¿Cómo afectaría una explosión nuclear a la glándula tiroides? Dos endocrinólogos dan las claves sobre el uso adecuado del yodo

Ante la preocupación por el posible uso de armamento nuclear en la guerra de Ucrania, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición recuerda la importancia de garantizar una adecuada ingesta de yodo

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..C.C.
La invasión rusa en Ucrania y la amenaza de un ataque nuclear están generando dudas sobre el adecuado uso del yodo, especialmente en aquellos que presentan problemas con la glándula tiroides. La posibilidad de que esta glándula tiroides capte el yodo radiactivo que genera una explosión nuclear, puede incrementar el riesgo de cáncer en esta glándula.

Por eso algunas personas están intentando conseguir comprimidos de yoduro potásico para protegerse de los efectos que pudieran derivarse de la llegada de nubes con material radioactivo. Sin embargo, desde el área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN), subrayan algunos aspectos para tranquilizar a profesionales y pacientes.

Dres. Vila y Galofré: “No tiene ningún sentido aumentar tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada para prevenir un hipotético accidente nuclear”

En concreto, los Dres. Lluis Vila y Juan Carlos Galofré, endocrinólogos de la TiroSEEN, advierten de que utilizar comprimidos de yoduro potásico preparados para accidentes nucleares conlleva riesgos. Por eso hay que “evitar absolutamente su uso indiscriminado”, destacan los endocrinólogos. Ante la actual situación, añaden que “no tiene ningún sentido aumentar tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada para prevenir un hipotético accidente nuclear o nube con material radioactivo. Si se diera el caso, se deberán seguir las indicaciones de la autoridad sanitaria competente”.

Riesgos de una ingesta excesiva de yodo
Además, la ingesta excesiva de yodo también puede conllevar riesgos para la salud. Por tanto, “de ningún modo se pueden ingerir estos productos sin una indicación expresa de las autoridades de Salud”, advierten los Dres. Vila y Galofré. De hecho, puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) también, aunque parezca paradójico, en algunos casos puede ocasionar hipotiroidismo.

Las dosis para la protección frente al yodo radiactivo pueden contener entre 60 y 150 miligramos de yoduro potásico. Es decir, superan en más de 500-1000 veces las dosis diarias recomendadas

Asimismo, los expertos niegan que el yoduro potásico a dosis elevadas también proteja de otros efectos de la radiación. “Las dosis elevadas de yoduro potásico, cuando hay riesgo de contacto con yodo radioactivo, solo minimizan el riesgo de padecer cáncer de la glandula tiroides el riesgo de chay riesgo de contacto con Iodo radioicaciones de la autoridades de Salud Pándula tiroides. No protegen de los otros efectos que pueda ocasionar la radioactividad”, argumentan.

En caso de que se produzca un accidente nuclear o nube radioactiva, el riesgo se reduce de manera significativa si la glándula tiene un depósito óptimo de yodo. Sin embargo, los especialistas sí recomiendan la ingesta de comprimidos de yoduro potásico, “pero a dosis muy elevadas para bloquear cualquier captación de yodo radioactivo por parte de la glándula tiroides”, matizan.

Las dosis de yodo 131 que se utilizan en el manejo de la patología tiroidea en ámbito hospitalario no resultan perjudiciales

De hecho, recuerdan que “no sirven en absoluto” las dosis de los comprimidos que utilizan las mujeres embarazadas. El motivo es que las dosis para la protección frente al yodo radiactivo llevan cantidades que pueden contener entre 60 y 150 miligramos de yoduro potásico. Es decir, superan en más de 500-1000 veces las dosis diarias recomendadas.  a ce significativamente si nuestra gle ha contribuido y contribuye a

Las necesidades diarias de yodo están alrededor de 150 microgramos en población adulta, 90-120 microgramos en población infantil y 250 microgramos en mujeres gestantes o que mantienen lactancia. Para garantizar “una adecuada ingesta de yodo” lo importante es consumir poca sal, que esta sea yodada y mantener la ingesta de 2-4 raciones de lácteos al día. Con respecto a las mujeres embarazadas, los endocrinólogos también recomiendan un suplemento con yoduro potásico a una dosis de 200 microgramos al día.

Por último, los Dres. Vila y Galofré explican que las dosis de yodo 131 que se utilizan en el manejo de la patología tiroidea en ámbito hospitalario no resultan perjudiciales. “Están controladas por especialistas y no generan cáncer de tiroides”, concluyen.

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