, expuso otras medidas como contar con monodosis de clorhexidina o no dejar ningún catéter sin controlar ni libre de apósito.
“Dra. Pérez: Las medidas implantadas no funcionaron por la sobredimensión que supuso la pandemia, de ahí que recomendemos apostar por medidas nuevas”
Las cifras que aportó la Dra. Pérez reflejaron una mayor incidencia de bacteriemias por catéteres colonizados en la UCI de adultos, que pasó del 1,78 a 3,29 por cada mil ingresos con respecto a antes de la primera ola y durante. También indicó una subida de las candidemias. En la UCI pediátrica, en cambio, se mantuvieron estables con respecto a antes del Covid-19. “Las medidas implantadas no funcionaron por la sobredimensión que supuso la pandemia, de ahí que recomendemos apostar por medidas nuevas como el uso de aplicadores con clorhexidina, jeringas precargadas para el lavado continuo de catéteres y, sobre todo, un mayor entrenamiento”.
Recordó que un episodio de bacteriemia relacionada con catéter tiene un coste aproximado de 18.000 euros. Además, debe aumentar la mortalidad, por lo que “debe ser analizado como un evento adverso”. Por último, la Dra. María Pilar Gracia, del Hospital del Mar, en Barcelona, expuso la importancia del uso de apósitos impregnados con clorhexidina como forma de minimizar la infección en los puntos de inserción de los catéteres.
Cada uno de los episodios de bacteriemias relacionada con catéter tienen un coste aproximado de 18.000 euros
El uso de estos apósitos mantiene su actividad durante siete a 10 días, en los que sigue liberando la clorhexidina. Estudios de 2019 cifraban su eficacia en una bajada del 60% de los casos de bacteriemia y de colonización por multirresistentes. “Siempre sin reemplazar las mejores prácticas de inserción y mantenimiento”, puntualizó.
“En 2021 debemos apostar por volver lo antes posible a las buenas cifras de control de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria que teníamos antes de la pandemia”, señaló el Dr. Ricard Ferrer, presidente de la Semicyuc y moderador del seminario, que contó con casi 1.000 sanitarios conectados en directo.
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