Científicos destacan las vacunas Covid-19 intranasales para una inmunización esterilizante: solo siete entre 100 en ensayos se administran así

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La revista Science ha publicado un artículo en forma de opinión escrito por dos investigadores que destacan lo “sorprendente” de que “solo siete de las casi 100 vacunas” contra el SARS-CoV-2 en ensayos clínicos se administren por vía intranasal “dado el tropismo respiratorio del virus”. Frances E. Lund y Troy D. Randall, microbiólogo e inmunólogo de la Universidad de Alabama en la ciudad de Birmingham, Estados Unidos, firman el artículo en el que recuerdan las ventajas de las vacunas que se administran por vía intranasal: no necesitan aguja y pinchazo, suministran el antígeno en “la fuente” de la infección y “activan la inmunidad de las mucosas en el tracto respiratorio”. Ofrecerían, de esta forma, una inmunización esterilizante, evitando la replicación del virus en las vías altas.

El artículo de Science señala lo “sorprendente” de que tan pocas de las vacunas en ensayos frente al Covid-19 se administren por vía intranasal “dado el tropismo respiratorio del virus”

En el listado de las vacunas intranasales que nombran los autores del artículo no están reflejadas las que desarrollan los laboratorios de los doctores Luis Enjuanes e Isabel Sola y del Dr. Luis Larraga, ambos en el Centro Superior de Investigaciones Científicas y en ensayos preclínicos. En los dos casos, han probado sus respectivas candidatas por vía intranasal en ratones con buenos resultados “muy potentes”, según el Dr. Enjuanes y respuestas del 100% de los animales vacunados de esta forma, según explicó recientemente el Dr. Larraga.

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Los autores de la publicación de Science, comparan las vacunas intramusculares con las de administración por vía nasal. Explican que estas últimas, en el caso de infecciones por vía nasal, provocan una respuesta de anticuerpos IgA tanto en suero como en los fluidos respiratorios. Esto es “particularmente importante”, apuntan, ya que permite neutralizar “de manera más efectiva” el SARS-CoV-2 en las vías altas. ¿Y las vacunas intramusculares? Estas provocan principalmente una respuesta de anticuerpos IgG sérica que “protege la parte inferior del pulmón”. Aunque también pueden encontrarse en el tracto respiratorio superior y en las vías nasales, la protección de estos conductos por IgG “solo se logra en concentraciones séricas elevadas”.

Señalan que las vacunas intranasales proporcionan “dos capas adicionales de protección”. La respuesta IgA y la respuesta celular mediante los linfocitos B y T de memoria residentes en la mucosa respiratoria

Así, Ambos autores señala que las vacunas intranasales proporcionan “dos capas adicionales de protección”. Esto es, la respuesta IgA de la vacuna y la respuesta celular mediante los linfocitos B y T de memoria residentes en la mucosa respiratoria, que “proporcionan una barrera eficaz contra la infección en esos sitios”, explican. Además, defienden que este tipo de vacunas incluso pueden ofrecer una buena respuesta ante otras variantes del virus. La razón es que las células B y T de memoria residentes en las mucosas de vías altas de reacción cruzada “encuentran el antígeno antes y responden más rápidamente que las células de memoria sistémica”. De esta forma, continúan, “impiden la replicación viral y reducen la diseminación y transmisión viral”.

Este último aspecto es clave en el contexto de la actual quinta onda de contagios, en la que el 65% de la población tiene una dosis y el 55% cuenta con la pauta completa. Es cierto que la mayoría de nuevos contagios se producen en la gente más joven, aún no vacunada. Pero el pequeño porcentaje de nuevos contagiados que ya habían recibido su vacuna, aún pueden transmitir la enfermedad, aunque según varios estudios publicados, transmiten en menor medida que un contagiado no vacunado.

“Impiden la replicación viral y reducen la diseminación y transmisión viral”

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De las siete vacunas contra el SARS-CoV-2 cuya administración por vía intranasal se está  probando, seis son de virus atenuados o de vectores virales. Entre ellas se encuentra la de Oxford y AstraZeneca. La séptima se basa en subunidad proteica, es el caso de una de las candidatas de Cuba. Los autores analizan qué tipo de vacunas pueden adaptarse mejor a la administración intranasal para ofrecer mejores resultados.

Así, determinan que los virus atenuados y los vectores virales que codifican antígenos en las vacunas “son especialmente útiles para la inmunización intranasal”. Estas, además, tienen una ventaja sobre las vacunas de subunidades proteicas. “Desencadenan eficazmente las respuestas de las células T CD8 +”, apuntan, mientras que las de pequeñas partes de la proteína del virus “interactúan poco con las células T CD8 +“.

Las vacunas intranasales del SARS-CoV-2 atenuado, además de que “deberían provocar de forma eficaz” respuestas de IgA en mucosas y células memoria que residente en el tracto respiratorio, tienen una ventaja sobre las de vector viral. Y es que expresan y pueden provocar respuesta inmunitaria contra todas las proteínas del coronavirus, no solo contra una. Esta característica “le confiere inmunidad de amplio espectro que debería reaccionar de forma cruzada y proporcionar algún nivel de inmunidad contra variantes del SARS-CoV-2”. Otro de los aspectos clave en el contexto actual, donde existe el riesgos de que aparezcan nuevas variantes que escapen a las vacunas.

De las vacunas intranasales que se está probando, seis son de virus atenuados o de vectores virales y una de subunidad proteica

Y las vacunas de ARN mensajero, ¿son efectivas vía intranasal?. Ambos científicos señalan la “notable ausencia” de estas exitosas vacunas entre las que se prueban para administrarse por vía intranasal. Señalan que el desarrollo de vacunas de ARNm intranasales que pueden repetir el éxito de su administración intramuscular “probablemente dependerá del desarrollo de nanopartículas de lípidos que se dirijan a los tipos de células apropiados en los conductos nasales”.

Pese a la importancia de esta vía de administración de las vacunas frente al Covid-19, también apuntan a la “corta duración” de las respuestas de anticuerpos de las mucosas. Concluyen que las vacunas intranasales “pueden tener que equilibrar el objetivo de la inmunidad local en el tracto respiratorio con la longevidad de la inmunidad sistémica”.

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