..Ricardo Mariscal. RRII Salud Sin Bulos. COM Salud.
Los negacionistas siempre han existido en la historia de la humanidad. Para progresar, la ciencia ha tenido que vencer muchas resistencias, combatir el oscurantismo, las ideas preconcebidas y el miedo. Es precisamente el miedo uno de los principales motores que han impulsado a los negacionistas del pasado y de la época actual. Antes de la pandemia, muchos ciudadanos desconocían quiénes eran los negacionistas y el daño que podían hacer. Hoy sabemos más que hace un año sobre estos grupos, que se dedican a crear y difundir todo tipo de bulos. Sin embargo, todavía hay muchas ideas preconcebidas y falsas creencias sobre dichos movimientos. Desde el año pasado me he dedicado a investigar sobre los negacionistas, me he infiltrado en muchos de sus canales en redes sociales y analizado su evolución y constantes.
Los negacionistas siempre han existido en la historia de la humanidad
Lo que creemos saber sobre los negacionistas y no es verdad
Empezaron en Facebook y en canales de WhatsApp, pero pronto descubrieron el potencial de Telegram para difundir sus perniciosos mensajes. Es en Telegram donde empieza en la actualidad el funesto recorrido de los bulos de salud creados o difundidos por negacionistas y antivacunas. Pero ¿están organizados? ¿Son tan pocos como nos cuentan algunos expertos? ¿Los estamos combatiendo de forma eficaz?
No son tan pocos. No hay estadísticas integrales del número de negacionistas que circulan por las redes sociales, pero son muchos más de lo que creemos. Es cierto que una misma persona puede participar en todos los canales de Telegram que desee y, dado que son muy activos, algunos de estos individuos pueden estar en más de 30 canales a la vez. Pero llegar a los miles de miembros que tienen la mayoría de los canales de Telegram dedicados a diseminar desinformación no es tan sencillo. El hecho es que su número fue aumentando conforme la pandemia evolucionaba y se incrementaban las medidas de contención del virus, medidas que estos grupos consideran que atentan contra su libertad y que no están justificadas (sin aportar ninguna evidencia sobre ello).
No hay estadísticas integrales del número de negacionistas que circulan por las redes sociales, pero son muchos más de lo que creemos
Ignorarles no ayuda. Una importante tendencia entre muchos influencers sanitarios y profesionales sanitarios es ignorar a los negacionistas, creyendo que es una opción efectiva para desactivarles. Con ello, dichos profesionales de la salud demuestran su desconocimiento sobre el funcionamiento de estos movimientos. En realidad, ignorarles les envalentona ya que entienden que se les tiene miedo. Y, al no replicarles, ganan adeptos a la causa entre los indecisos y los que tienen dudas, sobre todo entre aquellos que temen a las vacunas COVID.
No están tan desorganizados y sí tienen líderes. Otra creencia errónea es la que afirma que no tienen ninguna organización ni líderes identificables. Hay una serie de referentes a los que siguen ciegamente y que proceden tanto del mundo de la medicina como de la comunicación y del espectáculo. Algunos de estos referentes tienen motivaciones económicas muy claras y hacen lo que sea necesario para movilizar a sus seguidores en provecho propio. Además, en lo que respecta a la organización, existen también grupos en redes sociales que articulan las convocatorias e impulsan iniciativas antisistema para alimentar el descontento de los negacionistas y avivar sus paranoias.
Hay una serie de referentes a los que siguen ciegamente y que proceden tanto del mundo de la medicina como de la comunicación
No son nada inofensivos. Para terminar, esta falsa creencia es la más sensible. En fechas recientes hemos conocido el caso de un enfermero agredido por un joven al comentarle en el Metro de Madrid que no llevaba mascarilla. Entre los negacionistas hay muchas personas inadaptadas y descontentas, que canalizan su rabia y frustración oponiéndose a las vacunas, a las medidas contra el Covid y a todo lo que ellos consideran como “establishment”. Son potencialmente agresivos y los bulos que difunden atentan contra la salud de toda la sociedad. Intentan convencer a otros de no vacunarse y, si tienen éxito, saldremos más tarde de la pandemia. Propagan pseudoterapias dañinas para la salud y actitudes insolidarias.
En suma, para combatir su perniciosa influencia hay que conocer más a los negacionistas. Es difícil entender cómo piensan, pero podemos analizar cómo actúan y tomar medidas ante ello. Creo sinceramente que, desde el sector sanitario, hay que desterrar actitudes de superioridad moral, desmontar sus bulos y señalar a los autores y propagadores de la desinformación, si fuera necesario.