El futuro del cáncer depara oportunidades y esperanza. Dra. María Rosario García Campelo

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..Dra. María Rosario García Campelo. Miembro asociado de la Fundación ECO y jefa del Servicio de Oncología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña.
El impacto personal, social y económico del cáncer es de enorme magnitud, pero sobre todo es inaceptable. Son muchos los retos que se nos presentan, un incesante incremento en incidencia y prevalencia, la equidad, el acceso a la innovación, la investigación, la humanización de la asistencia al paciente oncológico, la atención médica y psicosocial al largo superviviente… Pero sobre todo son retos que requieren acciones globales, conjuntas y hoy más que nunca, inmediatas.

Las cifras actuales reflejan esta realidad a la que estamos obligados a poner freno. El cáncer es la segunda causa de mortalidad en Europa, la primera entre menores de 65 años, mientras en nuestro país, con más de 275.000 nuevos casos en 2021, manejamos una previsión impactante: en el año 2030, un nuevo diagnóstico cada 1,8 minutos y un fallecimiento por cáncer cada 3,8 minutos.

Ante esta demoledora realidad, es imprescindible aumentar y optimizar los esfuerzos en educación y fomento de hábitos en salud, evitando factores de riesgo bien conocidos como el tabaco, la inactividad física o la mala alimentación. Debemos seguir avanzando en el diagnóstico precoz; ganar la batalla a un enemigo tan silencioso como puede ser en ocasiones el cáncer, pasa por detectarlo lo antes posible. Por ello, y en el marco del Día Mundial Contra el Cáncer que se celebra el 4 de febrero, es importante insistir en que debemos seguir trabajando en la mejora de la adherencia a los programas de screening ya existentes, y la implementación de nuevos programas de detección precoz en tumores de tan alto impacto como el cáncer de pulmón.

El cáncer es la segunda causa de mortalidad en Europa, la primera entre menores de 65 años

Desde el punto de vista terapéutico, estamos viviendo un momento histórico en oncología, con grandes avances que han venido de la mano de dos exitosas estrategias: la medicina de precisión, basada en la detección de alteraciones genéticas que puedan ser tratadas con fármacos específicos o terapias diana, y la llegada imparable de la inmunoterapia a un número creciente de tumores e indicaciones terapéuticas.

Todo ello requiere accesibilidad, calidad y estandarización del diagnóstico molecular para determinación de biomarcadores, y conlleva la incorporación de nuevas tecnologías como la biopsia líquida y las nuevas técnicas de secuenciación masiva. Entender la complejidad biológica del cáncer, su proceso de cambio constante en tiempo real definirá la hoja de ruta terapéutica de cada paciente en cada momento evolutivo de su enfermedad.  En este nuevo escenario terapéutico, resultará clave la incorporación de nuevos perfiles profesionales como biólogos moleculares, bioinformáticos o investigadores básicos a los equipos clínicos multidisciplinares tradicionales.

La investigación en cáncer salva vidas. Impulsar la investigación es garantizar el acceso a los pacientes a los últimos avances en medicina, a la innovación terapéutica y sin duda puede ser motor económico para un país. Estamos obligados a invertir más y mejor en investigación en cáncer; hoy manejamos niveles de inversión en I+D inferiores al de países de nuestro entorno europeo.

Desde el punto de vista terapéutico, estamos viviendo un momento histórico en oncología, con grandes avances que han venido de la mano de dos exitosas estrategias

Debemos fomentar la apertura general a la cooperación internacional, impulsar el crecimiento económico en Europa a través de la innovación e intensificación de las acciones dirigidas (iniciativas emblemáticas, convocatorias conjuntas…). La apuesta debe ser por una ciencia abierta, herramienta de la reconstrucción social, económica e industrial del país, que nos sitúe como referentes en Europa, reforzando la colaboración público-privada y la transferencia de conocimiento.

Decía Albert Camus en La Peste: “Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras, y sin embargo pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas”. La Covid-19 ha supuesto un desafío sin precedentes para la sociedad en su conjunto, y ha puesto en situación extrema a nuestro tan apreciado sistema sanitario. Una pandemia de consecuencias devastadoras, podría y debería generar oportunidades para mejorar la asistencia al paciente con cáncer.

Esta pandemia ha impulsado proyectos de digitalización de la atención, reafirmando los beneficios de la telemedicina, adoptando tecnologías de salud virtual para el diagnóstico precoz, el seguimiento, así como otras iniciativas dirigidas a incrementar el uso de nuevas tecnologías orientadas a la gestión de datos de salud, para analizar, diagnosticar y predecir la demanda asistencial. El futuro depara retos… Pero sin duda, oportunidades y esperanza.

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