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Cada año se producen en el mundo hasta dos millones de nuevas infecciones por el virus de la hepatitis C (VHC), que causa unas 400.000 muertes al año.. Además, se calcula que hay 70 millones de portadores del virus, la mayoría de ellos sin diagnosticar. Muchas personas infectadas por este virus acaban desarrollando cirrosis y cáncer de hígado. Una vacuna que proteja contra la infección de la hepatitis c podría ser una realidad en cinco años. Así lo ha señalado el científico Michael Houghton, que ganó el Premio Nobel de Medicina 2020 junto con otros tres científicos por descubrir el virus de la hepatitis C (VHC) en 1989, durante una intervención en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (Eccmid).
El científico Michael Houghton, descubridor del virus de la hepatitis C, asegura que podría haber una vacuna en cinco años
Michael Houghton ha destacado que la llegada de los antivirales de acción directa (AAD) para curar la hepatitis C ha proporcionado un arma enorme para cambiar el rumbo de esta pandemia. No obstante, ha aseverado que “no cabe duda de que se necesita una vacuna para ayudar al mundo a alcanzar su ambicioso objetivo de reducir las nuevas infecciones por hepatitis C en un 90% y las tasas de mortalidad en un 65% para 2030“. Actualmente, el científico trabaja en el Instituto de Virología Aplicada Li Ka Shing de la Universidad de Alberta (Canadá).
“Se necesita una vacuna para reducir las nuevas infecciones por hepatitis C en un 90% y las tasas de mortalidad en un 65% para 2030”
Según ha señalado, países como Egipto han conseguido realizar enormes programas de control de la hepatitis C. En concreto, 50 millones de cribados y 4 millones tratados y curados con AAD desde 2014. Sin embargo, solo han podido hacerlo gracias a la producción masiva de medicamentos genéricos a unos 71 euros por paciente. En cambio, el coste por paciente en los países de renta alta es de unos unos 17.000 euros.
El experto ha destacado cómo la comunidad científica ha aprendido cuáles son las respuestas inmunitarias que protegen contra la infección por el VHC. Muchas tecnologías, entre ellas, la nueva tecnología de ARNm utilizada en las vacunas Covid-19 de Pfizer y Moderna y las tecnologías basadas en adenovirus, son capaces de reproducir estas respuestas inmunitarias protectoras mediante la vacunación.
Michael Houghton y sus compañeros del Instituto de Virología Aplicada Li Ka Shing están desarrollando actualmente una vacuna recombinante adyuvada
Michael Houghton y sus compañeros del Instituto de Virología Aplicada Li Ka Shing están desarrollando actualmente una vacuna recombinante adyuvada. Se espera que induzca la producción de anticuerpos contra múltiples epítopos de neutralización cruzada, dificultando que el virus escape a la respuesta inmunitaria humoral. Es probable que esta vacuna produzca muchos anticuerpos diferentes que puedan prevenir la infección por el VHC. Esto dificultará que el virus los evada por mutación y, por tanto, protegerá al receptor de la vacuna de la infección por la hepatitis C.
Asimismo, el Nobel de Medicina ha lamentado que la pandemia ha retrasado muchos ámbitos de la investigación médica, incluido el trabajo sobre las vacunas contra la hepatitis C. A pesar de ello, prevé que en 2022 se realicen ensayos de fase 1 con diferentes adyuvantes, seguidos de ensayos de eficacia en humanos de fase 2 entre 2023 y 2026, ya sea en una población de riesgo, como las personas que se inyectan drogas, o mediante ensayos de provocación de vacunas en humanos.
Si todo va bien “el despliegue de la vacuna a la población de alto riesgo de personas que se inyectan drogas podría comenzar en 2026/2027″
“Si se demuestra la seguridad y la eficacia, el despliegue de la vacuna a la población de alto riesgo de personas que se inyectan drogas podría comenzar en 2026/2027. Tras los ensayos de fase 3, la vacuna contra la hepatitis C podría extenderse a otros grupos de alto riesgo en 2029 o alrededor de esa fecha, como los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sanitarios y los bebés nacidos de madres con hepatitis C, en todos los países del mundo”, ha detallado.
Michael Houghton ha recalcado que una vacuna exitosa generaría un ahorro de costes enorme, poniendo como ejemplo a Canadá.
Se calcula que el tratamiento de las personas que se inyectan drogas con AAD a lo largo de una década supondría unos costes de medicamentos de unos 678 millones de euros, en comparación con los 13,5 millones de euros que se calcula que costaría la vacuna para proteger a la misma población.
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