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Debido a los cambios demográficos de la población, el número anual de fracturas por fragilidad pasarán de 3,5 millones en 2010 a 4,5 millones en 2025, correspondiente a un aumento del 28%. Estas fracturas son la consecuencia clínica más grave de la osteoporosis. Asimismo, requieren de una atención multidisciplinar en la que la colaboración entre los servicios de Geriatría, Medicina Interna, Reumatología y Rehabilitación es clave para abordaje de los pacientes con fractura osteoporótica. Esta es una de las conclusiones a las que se ha llegado durante las primeras jornadas ‘Ampliando Horizontes en fracturas por fragilidad’.
Se estima que el número de fracturas por fragilidad aumentará un 28% en 2025
Estas jornadas de alto valor científico, han ofrecido una actualización del presente y futuro en el tratamiento de las fracturas por fragilidad. También, han reflexionado sobre cómo ha impactado su abordaje durante el último año por la pandemia del Covid-19. Asimismo, han sido organizadas por Grünenthal. Además, han contado con el aval de las sociedades científicas de referencia en este ámbito, la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (Seiomm), la Sociedad Española de Reumatología (SER) y la Sociedad Española de Fracturas Osteoporóticas (Sefraos).
La colaboración entre los servicios de Geriatría, Medicina Interna, Reumatología y Rehabilitación es clave es clave en el abordaje de los pacientes con fractura osteoporótica
La progresiva adopción del concepto de abordaje multidisciplinar sería la principal característica de la atención a estas fracturas en la actualidad, según ha detallado en la primera mesa la Dra. Hilda Godoy, especialista en Reumatología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid. “La colaboración en los hospitales entre Geriatría, Medicina Interna, Reumatología y Rehabilitación es ya un eslabón fundamental en el tratamiento óptimo de estos pacientes”, describe la especialista.
“Desde mi punto de vista, uno de los avances fundamentales que se han visto en los últimos años ha sido la creación de unidades FLS. Es decir, las unidades de coordinación de fracturas, donde, de forma protocolizada, puede realizarse un estudio exhaustivo y un abordaje integral del paciente”, explica la Dra. Godoy. Asimismo, destaca que uno de los mayores logros terapéuticos que se pueden llevar a cabo gracias a este enfoque es la posibilidad de realizar terapia precoz en pacientes de riesgo.
Según la Dra. Godoy, gracias a las unidades FLS puede realizarse un estudio exhaustivo y un abordaje integral del paciente
Medidas no farmacológicas
Por su parte, el Dr. Manuel Sosa, responsable de la Unidad Metabólica Ósea del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, destaca la importancia de las medidas no farmacológicas. “El objetivo principal en el tratamiento de la osteoporosis es la reducción del riesgo de fracturas. Todas las medidas deben ir dirigidas hacia ello. Pero no solo la prescripción de fármacos. También es importante prescribir una serie de hábitos como caminar, evitar las caídas, dieta equilibrada, no fumar, etc”. Por otra parte, el especialista considera que el futuro de la atención a estas patologías pasa por estas medidas no farmacológicas en combinación con un mejor acceso a los fármacos.
Situación durante la pandemia
Ambas sesiones también se han centrado en abordar cómo ha impactado la pandemia de Covid-19 en la atención sanitaria de los pacientes con fracturas por fragilidad. Según la Dra. Sosa, la pandemia ha supuesto “un cambio drástico. El cambio más importante, desde mi punto de vista, ha sido la limitación de la relación personal médico-paciente, que es la base de todo. Las consultas telemáticas o telefónicas tienen una utilidad limitada. Además, las dificultades que tienen estos pacientes para acceder a los hospitales ha supuesto en ocasiones el abandono del tratamiento”.
Un panorama similar ha descrito la Dra. Godoy, quien señala que durante los meses de confinamiento “se han pospuesto terapias intravenosas que eran administradas en hospital y se han pasado tratamientos a terapias orales o subcutáneas de administración domiciliaria”. Esta especialista añade que la situación ha mejorado de forma progresiva. “Se ha combinado la teleconsulta con las consultas presenciales para poder diagnosticar y tratar sin demora a los pacientes”, ha expresado.
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