..Gema Maldonado.
“Llevo un montón de noches durmiendo fatal pensando en que voy a tener que abandonar la investigación en nuestro mejor momento”. Es el XI Premio Nacional de Investigación en Cáncer Doctores Diz Pintado quien hace esta confesión a iSanidad. El mismo que ha publicado recientemente en Science, Nature y Nature Genetics y ha logrado en los últimos años atraer más de tres millones de euros al laboratorio de investigación Genomas y Enfermedad que dirige en el CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela. La casualidad ha querido que mientras el profesor José Tubío explicaba a iSanidad que no tiene financiación para mantener su laboratorio, su equipo y sus líneas de investigación, se estuviera anunciando que era el ganador del Premio a Talentos Emergentes en Investigación Oncológica Ramiro Carregal. Ironías de la vida y del sistema de ciencia español.
“Llevo un montón de noches durmiendo fatal pensando en que voy a tener que abandonar la investigación en nuestro mejor momento”
“Mi laboratorio están en bancarrota y a punto de desaparecer. Tuvimos la mala suerte de llegar a la final de dos convocatorias supercompetitivas y pederlas, la de Caixa Health y la ERC Consolidator Grant de la Comisión Europea, que ya es un éxito realmente, es como quedar segundo en el Mundial y en la Copa de Europa, pero por desgracia no tiene recompensa. Hemos dejado de ingresar tres millones de euros. Esto nos pone en una situación muy difícil“, explica. Una situación en la que su grupo se queda sin dinero “ni para pipas” hasta el inicio del otoño, “gracias al atraso del Plan Nacional”, escribía hace poco en su cuenta de Twitter.
Necesita 150.000 euros para que sus líneas de investigación y su laboratorio puedan sobrevivir hasta que se resuelvan las convocatorias del Plan Nacional que lanza la Agencia Estatal de Investigación, cuyas fechas se retrasaron en 2020 seis meses, dejando a muchos grupos de investigación sin financiación durante cerca de ocho meses, según han denunciado científicos y organizaciones como Aseica.
El laboratorio que dirige José Tubío ha publicado recientemente en Science, Nature y Nature Genetics sobre genómica del cáncer
“Tendría que haber empezado el uno de enero, pero con el retraso de las convocatorias, se resolverá hacia verano y, con suerte, los proyectos empezarían en septiembre y octubre. Pero las universidades cierran sus años económicos en octubre, con lo cual es muy probable que no nos dejen hacer gasto alguno este año”, lamenta Tubío.
Tampoco pudo optar a la convocatoria de la Xunta de Galicia. “La confección del grupo de investigación siempre tenía que ser antes del 31 de diciembre y este año lo adelantaron a julio. Por eso no entramos”, explica. A la pérdida de las convocatorias se suma la reforma laboral, “que tendrá muy buenas intenciones, pero que en la práctica nos está arruinando la vida a los laboratorios“, denuncia Tubío. La nueva ley impide hacer contratos temporales a los investigadores, un problema que resolverá la Ley de Ciencia, “si sale a finales de año, que ya viene con retraso”, apunta el científico.
El retraso de la convocatoria de proyectos del Plan Nacional deja al laboratorio del profesor Tubío “en una situación muy difícil”
¿Qué opciones le quedan? Cuenta que está “llamando a las puertas” de algunas fundaciones, entre ellas la Amancio Ortega, en busca de donaciones privadas. Pero también la Universidad de Santiago y la propia Xunta trabajan para evitar el cierre de su laboratorio. ¿Y el Ministerio de Ciencia? “No tengo posibilidad de hablar con ellos y no tengo confianza en ellos, no hay ningún atisbo de que pretendan arreglar nada, la nueva ministra está haciendo las cosas fatal, no nos escucha“, afirma.
En su laboratorio trabajan 20 personas, la mayoría de ellos con contratos predoctorales y postdoctorales de financiación autonómica. Por ese lado, Tubío está tranquilo, “el programa de becas de la Xunta funciona muy bien y ellos no se verán afectados”, señala. Pero no sabe qué será de otros tres perfiles “fundamentales” en su laboratorio. Un técnico, un administrativo y un técnico de sistemas encargado del análisis informático. “Sin ellos el laboratorio se cae. Yo soy la cara visible del laboratorio, pero sin mi grupo no soy nadie”, afirma.
“No hay ningún atisbo de que el Ministerio de Ciencia pretenda arreglar nada. La nueva ministra está haciendo las cosas fatal, no nos escucha”
Se da de plazo hasta el próximo mes de junio antes de abandonar la investigación de primer nivel y verse obligado a cerrar su laboratorio, uno de los de mayor proyección internacional en España. En los últimos años su equipo ha estado a la vanguardia de la genómica del cáncer, su campo de investigación, pero tampoco dudó en lanzarse a saber más del SARS-CoV-2 con el inicio de la pandemia. Junto a otros investigadores, su equipo descifró la huella genética del SARS-CoV-2 y sus variantes en España, un estudio que publicó el pasado mes de junio la revista Nature.
Si lograra aguantar el “abismo” económico en que ese encuentra ahora su laboratorio, Tubío cree que alguno de sus dos principales proyectos lograría financiación el año que viene. “Ambos son buenísimos”, cuenta con entusiasmo. Uno de los proyectos se enfoca en el diagnóstico temprano del cáncer de hígado, uno de los pocos tipos tumorales cuya tasa de mortalidad seguirá creciendo en los próximos 10 años.
“Yo soy la cara visible del laboratorio, pero sin mi grupo no soy nadie”
Este proyecto parte del hallazgo de su laboratorio, publicado recientemente en noviembre en Nature Comunications. Identificaron alteraciones genómicas que el virus de la Hepatitis B provoca en las células del hígado de forma muy temprana y que facilitan el desarrollo de tumores. La segunda línea de trabajo en marcha es la investigación de lo que denominan “genes saltarín” o retrotransposones y su papel en el contexto del genoma del cáncer.
De nuevo, este proyecto parte de una investigación del laboratorio de Tubío publicada en marzo de 2021 en Science. A estas publicaciones se suman otras sobre nuevos genes involucrados en cánceres hematológicos y cánceres óseos, el hallazgo de genes que impulsan los cánceres transmisibles o la caracterización de la dinámica evolutiva de metástasis.
“Además de hacer investigación, de ser competitivo, tengo que andar pensando si mi laboratorio va a sobrevivir o no más allá de un año”
“Además de hacer investigación, de ser competitivo, tengo que andar pensando si mi laboratorio va a sobrevivir o no más allá de un año. Si no hubiéramos hecho los deberes, entendería este castigo. Pero lo hemos hecho todo: conseguir más financiación que nadie, publicar mejor que nadie y ganar premios de relevancia nacional. Sin embargo nadie se hace cargo de esto“, cuenta con tristeza. No duda de que su situación en Inglaterra o Estados Unidos sería diferente. “Nos pondrían todas las facilidades para trabajar”, afirma. Los próximos meses serán decisivos. Por el momento, proyecta sacar adelante las cinco tesis doctorales que desarrollan sus compañeros en el laboratorio y dedicarse a la docencia en la universidad, donde tiene su plaza. Pero aún hay tiempo para encontrar esos 150.000 euros.
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