..Gema Maldonado.
No es un dato de la población española, sino de Bergen (Noruega), en la que se ha hecho un seguimiento del 82% del total de contagiados por Covid-19 en esta ciudad durante la primera ola de la pandemia, cuyos resultados muestran que el 52% de los jóvenes de entre 16 y 30 años que pasaron la enfermedad leve tenían síntomas persistentes como fatiga, disnea, alteraciones de la concentración o pérdida del gusto y el olfato seis meses después.
Más de la mitad de los jóvenes que pasaron el Covid-19 de forma leve seguían con fatiga, disnea y alteraciones de la concentración medio año después
Es cierto que la mayoría de ellos pasaron el Covid-19 de forma leve y no tuvieron que recurrir al hospital, una realidad extrapolable a los datos que ofrecen el resto de países con registros sobre la enfermedad. Pero los jóvenes de entre 16 y 30 años, un grupo de edad en los que la incidencia acumulada de contagios crece exponencialmente estos días en España, no se libra de padecer síntomas persistentes del Covid-19 atendiendo a los resultados del estudio noruego publicado por la revista Nature.
“Nuestros hallazgos de que los adultos jóvenes aislados en casa con Covid-19 leve están en riesgo de presentar disnea prolongada y síntomas cognitivos resaltan la importancia de las medidas de control de infecciones, como la vacunación”, afirman los autores del estudio.
La mayoría de los jóvenes de 16 a 30 años pasa el Covid-19 de forma leve, pero no están fuera del peligro de padecer síntomas persistentes después
Los investigadores del estudio siguieron una cohorte de 312 pacientes de Covid-19. La gran mayoría de ellos, 247 en total, pasaron la enfermedad aislados en sus casas y 65 tuvieron que ser hospitalizados. Se recopilaron muestras de sangre, incluyeron convivientes de los pacientes que dieron positivo y se verificó su diagnóstico mediante pruebas de anticuerpos a los dos meses. La mediana de edad de la cohorte fue de 46 años y el 51% eran mujeres. También el 44% presentaba comorbilidades.
A los seis meses, el 61% de todos los pacientes tenían síntomas persistentes de Covid-19. Supone que 189 de las 312 personas estudiadas seguía con alguno fatiga (37%), dificultad para concentrarse (26%), olfato o gusto (o ambos) alterado (25%), problemas de memoria (24%) y disnea (21%). La presencia de estos síntomas de Covid persistente no se asoció a la gravedad de la enfermedad. Y es que el 55% de quienes pasaron el Covid-19 en casa, seguía con sintomatología medio año después.
Los investigadores creen que “es preocupante” que los jóvenes “sufran síntomas potencialmente graves” y persistentes del Covid-19
Los investigadores vieron que en el grupo de edad más joven, formado por recién nacidos hasta adolescentes de 15 años, “rara vez sufrió síntomas persistentes”. Se registraron en dos de los 16 contagiados en este grupo de edad. Pero señala que “es preocupante” descubrir que 32 de los 61 contagiados de 16 a 30 años, “sufran síntoma potencialmente graves, como problemas de concentración y memoria, disnea y fatiga, medio año después de la infección”.
El porcentaje en los que se presentan estos síntomas en los jóvenes que pasaron en casa y de forma leve la enfermedad, llega al 28% en el caso de las alteraciones del gusto y el olfato, al 21% en la fatiga, al 13% en el caso de alteraciones de la concentración y disnea y al 11% en las alteraciones de la memoria. “Particularmente para los estudiantes, tales síntomas pueden interferir con su aprendizaje y progreso en el estudio”, advierten los autores de la investigación.
“Particularmente para los estudiantes, tales síntomas pueden interferir con su aprendizaje y progreso en el estudio”
Otro de los hallazgos que los autores destacan como “sorprendente” es la alta prevalencia de la fatiga persistente que han detectado en pacientes con Covid-19. Según el estudio, la fatiga crónica en la población general de Noruega antes del Covid-19 era de un 11%. En cambio, los datos que arrojan los controles actuales hablan de una pevalencia del 14%, con pacientes más jóvenes y con menos comorbilidades. Aunque los autores reconocen que esto podría “ser una coincidencia”, ya que su estudio no tiene una cohorte muy amplia.
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